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Reportaje:DUELO EMPRESARIAL

La batalla del BBVA

El asedio de la constructora Sacyr a la entidad financiera desata un conflicto inédito en la banca

Durante el descanso del partido entre el Real Madrid y el Bayer Leverkusen del pasado 23 de noviembre, dos de los vicepresidentes del club blanco mantuvieron en un rincón del palco una corta conversación. Juan Abelló le había preguntado algo a Luis del Rivero y éste le respondía con prevención. Al rato volvieron a los canapés. Para entonces ya había comenzado la operación de acoso al BBVA por parte de Sacyr Vallehermoso, la empresa de la que Del Rivero es presidente, y Abelló, vicepresidente.

La mañana del día anterior, Del Rivero había iniciado las maniobras de aproximación al BBVA. Llamó por teléfono a la sede madrileña del banco con la intención de hablar con su presidente. Pero Francisco González tenía que salir de viaje a Houston (Tejas, EE UU) y a México. Después regresaría a Barcelona, donde celebraría el consejo de administración mensual. El siguiente salto sería a Madrid, de donde tras una breve estancia (montería incluida) volvería a embarcarse hacia Venezuela para inaugurar la exposición itinerante de pintura del banco. Una agenda repleta que le impedía volver a la capital de España hasta el 1 de diciembre por la tarde. En resumen, no podría recibir a Del Rivero hasta el jueves 2.

El BBVA asegura que Sacyr llegó a pedir la presidencia y cuatro consejeros más
Se llegó a postular el nombre de Goirigolzarri para la presidencia, aunque éste lo niega
Alguna versión acusa al Gobierno de utilizar al Santander y a Sacyr para desbancar a González
En círculos próximos al PSOE hay quien opina que los deberes se han hecho mal
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Pero el presidente de Sacyr tenía prisa. Pidió hablar con el consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri, quien no puso reparos a entrevistarse con él, e incluso a trasladarse a la vecina sede de la constructora en el complejo Azca del paseo de la Castellana.

Sobre lo que ocurrió en la conversación, clave en el enfrentamiento posterior, existen diferentes versiones y algunas coincidencias. En cualquier caso, allí Goirigolzarri conoció el anuncio oficial de que Sacyr quería entrar en el banco. Fuentes de la constructora afirman que Del Rivero únicamente adelantó que la empresa estaba estudiando la oportunidad de adquirir una participación en el BBVA, "algo que se analizaba desde hacía meses de manera estrictamente confidencial". La explicación del otro lado, que no niega Sacyr, da más matices: "Lo que allí se dijo fue que Sacyr podía reunir hasta el 8% del capital del banco y que eso le daría derecho a pedir el puesto de presidente, además de dos vicepresidencias y otros dos consejeros". Según estas fuentes, que califican de "agresión intolerable" esta propuesta, la entrada de Sacyr, que vale unos 3.000 millones de euros en Bolsa, habría entrañado un grave riesgo para el banco "ya que quedaría expuesto a que cualquier tiburón comprara la constructora por ese precio y pasara a controlar un banco que vale más de 42.000 millones".

Entre esas versiones también hay quien asegura que se ofreció una vicepresidencia a Goirigolzarri y que su nombre se postuló, incluso, para la presidencia. En el banco se tacha "de locura malintencionada" esta afirmación. Para el cargo también han surgido los nombres de José Pérez (ex director general del Banco de España y del propio BBVA), Jaime Terceiro (ex presidente de Caja Madrid) y del mismo Abelló.

La intención de Sacyr se conocería después: una inversión de 1.250 millones de euros para quedarse con el 3,15% del banco. Adicionalmente, Juan Abelló, consejero del Banco Santander además de Sacyr, y Demetrio Carceller, consejero de Sacyr y también de Cepsa (participada por el Santander), adquirirían el 0,47%. El fantasma de Botín, la peor de sus pesadillas, reaparecía sobre la cabeza de González meses después de que hubiera corrido el rumor de que la entidad cántabra había estudiado la compra del BBVA. La inversión está asegurada mediante unos productos financieros denominados call put que permiten la compra a un precio prefijado con distintos bancos (entre ellos, Société Générale). Sacyr solicitó que trasladara esa oferta al presidente González. El consejero delegado del BBVA pidió "tiempo muerto".

El resultado de esos primeros escarceos fue comunicado al consejo de Sacyr que se celebró el miércoles 24 de noviembre, y que, tras "valorar positivamente la operación", autorizó a Del Rivero a lanzarse a fondo. "A su discreción, valorando la circunstancia del mercado y, en todo caso, previa obtención de la declaración de no oposición del Banco de España". En ese mandato se especifica que la autorización tendrá un plazo máximo de un mes, "pero no habrá problemas para ampliarlo si es preciso", dicen en Sacyr.

Esta empresa reconoce que, para esa fecha, ya tenía "contratados instrumentos de cobertura" que le permitían adquirir acciones al precio conveniente. El viernes, el 3,15% del BBVA valía 1.337 millones, es decir, en estos momentos obtendría una plusvalía de 87 millones sobre los 1.250 millones pactados en el call put.

Para entonces el mercado ya era un hervidero. Los servicios del banco estaban preparando el consejo de Barcelona del viernes 26; mientras desde Madrid les llovían preguntas sobre la posible dimisión de González, quien fue nombrado presidente por el Gobierno del PP, y sobre una alianza defensiva con el banco holandés ABN-Amro. "Nada de nada", fue la respuesta. El trasfondo político, con una posible intervención del Gobierno desde la sombra, crecía como la espuma.

Fue ese viernes cuando Sacyr comunicó la operación al Banco de España y a Economía. Era ahora el gobernador, Jaime Caruana, quien se encontraba en México, por lo que le tocó al subgobernador, Gonzalo Gil, recibir el mensaje y dar el "acuse de recibo".

El BBVA celebró su consejo en Barcelona con el oído puesto en Madrid. En el comunicado posterior, el banco resaltó la capacidad de crecimiento y la posibilidad de realizar más compras en EE UU. Sacyr no había logrado que su propuesta se pusiera sobre la mesa. La excusa fue que González no se había visto todavía con Del Rivero. Se mantuvo, además, la agenda del presidente, lo que le permitió ganar tiempo para preparar la defensa ante una operación que desde el principio se consideró hostil.

Aunque Sacyr se empeñaba en negar la compra de acciones del BBVA, la bomba acabó por estallar el lunes cuando La Gaceta de los Negocios desveló el interés de la empresa, que fue obligada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a confirmarlo en un escueto comunicado. Por la tarde, Luis del Rivero recibió una críptica respuesta del Banco de España en la que el supervisor recordaba la exigencia legal que tiene la empresa de "someter al previo pronunciamiento del Banco de España cualquier operación que, de forma directa o indirecta, suponga la adquisición del 5% o más del capital social de una entidad de crédito española". Asimismo, la carta resalta que "la adquisición de una participación significativa sin haber informado previamente al Banco de España, sin que hayan transcurrido tres meses desde que se produzca esa información o mediando la oposición expresa de aquél, impedirá el ejercicio de los derechos políticos correspondientes a las participaciones así adquiridas".

La jornada siguiente fue más caliente. Los responsables de la CNMV se desayunaron con los detalles de la operación en los periódicos, lo que llevó a suspender la cotización de Sacyr. Duró poco tiempo. La constructora acabaría el día perdiendo el 5,27%, que había que sumar al 5% del día anterior. La CNMV conminó a la constructora a hacer pública toda la información disponible. Y se produjo algo nunca visto: Sacyr incluyó la respuesta del Banco de España, lo que irritó a los responsables de esta institución. En el hecho relevante apareció, además, una información muy importante: Sacyr aseguraba que no tiene ningún acuerdo con ningún otro grupo relevante de accionistas del BBVA. Del Rivero se refería a una posible alianza con las familias de Neguri, tradicionales accionistas del banco, cuyos consejeros fueron expulsados por González cuando se descubrió el escándalo de las cuentas secretas en Jersey, en 2002. En el entorno del banco se acusa a José Domingo Ampuero como organizador de otro conglomerado de accionistas para sumarse a Sacyr y destituir a González. Tras la reducción del consejo, González quedó como presidente único al dimitir Emilio de Ybarra e hizo uno mucho más manejable con un máximo de 16 miembros, lo que obliga a que, para tener un consejero, sea necesario el 6,25%.

Pero el hecho relevante tenía más picante. Sacyr también aclaró que la operación es "estrictamente empresarial" y que está "pensada y diseñada únicamente para beneficio de sus accionistas", además de para crear un núcleo estable nacional. La precisión, para quien la quisiera entender, venía a cuento porque pretendía, así, desligarse de cualquier atadura política.

Y es que al Gobierno se le ha acusado desde distintos ángulos (la derecha política, algunos medios de comunicación, el propio banco...) de ser el muñidor de la operación aprovechando el interés de la constructora por la entidad. La presencia, como asesor del presidente Zapatero, del ex jefe del Servicio de Estudios del banco, Miguel Sebastián, que también fue expulsado por González, y la conexión con el director financiero de Sacyr, Vicente Benedito, también ex director del BBVA, ha avivado el fuego de que se trata de una venganza personal.

Según esa versión, el Gobierno del PSOE habría utilizado a Sacyr y al Santander para desbancar a González "como hicieron con La Caixa para que se fuera Alfonso Cortina de Repsol". Sacyr responde: "Hay una intoxicación clara del PP y de algunos presidentes de empresas privatizadas. Si el PSOE hubiera querido intervenir, no nos habría buscado a nosotros".

El Gobierno ha negado cualquier intromisión en este asunto, aunque ha reconocido que ha sido informado de la operación. Su preocupación radica, dicen, en garantizar la estabilidad del banco y su españolidad. No obstante, en círculos próximos al PSOE hay quien opina que los deberes políticos se han hecho mal cuando se intentaba que González presentase la dimisión en el consejo del viernes 26. Otros subrayan que mientras desde Moncloa se alentaba la operación, Economía la frenaba al considerarla inviable, pasando la patata caliente al Banco de España. El enfado también apunta al gobernador, Jaime Caruana, nombrado por Rodrigo Rato, igual que González. El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, que ha conversado varias veces con las partes, ha declarado que se ha limitado a "asegurarse de que ponían en marcha los mecanismos normales" del banco central y a "pedir a las partes que hablen" entre ellas.

En el BBVA "parecería impensable que el Gobierno esté detrás de la operación", pero fuentes cercanas a la entidad alertan de que la implicación política está produciendo una alarma internacional que provoca que los inversores institucionales extranjeros penalicen a España. "Este país no está teniendo el comportamiento que debe y eso provoca un descuento político", sostienen esas fuentes.

El miércoles 1 de diciembre continuó el bullicio. Al final del cóctel que siguió a la entrega del premio Rey Juan Carlos de Economía, Solbes y Caruana no tuvieron reparos en hacer un aparte. No es que hablaran necesariamente del asunto, pero no pudieron evitar las alusiones de la concurrencia. Tanto uno como otro hablarían ese día con González, que ya estaba en Madrid. También fue requerido por el presidente de la CNMV, Manuel Conthe, quien le citó a la sede de la institución a la que ya habían acudido Goirigolzarri y Del Rivero, por separado.

Ese día, ya bien entrada la noche, y cuando González respiraba satisfecho por el desarrollo de los acontecimientos, sobre todo porque el Banco de España no había dado su "no oposición" explícita y se pensaba en una retirada controlada de Sacyr con cuyo presidente había quedado para la mañana siguiente, la constructora hizo público otro hecho relevante en la CNMV con la carta remitida al Banco de España pidiendo una aclaración. No se daba por satisfecha con una respuesta que considera confusa sobre su intención de entrar en el consejo. La institución ha hecho mutis y su portavoz oficial se ha limitado a manifestar que el banco central "no está para poner consejeros". Sacyr insiste y espera que no tengan que pasar tres meses para que el silencio administrativo les dé vía libre.

La pelea, en cualquier caso, no acababa más que comenzar. Del Rivero decidió plantar a González, a quien le avisó poco antes de la hora prevista (las diez de la mañana) de que no iría a la reunión prevista. El estratégico movimiento descolocó a González, quien convocó un consejo extraordinario urgente para cerrar filas contra Sacyr. El consejo del BBVA -con las ausencias de Richard Breeden, residente en Estados Unidos, e Ignacio Ferrero, de viaje en China- suscribió un duro comunicado que respalda "al equipo de gestión" y califica de "anómala" la posible compra. Una de las razones del rechazo es que Sacyr sea una constructora. No se ve con simpatía en la banca porque estas empresas tienen mucha deuda y mucho apalancamiento, así como muchos conflictos de intereses. Punto éste en el que el BBVA aprovecha para recordar la vinculación de algunas personas de Sacyr con el Santander y algunas cajas. Hasta el 10 de noviembre pasado, el Santander fue accionista de la constructora y tenía como consejero a Antonio Basagoiti, que también lo es del Santander. Dado que Sacyr ha reconocido que llevaba meses preparando la entrada en el BBVA, es lógico pensar que conocía la operación, aseguran fuentes bancarias.

Esas fuentes resaltan que en el banco no quieren ni oír hablar de Abelló, a quien califican de "tiburón financiero". "En torno suyo se aglutina una propuesta menos estable que un suflé", añaden, mientras subrayan que los actuales responsables del banco "son gente institucional que lo que quiere es defender el banco de especulaciones". Lo cierto es que el "ataque" de Sacyr ha originado un terremoto en el banco, una inestabilidad inesperada cuando se encuentra en pleno proceso de expansión en Estados Unidos y en Europa.

Las fuentes de Sacyr, cuyo presidente se ha ido a reponer fuerzas a Sicilia durante el puente, aseguran que la empresa no va a ceder por muchos defensas que le salgan al paso. En el banco parecen haber recibido el mensaje. Aunque niegan tal extremo, algunas fuentes sostienen que González ha enviado a algunos lugartenientes a sondear el mercado en busca de caballeros blancos (aliados) que le protejan de cualquier ataque hostil. Sea como sea, lo que está claro es que González no ha dudado un momento en ponerse la armadura. "Que vengan todos de frente", dicen que es el grito de guerra. "Podría irse sin poner oposición, como hizo Cortina, y hasta ganaría más dinero y más tranquilo; pero no está dispuesto a dejar el banco desamparado", dicen.

El fragor de la pelea ha sacado a la luz distintas rencillas con este hombre que se hizo a sí mismo desde su puesto de comercial de Nixdorf y que tocó el éxito tras convertirse en agente de Cambio y Bolsa y deshacerse de su empresa FG Inversiones antes de que el Gobierno del PP le nombrara presidente de Argentaria. Ambicioso y duro, no le tiembla el pulso a la hora de desprenderse de colaboradores que no encajan en sus planes, lo que le ha hecho dejar muchos enemigos por el camino.

Ahora se critica el modelo de gobierno corporativo que el banco alienta con ardor. "Es un modelo escaparate que esconde un blindaje del presidente y que utiliza los consejeros independientes para encastillarse". En el banco son tajantes: "Muchos de los consejeros independientes fueron seleccionados por empresas cazacabezas y el presidente apenas les conocía". Algunos, sin embargo, han sido estrechos colaboradores suyos o del banco. Casos de Enrique Medina, José Antonio Fernández Rivero, Carlos Loring o José Maldonado. Otros pertenecen a empresas de distintos sectores: Álvarez Mezquiriz (Eulen), San Martín (Constructora San Martín), Ignacio Ferrero (Nutrexpa), Román Knörr (patronal vasca). Otros son profesionales: Breeden (ex presidente de la Bolsa de Nueva York y especialista en el buen gobierno), Bustamante, Lacasa y Rodríguez Vidarte. Y, por último, Luis Vila, que representa a Telefónica, propietario del 1,2% y aliado estratégico. Entre todos no suman más del 1,3%, aunque esto no es extraño en el sector bancario. En cualquier caso, la próxima junta de accionistas, prevista para febrero, deberá prolongar por otros cinco años el blindaje del presidente, al que no se le puede desbancar si no es con las dos terceras partes del consejo.

A juicio de algunos expertos, la operación de Sacyr, salga o no salga, ha dejado al descubierto al BBVA. Por un lado, se considera que el acoso al presidente será permanente y, por otro, que a la entidad "se le ha puesto a la intemperie y mostrado sus debilidades, lo que le hace muy vulnerable: es un banco muy apetecible, con una estructura muy saneada, y es el segundo de España y el primero de México". Y cuenta con una joya inmobiliaria, la multimillonaria Operación Chamartín, un ambicioso proyecto urbanístico en la zona norte de Madrid que tras 13 años parado vuelve a reactivarse. El BBVA controla el 72% de la sociedad que posee los 3,2 millones de metros cuadrados y donde se prevé construir 16.000 viviendas, de las que la mayoría serán libres.

Al hilo de la batalla, algunos suscitan la posibilidad de una nueva etapa similar a la que inició el intento de OPA lanzada en 1987 por José Ángel Sánchez Asiaín, presidente del Banco Bilbao, contra Banesto. De aquel meneo, tras el que irrumpió en el sector el hoy condenado Mario Conde de la mano, precisamente, de Juan Abelló, siguieron las sucesivas integraciones bancarias.

Francisco González (a la derecha) y José Ignacio Goirigolzarri, en la última junta de accionistas del BBVA.
Francisco González (a la derecha) y José Ignacio Goirigolzarri, en la última junta de accionistas del BBVA.SANTOS CIRILO

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