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Olvidadas, perdidas o coleccionadas: los españoles dejan sin devolver pesetas por valor de 1.575 millones de euros

El dinero sin canjear no tendrá ningún impacto, ni positivo ni negativo, sobre las cuentas públicas

Peseta
Mario Rodríguez, de 18 años, junto a su hermana Alba, de 23, esperan para cambiar las pesetas de su abuela en el banco de España.Luis Sevillano
Álvaro Sánchez

Es suficiente dinero para costear la ampliación del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas programada por el Gobierno, o para multiplicar por nueve la última oferta del Real Madrid por el jugador del PSG Kylian Mbappé. Pero lo que el 30 de junio era una fortuna desperdigada por miles de hogares, hoy no vale nada fuera de los círculos de coleccionistas. Los españoles se han quedado con pesetas por valor de 1.575 millones de euros (unos 262.000 millones de pesetas), según el balance definitivo publicado por el Banco de España, unos 33 euros por cabeza si se repartieran de forma equitativa entre los 47 millones de españoles.

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Olvidados en cajones o baúles, perdidos por playas, campos o calles de toda la geografía española, o guardados con mimo como nostálgico recordatorio de un periodo de la historia de España quedan así 793 millones de euros en billetes y 782 millones en monedas. Una cantidad alta si se compara por ejemplo con Portugal (apenas 40 millones de euros sin canjear en total), o con la otra vecina, Francia, donde sus ciudadanos solo dejaron sin devolver 526 millones de euros en billetes de francos pese a ser una economía más grande y pujante que la española y haber dejado menos plazo disponible —hasta febrero de 2012—.

Aunque la cifra es mareante para cualquiera, una amplia mayoría de las pesetas fueron retornadas hace ya mucho. El euro entró en circulación el 1 de enero de 2002, y en sus primeros seis meses de vida se canjeó el 94,5% del importe de las pesetas. A partir de entonces ha habido un goteo de devoluciones durante 19 años en los que el porcentaje ha crecido al 96,8% de las pesetas.

Eso quiere decir que un 3,2% ya nunca viajarán a manos de las autoridades. Pero el Estado no se beneficiará de ese dinero ahora invalidado como si de una inyección de millones se tratase. Según explica el Banco de España, tras la introducción del euro estimaron la cantidad de pesetas que podría quedarse sin canjear, la cual se provisionó en el balance del banco y luego se ha ido ajustando durante estos años según iba a avanzando el canje. En 2020 quedaba una provisión de solo 14,73 millones, y con eso ha sido suficiente para el último arreón de cambio de billetes. Lo que sobre, vuelve a reservas del banco. En el caso de las monedas, competencia del Tesoro, lo que se ha ido canjeando se ha descontado directamente de su cuenta en el Banco de España.

El proceso avanzó sin hacer mucho ruido hasta su parte final. Las restricciones por la pandemia llevaron al Banco de España a ampliar seis meses la fecha límite de devoluciones, inicialmente prevista para el 31 de diciembre de 2020. Pero pese a esa nueva extensión y a las casi dos décadas con las ventanillas abiertas, el último día hubo largas colas, frustración entre los que llegaron demasiado tarde y ya no podían ser atendidos e incluso un improvisado mercado de trueque de pesetas a euros entre los que se quedaron fuera y los que estaban a punto de entrar.

El destino de esos billetes y monedas a cambio de los cuales los españoles trabajaron durante 133 años es conocido. Una vez en su poder, el Banco de España entrega las monedas al Tesoro, y ellos deciden si las achatarran, las venden o les dan otro uso. Las monedas de una peseta han sido con frecuencia reutilizadas para barriles de cerveza; las de 10, 50 y 200, para tuberías de refrigeración, y las piezas de 5, 25, 100 y 500, para hélices de barco. En el caso de los billetes, el banco se encarga de reducirlos a porciones milimétricas, el material se compacta y la mayoría se reciclan. Puede que de ese modo, irreconocibles, vuelvan a estar en contacto con sus antaño poseedores.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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