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Los bancos cerraron 2019 con una rentabilidad a la baja pero con más solvencia que un año antes

Las entidades situaron su rendimiento sobre el capital en el 6,84% y la ratio de capital mejoró hasta el 12,80%

Íñigo de Barrón
Anuncio de hipotecas en una sucursal bancaria, en Sevilla.
Anuncio de hipotecas en una sucursal bancaria, en Sevilla.Paco Puentes

El Banco de España ha publicado este martes las estadísticas supervisoras de las entidades de crédito correspondientes al cuarto trimestre de 2019 y el sector ofrece dos noticias. La positiva para las entidades es que mejoraron su solvencia en 2019, año en el que la ratio de capital de máxima calidad (CET 1) se situó en el 12,79%, frente al 12,46% que tenía un año antes. Esta cifra es positiva para afrontar la crisis de la Covid-19 porque supone que tiene más capacidad para realizar préstamos y para aguantar el desgaste de la morosidad.

Sin embargo, las estadísticas también ofrecen un dato negativo: la rentabilidad son el capital de 2019 fue del 6,84% frente al 8,17% que obtuvo el sector un año antes. “Aunque la banca española afronta la crisis con un nivel de solvencia muy superior al que tenía en la anterior crisis de 2008, presenta un problema de baja rentabilidad que se ha intensificado en 2019. Además, con el impacto de la pandemia, el inversor exige una prima de riesgo mucho mayor como demuestra la caída bursátil que hemos observado en las últimas semanas, por lo que esa baja rentabilidad se aleja más aún del coste de captar capital”, apunta Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y Director Adjunto de Investigación del Ivie.

Diferenciando por tamaños, las entidades significativas, que son las doce más grandes que están bajo supervisión del Banco Central Europeo (BCE), registraron unos niveles de capital total del 15,57%, y las menos significativas, del 22,90%. Respecto a la ratio de morosidad, que se obtiene a partir de los préstamos y anticipos que conceden las entidades de crédito españolas a todos los sectores de la economía, volvió a caer, es decir a mejorar hasta el 3,14 %, su nivel más bajo desde el segundo trimestre de 2015, cuando comenzó la publicación de las series temporales. Esta ratio de préstamos dudosos se situó en el 3,23% en el caso de las entidades significativas, y en el 2,55%, en el resto.

El problema, la falta de nueva financiación

Un descenso que también cosecharon los niveles de cobertura de liquidez, en el 164,84 % a cierre del año; por entidades, la ratio de las entidades significativas fue del 157,74 % frente al 282,27 % de las menos significativas.

Según explica el Banco de España, esta se calcula tomando como numerador el colchón de liquidez (activos líquidos libres de cargas que pueden convertirse en efectivo con poca o nula pérdida de valor en los mercados primarios para responder a las necesidades de liquidez en un escenario de tensión de 30 días naturales), y como denominador, la salida neta de liquidez prevista en dicho escenario.

La liquidez es otro factor clave para enfrentarse a una crisis como la actual. “El gran interrogante es cuánto caerá el PIB en 2020 y a qué ritmo se recuperará en 2021, porque es la variable clave que afectará a la morosidad y a las potenciales pérdidas. De momento tenemos el importante salvavidas de los avales públicos y de la relajación temporal de la regulación (capital, liquidez y provisiones), pero aun así, la banca asume un porcentaje de las pérdidas”, continúa Maudos.

A diferencia de otras crisis, los dos grandes bancos, el Santander y el BBVA no contarán con los refuerzos que tuvieron de México y de Brasil (o, al menos, no en la misma medida que en 2008) porque también estarán afectados por la pandemia. Por último, este experto cuestiona que haya “nuevo crédito para financiar proyectos de inversión y préstamos a las economías domésticas (hipotecas), lo que también conlleva una caída de los ingresos por comisiones bancarias, incrementada por la menor actividad en fondos de inversión y pensiones. Las expectativas se han deteriorado mucho y eso pasa una enorme factura sobre todo en la inversión y en la compra de vivienda y consumo duradero. Y sin ventas (negocio) no hay beneficios y el que existe, es más arriesgado”.

Y concluye: “La economía real y financiera son dos caras de la misma moneda, si una no funciona bien, la otra se va a resentir y mucho”.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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