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Abercrombie & Fitch se instala en las pérdidas al caer las ventas por la inflación

La compañía rebaja de nuevo sus previsiones tras la mala evolución de su cadena Hollister

Una prenda de Abercrombie & Fitch, en una tienda de Central Valley (Nueva York).
Una prenda de Abercrombie & Fitch, en una tienda de Central Valley (Nueva York).ANDREW KELLY (REUTERS)
Miguel Jiménez

Abercrombie & Fitch se suma a la lista de empresas damnificadas por la alta inflación. Las ventas de la firma de moda cayeron en el segundo trimestre de su ejercicio, cerrado en julio, sobre todo por el mal comportamiento de su cadena Hollister. Ese descenso ha provocado que la compañía sufra de nuevo pérdidas trimestrales.

La subida de los precios está modificando los hábitos de los consumidores en todo el mundo. Como tienen que gastar más en gasolina, alimentos y otros productos básicos, están recortando en compras no esenciales, entre ellas las de moda. Mientras la demanda cae, los costes se disparan por el mayor precio de la energía y los atascos en la cadena de suministros, principalmente. La empresa ya sufrió pérdidas en el primer trimestre, pero los analistas esperaban la vuelta a beneficios en el segundo.

Aun así, las cuentas de la empresa muestran que el resultado final depende mucho de la ejecución y del acierto en el producto. De su dos grandes cadenas, una crece en ventas y otra las reduce.

El consejero delegado, Fran Horowitz, lo ha explicado al mercado: “A medida que el entorno macroeconómico global se deterioraba en el segundo trimestre, experimentamos una divergencia en el rendimiento de las marcas. Abercrombie logró sus mayores ventas en el segundo trimestre desde 2015 (...) pero esto fue más que compensado por Hollister, donde vimos un impacto mayor de lo previsto de la inflación y un cambio de las categorías básicas a productos más orientados a la moda”, ha señalado en un comunicado.

En conjunto, las ventas del grupo cayeron un 7% en el trimestre, hasta los 805 millones de dólares (una cifra similar en euros). Pero eso fue el resultado de un crecimiento del 5% en la enseña Abercrombie & Fitch, hasta 368 millones de dólares y de un hundimiento del 15% en las de Hollister (su principal cadena, que incluye también las marcas Gilly Hicks y Social Tourist), hasta los 437 millones.

Dentro de lo que cabe, la empresa capeó bien el entorno en Estados Unidos, donde la caída de las ventas fue del 4%. Sin embargo, la facturación internacional retrocedió un 14%, perjudicada por la fortaleza del dólar y por un hundimiento del 33% en la región de Asia-Pacífico, donde parecen haber pesado los confinamientos y restricciones en China.

Esa caída de las ventas se ha traducido en que el resultado trimestral pase de los 108 millones de dólares de beneficio del año pasado a 17 millones de pérdidas este año, que dejan el acumulado del semestre en números rojos de 33 millones.

Las cuentas emiten varias señales de alarma. El margen bruto ha pasado del 65% al 58% y el resultado neto de explotación ha sido negativo, lo que muestra cómo la empresa ha tenido que vender con promociones y rebajas y asumir mayores costes. Pese a ello, su cifra de existencias se ha disparado un 70%, hasta los 708 millones de dólares. “Esperamos que el crecimiento del inventario interanual haya alcanzado su punto máximo en el segundo trimestre y se modere significativamente en la segunda mitad del año”, señala Horowitz.

Problema de existencias

La gestión de existencias ha pillado a Abercrombie de nuevo con el pie cambiado. El año pasado sus existencias cayeron al mínimo en 15 años por los retrasos en los envíos y las paradas de producción en Vietnam y se quejaba de que había perdido muchas ventas en el segundo semestre por no tener mercancía. Este año, le ha ocurrido lo contrario. Ha anticipado pedidos y llenado sus estantes y almacenes, pero las ventas no están respondiendo. “Hemos adelantado las entregas de forma proactiva para asegurarnos de tener producto para la vuelta al colegio y las vacaciones”, dice, pero la facturación sigue cayendo, pese a signos de mejora en agosto.

La posición de liquidez, en paralelo, se ha deteriorado, al pasar de unos 1.110 millones de dólares a unos 700 millones en solo tres meses.

“Esperamos que los vientos macroeconómicos en contra persistan y hemos tomado medidas para ajustar los pedidos en todas las marcas con el fin de impulsar las categorías ganadoras para el final del otoño y las vacaciones. Además, hemos ajustado el plan de recepción de inventarios de Hollister”, señala Horowitz.

La empresa ha rebajado las previsiones para el conjunto del año. Ahora espera que las ventas caigan en torno al 5%, frente a una previsión anterior que iba de ventas estables a un crecimiento del 2%. El margen operativo se situará entre el 1% y el 3%, por debajo de la previsión anterior de entre el 5% y el 6%. Las acciones de la empresa han perdido más de la mitad de su valor en lo que va de año. Este jueves, tras una reacción inicial muy negativa, se han recuperado para luego volver a caer. Han cerrado la sesión con un retroceso del 8,26%. La compañía vale unos 860 millones de dólares en Bolsa.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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