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La tercera subasta de renovables deja sin adjudicar casi el 70%, con el cupo de termosolar desierto

El Gobierno achaca el pobre resultado a la coyuntura económica, el entorno de tipos de interés y la subida de las materias primas, pero la patronal de la termosolar se muestra “enormemente preocupada”

termosolar
Una instalación de termosolar, en una imagen de archivo.
I. F.

La tercera subasta de energías renovables convocada por el Gobierno ha quedado muy por debajo de las expectativas. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha anunciado este miércoles la adjudicación de solo 177 megavatios (MW) —146 de biomasa y 31 de fotovoltaica distribuida—, muy lejos de los 520 que había sacado a concurso. Uno de los cupos más importantes, el de termosolar (un mínimo de 220 MW), ha quedado desierto: todas las ofertas se han situado por encima de la cantidad estipulada. Aunque mucho más cara que la fotovoltaica, esta tecnología tiene la ventaja de que puede aportar en las primeras horas de la noche la energía almacenada durante el día.

El Ejecutivo apunta al “escenario económico” actual, “marcado por la guerra en Ucrania” como principal factor detrás del resultado. “La actual coyuntura, con elevada inflación, tipos de interés al alza y tensiones de precio en las materias primas y en los equipos, ha provocado que los participantes hayan presentado ofertas por encima del precio máximo admitido por las reglas de la subasta. (...) Ha condicionado las ofertas de los participantes y los resultados”, sentencia en un comunicado. Pese al menor apetito de lo previsto, la materialización de lo subastado movilizará —según sus cálculos— una inversión superior a los 400 millones de euros.

La visión de Protermosolar, la patronal del sector, es radicalmente opuesta a la del ministerio. “Este resultado preocupa enormemente, ya que es la única tecnología renovable que realmente puede reducir la dependencia del gas para la generación eléctrica nocturna, (...) superando incluso a la energía fotovoltaica con baterías en casos comparables”, desliza en un comunicado publicado horas después de que el Ejecutivo hiciese públicos los resultados de la subasta, celebrada este martes. “El valor de la termosolar no se debe medir exclusivamente por el coste de la energía producida: es fundamental para que el sistema pueda alcanzar altos índices de penetración renovable intermitente (fotovoltaica y eólica), ayudando a reducir nuestra fuerte dependencia del gas y de los ciclos combinados”, añade.

Biomasa a 93 euros; fotovoltaica a 54

La biomasa, la tecnología que mejor acogida ha tenido en la convocatoria, se ha adjudicado a un precio medio de 93 euros por megavatio hora (MWh), un valor bastante más alto que otras renovables: la última subasta de eólica y fotovoltaica se saldó con un precio medio de poco más de 30 euros por MWh. A diferencia de estas, sin embargo, el ministerio subraya que se trata de una tecnología gestionable, que permite volcar al sistema cuando más se necesita y, por tanto, también cuando los precios son más altos en el mercado mayorista. “Además, tiene un importante valor añadido de generación de empleo, principalmente en entornos rurales, y ayuda a gestionar y valorizar residuos forestales y agrícolas”, se lee en la nota en la que se desgrana el resultado de la subasta.

En el caso de la solar fotovoltaica de carácter local (la modalidad que se subastaba en esta ocasión) y 5 MW de potencia o menos, el precio medio ha quedado en casi 54 euros por MWh. El cupo era de 140 MW y solo se ha adjudicado una pequeña parte: 31 MW. Con todo, el ministerio afirma que este volumen es “cinco veces superior al adjudicado en la anterior subasta”. Este tipo de instalaciones, “a medio camino entre el autoconsumo y la generación, resultan determinantes para la participación ciudadana”, enfatiza.

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Sobre la firma

I. F.
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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