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Botín admite que solo le interesaba quedarse con el Popular si era intervenido

La presidenta del Santander niega que Guindos le presionara para comprar el banco, aunque admite que le hizo llegar su preocupación

Íñigo de Barrón
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, a su llegada este jueves a la Audiencia Nacional.
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, a su llegada este jueves a la Audiencia Nacional.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

La presidenta del Santander, Ana Botín, declaró durante cuatro horas en la Audiencia Nacional sobre la compra del Popular, realizada el 7 de junio de 2017. La directiva aseguró que el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, el gobernador del Banco de España, Luis Linde, Luis Linde, le hicieron llegar su “preocupación” por el Popular poco antes de su resolución, aunque negó que le presionaran para comprar la entidad. Afirmó que no le interesó adquirirlo en el mercado, sino, una vez intervenido, cuando podía absorber 2.000 millones en recursos propios procedentes de las acciones y de los bonos incluidos en los recursos propios de la entidad.

Botín declaró como testigo en el marco de la causa que investiga a los dos últimos equipos gestores del Popular, incluidos sus expresidentes Ángel Ron y Emilio Saracho y si puede haber delitos en sus actuaciones previas a la quiebra del banco.

Respondió al juez, José Luis Calama, a la fiscalía y a los letrados de las partes, en un interrogatorio que se centró en saber qué información tenía el banco sobre el Popular, por qué cambió de valoraciones en tan poco tiempo y si supo con antelación que iba a ser intervenido.

Tanto para el juez como para la fiscalía es llamativo que el Santander, tras analizar los números del Popular, afirmara en una presentación de 3 de mayo de 2017 que la entidad podía variar entre 1.600 y 2.600 millones de euros. “¿Conoce estas cifras?” le preguntó el fiscal, según fuentes presente. Botín dijo que no recordaba ese análisis, pero que entendía que era producto del análisis que los equipos del banco hicieron meses antes.

Cambio de opinión en cinco días

Y acto seguido le preguntó por qué en tan solo cinco días, cambian de opinión, y el 8 de mayo el Santander hace un nuevo informe diciendo que el Popular vale 0. La respuesta fue que el valor de mercado depende de fluctuaciones de mercado, de asunciones de riesgo y proyecciones de futuro. “Esto va cambiando”, dijo Botín.

Otro grupo de preguntas se centró en sí tuvieron alguna reunión que les llevara a sospechas de que la Junta Única de Resolución (JUR), el organismo europeo que realizó la intervención, podría estar detrás de una resolución. Según la presidenta del Santander, en el mercado decía que iba a ser muy difícil alcanzar una solución privada y veían que la probabilidad de la intervención era cada vez más alta.

¿Qué les hacía pensar que nadie iba a comprar el Popular y, por lo tanto, sería intervenido?, le cuestionaron. En su opinión tres factores: la caída de las calificaciones de riesgos, el hundimiento de la cotización en Bolsa y la fuga de depósitos, que en parte le llegaban al Santander.

El consejo del banco se reunió dos veces en mayo de 2017 para abordar la posible compra del Popular, el 16 y el 23 de mayo. La decisión fue que no ofrecerían nada por el banco “porque tenía déficit de provisiones y necesitaría una gran ampliación de capital. Decidimos esperar a ver si había una intervención por las autoridades europeas para estar preparados llegado el caso”, explicó.

Recordó que precisó 7.000 millones de capital que inyectó el Santander y 13.000 millones en liquidez que colocaron en las oficinas. Insistió varias veces que no valía lo que reflejaba su cotización en Bolsa, incluso después de las grandes caídas.

El 2 o 3 junio supieron que iba a ser intervenido

Así hasta que el 2 o 3 de junio de 2017 le dijeron a Botín, declaró, que habían llamado los reguladores para que estuviesen preparados, para informarles de cómo sería el proceso de intervención y preguntarles si podía hacer una oferta si las autoridades europeas resolvían la entidad. No recuerdo quien recibió la llamada en el Santander, dijo que quizá los servicios jurídicos o los que analizaron los datos del Popular en el proceso abierto.

No recordó haber tenido acceso al informe de Deloitte, la auditora que analizó el balance para la JUR, y tampoco recordó haberlo solicitado. Lo mismo respondió a otras cuestiones de detalle de la operación.

Según diferentes fuentes presentes en el interrogatorio, ante preguntas problemáticas o vidriosas por la posibilidad de entrar en contradicción con otras declaraciones o que se referían a detalles concretos, Ana Botín ha respondido: “Soy desconocedora de esa cuestión". Esto ha ocurrido cuando se le ha preguntado si tenían guardadas cantidades importantes para hacer frente a litigios y ha dicho que se le pregunte a sus servicios jurídicos.

Botín ha explicado que mantuvo una relación “mínima” con sus homólogos del Popular: con Ron y Saracho solo tuvo contacto “dos veces con cada uno” y siempre por motivos profesionales, ha afirmado y que con ellos no trató la crisis del banco. Tampoco ha querido juzgar las declaraciones de Saracho en la junta de accionistas en la que habló de la necesidad de realizar una ampliación de capital, algo que sí censuró Guindos.

Sin contactos con Ron y Saracho

Asimismo, ha dicho que se enteró del relevo al frente de la entidad de Ron a través de la prensa. Preguntada más tarde por si no tenía una relación anterior con Saracho porque había trabajado en el Santander, ha reconocido que sí, aunque ha dicho que ocurrió hace 25 años.

A preguntas del juez, Botín ha asegurado que recibió llamadas tanto del entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, como del gobernador del Banco de España, Luis Linde, en las que ambos le mostraron su preocupación por el estado del Popular, una sensación que compartía el mercado. No obstante, ha aclarado, ni el organismo regulador ni Economía le presionaron “en absoluto”.

Guindos declaró en Santander, en junio de 2017, en un curso organizado por la APIE, que “ni el Gobierno ni el Ministerio de Economía son los supervisores de la situación del Banco Popular”. Siguiendo esa línea, negó haber jugado ningún papel en el proceso de venta que pasara del de mero espectador: “Supe que había una oferta en firme del Santander cuando me llamaron a las tres o las cuatro de la mañana y me dijeron que se había abierto el sobre ante notario. Me quedé bastante tranquilo; eso sí, no me volví a dormir”.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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