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OPINIÓN
Columna
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Un nuevo sistema fiscal para el siglo XXI

Elaborar una nueva fiscalidad digital lograría una tributación justa, estable y adaptada a los nuevos modelos de la economía digital

La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, junto a su homólogo alemán Olaf Scholz.
La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, junto a su homólogo alemán Olaf Scholz.Thierry Monasse

Crear un nuevo sistema fiscal internacional adaptado al siglo XXI es un reto clave de nuestro tiempo. Es nuestra responsabilidad colectiva encontrar un acuerdo sobre este asunto en el ámbito global, de aquí a final de año. Porque tenemos una oportunidad única de redefinir el sistema fiscal global para hacerlo más justo y efectivo. Actualmente, la fiscalidad internacional adolece de dos grandes lagunas que queremos corregir juntos.

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En primer lugar, los beneficios de los gigantes tecnológicos, ya sean americanos, europeos o chinos, no tributan de manera justa. Estas compañías obtienen beneficios sustanciales en jurisdicciones en las que tienen poca presencia física, pero en las que explotan los datos de millones de usuarios.

Las compañías más rentables son a menudo las que menos impuestos terminan pagando. Como resultado, no contribuyen en una proporción justa a la financiación de nuestras sociedades. Esta situación es inaceptable, disfuncional y —más importante— insostenible.

Un sistema internacional de fiscalidad digital nos permitirá abordar este asunto, definiendo una tributación justa y estable, adaptada a los nuevos modelos de la economía digital. También dará a estas compañías una mayor certidumbre fiscal. Celebramos el apoyo de algunas grandes compañías digitales al desarrollo de una solución internacional en la OCDE.

En segundo lugar, el sistema actual favorece el dumping fiscal y distorsiona la competencia. Algunas de las grandes empresas mundiales siguen trasladando beneficios obtenidos en un país a otros con impuestos más bajos. Nuestros ciudadanos consideran acertadamente que esta planificación fiscal agresiva es inaceptable. Socava el principio de que una fiscalidad justa es una de las piedras angulares de nuestras democracias. Un impuesto global mínimo de sociedades es una solución efectiva contra las estrategias de planificación fiscal agresivas de algunas grandes multinacionales.

La OCDE ha estado trabajando en propuestas detalladas para resolver estas deficiencias del sistema fiscal actual. Ahora es el momento de alcanzar un acuerdo global que incluya tanto un impuesto sobre determinados servicios digitales como un impuesto global mínimo de sociedades. Estamos decididos a alcanzar una solución internacional a finales de 2020 y vamos a trabajar sin descanso para llegar a un acuerdo en el seno de la OCDE.

Debemos actuar ahora. Tenemos que responder a las demandas persistentes de nuestros ciudadanos. No actuar conduciría a resultados arbitrarios y a un sistema global fiscal aún más fragmentado.

Están en juego miles de millones de euros en ingresos tributarios para construir escuelas, hospitales y una infraestructura moderna. Más importante aún, está en juego la legitimidad de nuestros Gobiernos y nuestros valores democráticos. Debemos actuar decididamente, debemos actuar rápido, y debemos actuar juntos.

Nadia Calviño es vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España. Roberto Gualtieri, ministro de Economía y Finanzas de Italia. Bruno Le Maire, ministro de Economía y Finanzas de Francia. Olaf Scholz, ministro de Finanzas y vicecanciller de Alemania.

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