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Alemania dejará “en reserva” hasta abril dos de sus últimas tres centrales nucleares por si fueran necesarias en invierno

Los reactores no se desconectarán el 31 de diciembre como estaba previsto según el calendario del apagón nuclear

Elena G. Sevillano
El ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, pasa frente a un cartel que pide no prolongar "ni un día más" la energía nuclear en Alemania de camino a la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes en Berlín.
El ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, pasa frente a un cartel que pide no prolongar "ni un día más" la energía nuclear en Alemania de camino a la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes en Berlín.MICHELE TANTUSSI (REUTERS)

Alemania se mantiene firme en su decisión de abandonar la energía nuclear como acordó la canciller Angela Merkel en 2011 tras el accidente de la central japonesa de Fukushima, pero hará una excepción, corta y solo en caso de emergencia. La grave crisis energética que ha provocado la invasión rusa de Ucrania ha forzado a la coalición que dirige el socialdemócrata Olaf Scholz a hacer una concesión. Dos de los últimos tres reactores que están en funcionamiento se mantendrán “en reserva” hasta mediados de abril, anunció este lunes el ministro de Economía y Clima, el verde Robert Habeck.

Berlín ha cambiado de rumbo tras recibir los resultados de un “test de estrés” que encargó en julio a los cuatro operadores de la red eléctrica alemana para saber cómo de preparada estaría ante distintos escenarios de restricción energética. La prueba ha arrojado “resultados sorprendentes”, dijo Habeck, cabeza visible de un partido que tiene en su ADN la oposición a la energía nuclear. Dos reactores en reserva podrían “marcar la diferencia” para la estabilidad de la red en el sur de Alemania, aseguró.

Un informe previo encargado en marzo determinó que las tres centrales eran irrelevantes -actualmente aportan el 6% de la electricidad que consume el país- y por eso Scholz mantenía hasta hace escasas semanas que la desconexión se haría en tiempo y forma. Sin embargo, la más que probable restricción del suministro del gas ruso ha obligado a reevaluar la situación. A la espera del resultado, y ante una población mayoritariamente contraria a la energía atómica, el canciller preparó el terreno el mes pasado diciendo que “quizá tendría sentido” mantener abiertas las plantas.

Las dos centrales que seguirán disponibles más allá de la fecha límite que estaba prevista se encuentran en el sur del país, en Baviera (Isar 2) y en Baden-Württemberg (Neckarwestheim). La tercera planta, Emsland, se desconectará de la red el 31 de diciembre. Habeck, que se ha visto muy presionado por su propio partido para ajustarse al calendario del apagón nuclear, aseguró en rueda de prensa que en ningún caso se comprarán nuevas barras de combustible para prolongar el funcionamiento de las centrales.

Disputas en la coalición de Gobierno

El giro del gobierno de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales viene precedido de abundantes discusiones internas y en público sobre la necesidad de mantener operativos los reactores. El SPD estaba dispuesto a prolongar la actividad pero solo unos meses, mientras que los liberales apostaban por cargar los reactores con nuevo combustible e incluso por reactivar plantas ya desconectadas de la red pero que aún no han empezado a desmantelarse. La oposición de los democristianos también defiende esta última opción. Su líder, Friedrich Merz, cree que habría que reabrir las tres centrales que cerraron el año pasado.

“La seguridad del suministro en Alemania es alta. Tenemos suficiente energía”, aseguró Habeck al inicio de su intervención. El también vicecanciller enumeró distintos factores que están exacerbando la crisis energética, además de las restricciones del gas ruso, como la sequía, que está reduciendo la producción hidroeléctrica, y el hecho de que la mitad de las centrales nucleares francesas estén actualmente cerradas.

Encuestas recientes sugieren que la tradicional y amplia mayoría de alemanes contrarios a la nuclear estarían a favor de seguir operando temporalmente las últimas plantas. Pero Habeck reiteró que el objetivo es abandonarla cuanto antes. “Es una fuente de energía de alto riesgo y que deja residuos altamente radiactivos que son una losa para las generaciones venideras”, señaló. Una extensión ilimitada de su funcionamiento sería “indefendible”, subrayó.

Menos dependencia de Rusia

Alemania está haciendo enormes esfuerzos para reducir su dependencia del gas ruso. En apenas seis meses la cuota ha pasado del 55% al 9%, según datos de la Agencia Estatal de Redes. Actualmente entre el 10 y el 15% de la electricidad se produce a partir de gas. Ante la amenaza de un cierre del grifo por parte del Kremlin, Berlín decidió hace meses aumentar el uso del carbón, pese a tratarse del combustible más contaminante.

La semana pasada la gasista Gazprom anunció que su gasoducto Nord Stream, que une Rusia con el norte de Alemania a través del mar Báltico, no volvería a bombear gas tras una parada de mantenimiento de tres días. Las autoridades aseguran que el país está “preparado” pese a que su economía depende en gran medida del gas. Alemania “será capaz de afrontar este invierno”, tranquilizó Scholz a la población este domingo.

Aproximadamente la mitad de los hogares alemanes se calientan con gas y se teme que muchas familias tendrán problemas para asumir los elevados precios de la calefacción en los meses más fríos. El Gobierno de Scholz anunció ayer un tercer paquete de ayudas por valor de 65.000 millones de euros que incluye pagos únicos a jubilados y estudiantes para hacer frente a las facturas energéticas.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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