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Un asalto a la CNMV sin culpables

La Fiscalía pide investigar si Villarejo espió a Carlos Arenillas, exvicepresidente de la Comisión, y ordenó entrar en el organismo durante la guerra Sacyr-BBVA

José Manuel Villarejo, a su llegada a la Audiencia Nacional el pasado mes de mayo.
José Manuel Villarejo, a su llegada a la Audiencia Nacional el pasado mes de mayo.Olmo Calvo
Íñigo de Barrón

Fue un asalto de película. En la madrugada del 25 de julio de 2005, dos “rateros”, según la policía, se pasearon por los despachos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) rebuscando en ordenadores y se marcharon sin que nadie les dijera nada. Ahora la Fiscalía Anticorrupción ha aceptado la petición ante la Audiencia de Carlos Arenillas, entonces vicepresidente de la CNMV, y pide investigar este asalto, así como el hostigamiento que sufrió este directivo.

En plena guerra entre Sacyr y el BBVA, a principios de 2005, varias personas siguieron el coche de Arenillas, entraron en su domicilio particular y pincharon su teléfono profesional. Arenillas sospecha que todo fue obra del comisario jubilado José Manuel Villarejo cuando fue contratado por el BBVA, presidido entonces por Francisco González. Y así lo ha trasladado ante el juez de la Audiencia Nacional que investiga la operación Trampa, que afecta al BBVA dentro del caso Tándem.

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Los supuestos delitos contra Arenillas fueron denunciados a la policía. En la Comisión no constan informes de la investigación posterior de la Policía, según el entonces presidente, Manuel Conthe. De forma verbal, los agentes le dijeron que todo fue obra de “rateros de poca monta” y se dio carpetazo al asunto. Sin embargo, no explicaron qué interés podían tener esos rateros en obtener información de la CNMV.

Conversaciones autoinculpatorias

Lo que se ha sabido años después por las grabaciones incautadas a Villarejo es que este alardeó en sus conversaciones con el jefe de Seguridad del BBVA, Julio Corrochano, de lograr que Arenillas y otros a los que consideraron “hostiles al banco” se sintieran “espiados e infiltrados”. Este es uno de los capítulos más negros del enfrentamiento entre Sacyr y el BBVA. Uno de los elementos arrojadizos de aquella guerra fueron las acciones del BBVA y pudieron pensar que la CNMV era uno de los actores clave para la victoria de González.

Conthe ha admitido a EL PAÍS que estuvo a punto de dimitir tras el asalto a la Comisión, pero, posteriormente cambió de idea. Creyó que el daño fue menor, por lo que, tras hacer públicos los datos que se conocieron, siguió en el cargo. Ahora, fuentes de la CNMV afirman que seguirán las órdenes del juez. El actual presidente del supervisor bursátil, Rodrigo Buenaventura, entró al organismo en 2005, el año en el que se produjeron los hechos.

¿Qué buscaban y qué encontraron en la sede? ¿Por qué el seguimiento del coche oficial del número dos de la CNMV? ¿Para qué entrar en su domicilio y revolver objetos personales y sustraer un reloj antiguo? Y sobre todo, como se preguntó Arenillas: ¿qué información obtuvieron mientras accedieron a su teléfono profesional cuando más caliente estaba el enfrentamiento entre Sacyr y BBVA?

Denuncia falsa contra Intermoney

Además de los citados hechos, se intentó minar la credibilidad de Arenillas con una denuncia contra Intermoney (donde el vicepresidente de la CNMV trabajó antes de incorporarse al supervisor). Se atribuyó a la firma la manipulación del precio de las acciones. Conthe investigó la denuncia y resultó ser falsa, pero nunca informó a Arenillas del resultado de las pesquisas. Hoy sigue convencido de que hizo bien.

Tanto los policías que investigaron el asalto a la CNMV como los que se ocuparon de lo ocurrido a Arenillas coinciden en su respuesta: “Fueron ladrones de poca monta”. Las conversaciones de Villarejo son autoinculpatorias sobre algunos de los hechos descritos, como la denuncia a la CNMV.

En un documento intervenido por la policía al excomisario se dice: “Además de la sensación de sentirse espiados, han tenido la convicción de estar infiltrados y lo que es peor, traicionados por su propio círculo más privado. Rumores sobre dosier de irregularidades de INTER”, en referencia a Intermoney.

Todos estos documentos figuran en la llamada operación Trampa, que gira en torno a los supuestos servicios de espionaje a políticos, empresarios y periodistas que el BBVA encargó al excomisario desde 2004. A mediados de 2019, el juez acordó la imputación del banco y su expresidente Francisco González en un procedimiento en el que figuraban como investigados otros exdirectivos como el ex jefe de seguridad Julio Corrochano y el ex consejero delegado Ángel Cano.

A ellos y a otros cargos se les investiga por presuntos delitos de cohecho activo y descubrimiento y revelación de secretos. Con motivo del levantamiento del secreto de sumario, el juez consideró que los trabajos encargados supuestamente por BBVA a la empresa de Villarejo entre 2004 y 2017, supusieron una “reiterada injerencia” en los derechos de las personas “mediante el acceso a sus comunicaciones, seguimientos personales o el acceso a su documentación bancaria”.

Espionaje y contraespionaje en la Castellana

Uno de los capítulos más llamativos fue la persecución del coche oficial de Arenillas. Ocurrió entre finales de 2004 y principios de 2005, cuando más candente estaba el intento de entrada de Sacyr en el BBVA. “Los servicios de seguridad de la Fiscalía General del Estado —situada en el edificio colindante con la CNMV en el madrileño Paseo de la Castellana— detectaron [el seguimiento] y avisaron a la Comisión”, declaró el interesado en abril pasado en la Audiencia Nacional.

Arenillas recordó al juez Manuel García-Castellón que le contó todo a Conthe —“aunque no hizo nada”— y denunció los hechos y pusieron policías para detectar a los espías. Esto se refleja en las conversaciones incautadas del excomisario: “A medida que se ha recrudecido la vigilancia en su entorno, ha optado por intensificar sus cautelas. Lleva vehículos que rastrean las matrículas”. Fruto de este seguimiento, los hombres de Villarejo entregaron al BBVA fotografías del domicilio familiar de Arenillas, que sufrió una intrusión.

Pese a que la policía atribuyó el asalto a “unos don nadie”, luego se supo que el excomisario contaba con una organización dentro de los Cuerpos de Seguridad del Estado que trabajó para el BBVA y otras empresas del Ibex 35.





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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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