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Bruselas quiere centralizar al menos el 15% de las compras del gas almacenado en la UE

La Comisión plantea imponer, de forma temporal, un tope dinámico a los precios de referencia para Europa

María R. Sahuquillo
Reunión de ministros de Energía de la UE, el 9 de septiembre en Bruselas.
Reunión de ministros de Energía de la UE, el 9 de septiembre en Bruselas.Thierry Monasse (Getty Images)

La Comisión Europea ultima un paquete de medidas para relanzar su central de compras conjuntas de gas, instituida en primavera y sin apenas uso. Tras meses de negativas, Bruselas parece haber subido a bordo del proyecto a Alemania, que busca otras fórmulas para desterrar de la mesa de negociación comunitaria la idea de imponer un precio tope al gas para hacer frente a la crisis energética. La plataforma de adquisiciones será voluntaria, pero la Comisión se garantiza un mínimo de participación al establecer que el 15% de la capacidad de almacenamiento de los países debe rellenarse con gas comprado a través de la central europea, según un borrador de la propuesta al que ha tenido acceso EL PAÍS. Se prevé que los líderes de los Veintisiete den luz verde a la nueva caja de herramientas comunitaria para luchar contra el aumento de precios derivado de la guerra energética del Kremlin en la cumbre de finales de esta semana.

La Comisión Europea señala que los Estados miembros han provocado también subidas de precios del gas al competir entre sí con los proveedores, tal y como sucedió al principio de la crisis sanitaria de la covid-19. Ahora, como hizo durante la pandemia, Bruselas plantea que los Veintisiete serán más fuertes y tendrán mejor capacidad de negociación si hacen las adquisiciones de forma conjunta. La idea de la plataforma de compras se aprobó en primavera tras las presiones y reclamos de algunos países, sobre todo de España, que desde el año pasado ha capitaneado una entente de propuestas para capear la crisis energética, al ser uno de los Estados que antes dio la voz de alarma.

Sin embargo, la idea se había quedado sobre el papel. No había progresado en parte por las resistencias de Alemania. Berlín sostenía que no podía forzar a las empresas privadas a participar (poco después nacionalizó una de las más importantes, Uniper, muy dependiente del gas ruso). Mientras tanto, sin embargo, hacía valer su capacidad económica para hacer buenos acuerdos individuales con países como Qatar.

Ahora, Berlín, muy criticado por otros países —Polonia, Italia, España— por poner en riesgo el mercado interior al desplegar un escudo energético de unos 200.000 millones de euros para consumidores y empresas, frente a otros países con bolsillos mucho menos profundos, se ha subido al carro de la central de compras que Estados más pequeños llevaban tiempo tratando de sacar adelante con poco potencial. Eso sí, siempre que sea voluntaria. Alemania ha rellenado ya buena parte de sus reservas de gas, con lo que quizá la central (de la que se excluiría a suministradores rusos) llega tarde para este invierno.

Límite al ‘Euríbor’ del gas

La UE ha logrado reducir su consumo de gas desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero. El uso de gas ruso que llega por gasoducto ha pasado del 41% en 2021 al 9%, y ha caído del 45% del gas natural licuado ruso en 2021 al 14%. Los almacenes de gas de la UE (19 de los 27 Estados miembros tienen capacidad de almacenaje) están por encima del 91%, según datos de la Comisión Europea. Sin embargo, pese a que no hay gran riesgo de suministro, los precios del gas y la electricidad son extremadamente altos y volátiles y más en un mercado muy meneado por la guerra de Rusia en Ucrania, las políticas del Kremlin y la demanda china. Bruselas destaca que elementos “impredecibles”, como el sabotaje de gasoductos (como lo sucedido con los NordStream 1 y 2) también pueden perturbar los mercados y la seguridad del suministro.

La Unión podría aprovechar el mercado único para impulsar las compras conjuntas y mantener los precios de mercado bajo control, evitando los picos extraordinarios y haciendo un mejor uso de la infraestructura, según la propuesta que el Ejecutivo comunitario presentará a sus comisarios el martes para que pueda estar lista en la cumbre de líderes del 20 y 21 de octubre en Bruselas.

Durante los últimos meses, mientras los Estados miembros se movían cada uno por su lado para trazar acuerdos con nuevos suministradores en una carrera que también ha removido el mercado, la Comisión también ha intensificado sus vínculos con proveedores que considera fiables: Estados Unidos, Canadá, Noruega, Azerbaiyán, Egipto e Israel. Además, este mes ha reanudado el diálogo sobre la materia con Argelia. No obstante, algunas de las principales energéticas europeas han mostrado su escepticismo sobre que la plataforma —tener un único comprador europeo— reduzca los precios. Argumentan que el precio del gas se fija en los mercados internacionales.

El Ejecutivo comunitario, bajo el mando de la alemana Ursula von der Leyen, ha estado bajo intensa presión para establecer más medidas para luchar contra el abismal aumento de precios de la energía que se sumen al paquete destinado a poner coto a los beneficios caídos del cielo de las empresas del sector y apoyar con gravámenes a esas compañías a los consumidores y firmas vulnerables. En el Consejo Europeo de Praga de principios de mes, que terminó sin acuerdo, los Veintisiete reclamaron a la Comisión propuestas concretas y de forma urgente. Ahora, el equipo de Von der Leyen unifica sus ideas de los últimos meses en una propuesta de emergencia para tratar de reunir la aprobación de los Estados miembros, divididos en los mecanismos para abordar la crisis energética y en un momento especialmente delicado, con el invierno a las puertas y los precios del gas y la electricidad por las nubes. Una gran mayoría de los países apoya establecer algún tipo de límite del precio del gas, pero difieren en cómo hacerlo: hay casi tantas propuestas como países y Bruselas destaca que es complicado establecer una fórmula única.

El modelo ibérico, por ejemplo, ha funcionado para España y Portugal, pero no funcionaría para Grecia. Igual que un corredor de precios dinámicos sería beneficioso para unos Estados miembros y para otros no, dice el texto de la Comisión. Eso sin contar con la férrea oposición de Alemania y Holanda al mecanismo de topar los precios.

Bruselas sí planea imponer, aunque de forma temporal, un tope dinámico a los precios de referencia del gas natural para Europa, el conocido como Title Transfer Facility (el holandés TTF), al considerar que infla artificialmente los precios. El TTF es como el Euríbor del gas, el punto de referencia para todo el gas negociado en el continente. No es obligatorio pero todo el mundo lo mira, con lo cual influye enormemente en la volatilidad de los mercados y en los precios. La Comisión Europea remarca que, después de que Rusia cortase los suministros y se haya producido una revolución en el mercado, el TTF ya no refleja la realidad energética de la Unión, con lo que está ultimando una reforma del mercado para idear un índice de precios del gas alternativo, pero mientras tanto apuesta por limitarlo de forma temporal, empezando a finales de este año.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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