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Gestamp perdió 71 millones de euros en 2020 por el impacto de la pandemia

La multinacional de componentes de automóvil facturó 7.456 millones, un 17,8% menos

Industria automotriz en México
Planta de ensamblaje de Gestamp en la ciudad mexicana de Puebla, en 2017.Francisco Guasco (EFE)

Gestamp sufrió unas pérdidas de 71 millones de euros el año pasado, un ejercicio en que sus cuentas se vieron lastradas por el cierre generalizado de sus plantas en Europa y Estados Unidos durante el mes de abril. El tránsito a los números rojos contrasta con los 212 millones que ganó en 2019, cuando la pandemia aún no había distorsionado la actividad. “2020 ha sido un año de dos mitades, con un primer semestre en el que se implementaron medidas de emergencia ante la covid y un segundo semestre enfocado en el control de costes, con un repunte de los volúmenes”, ha afirmado la empresa de componentes de automóvil en un comunicado.

Los ingresos cayeron hasta los 7.546 millones de euros, un 17,8% menos (el 13,6% a tipo de cambio constante), por lo que la firma vio evaporarse casi una quinta parte de su facturación. Sus divisiones en Mercosur, Europa Occidental y Norteamérica fueron las más golpeadas, mientras que Asia y Europa Oriental resistieron mejor. En ese entorno de turbulencias, redujo su deuda neta en 271 millones, y la dejó en 2.058 millones de euros, en un año que calificó de “sin precedentes”, por los efectos del virus sobre su actividad.

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Gestamp, especializada en el diseño, desarrollo y fabricación de componentes metálicos de alta ingeniería para la industria de la automoción (produce carrocerías, chasis y mecanismos como bisagras o topes de puertas), ha insistido en que sus ingresos cayeron menos que la media del sector, apoyados en parte en el buen comportamiento del mercado chino durante el segundo semestre del año, debido a que el gigante asiático ha controlado la pandemia mejor, lo que ha evitado que se implanten restricciones duras y ha impulsado la recuperación de la demanda. Durante la primera mitad del ejercicio, el grupo afirma haberse centrado en “actuar con rapidez para garantizar la seguridad de los empleados y los compromisos con los clientes, al tiempo que se preservaba el balance”.

Pese a la caída de los ingresos, Francisco J. Riberas, presidente ejecutivo de Gestamp, remarcó la capacidad de resistencia de su firma frente a la pandemia. “En un entorno de mercado sin precedentes, nos hemos movido con rapidez y hemos demostrado nuestro modelo de negocio resiliente, preservando nuestro balance y generando un flujo de caja positivo, como ya hicimos en la crisis de 2008-2009”.

Riberas añadió que la compañía está lista para apoyar a sus clientes en el camino hacia el coche eléctrico. Y para 2022 confía en una mejora de los volúmenes hasta niveles similares a los de 2019, una reducción de la estructura de costes fijos, la estabilización operativa y la contribución de las iniciativas relacionadas con la industria 4.0.

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