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INFORMACIÓN PRIVILEGIADA

Una recompensa en medio de una guerra de incierto futuro

La Cámara de Comercio España - EE UU premia a la presidenta de Eulen

Miguel Ángel Noceda
María José Álvarez, presidenta del grupo Eulen.
María José Álvarez, presidenta del grupo Eulen. Cristóbal Manuel

Este año el premio al mejor líder empresarial del año (Business Leader of the Year) que entrega la Cámara de Comercio España-Estados Unidos ha recaído en María José Álvarez Mezquíriz, presidenta del grupo Eulen. El galardón distingue a los empresarios que han realizado alguna contribución significativa en las relaciones entre España y Estados Unidos. En este caso, reconoce la trayectoria del grupo Eulen, que lleva en el mercado estadounidense desde 2008 y en la actualidad opera en 13 aeropuertos del país, con intención de expandirse a algunos más y trabajar en otras áreas como limpieza y seguridad.

En precedentes ediciones el premio se lo han quedado Rosa y Salvador Tous (grupo Tous), Juan José Hidalgo (Globalia), Antonio Brufau (Repsol), Juan Miguel Villar Mir (OHL), Isidro Fainé (La Caixa), Víctor Grífols (Grifols), Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), Esther Koplowitz (FCC) o Petra Mateos (Hispasat).

La empresaria, nacida en Bilbao hace 60 años, sucedió al frente del grupo a su padre, David Álvarez, leonés de Crémenes fallecido el 26 de noviembre de 2015 a los 88 años. Ahora dirige a más de 86.000 empleados en 14 países que distribuyen su actividad en los sectores de limpieza, seguridad, logística, servicios sanitarios, mantenimiento y medio ambiente, entre otros.

Para ella, esta recompensa supone un alivio después de un año en el que tuvo que enfrentarse a una huelga de sus empleados en el aeropuerto de El Prat que se resolvió con un arbitraje. Pero, sobre todo, supone la culminación de un periodo caracterizado por una bronca fratricida con cinco de sus seis hermanos (Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo; el sexto, que no está en guerra, es Jesús David) por tener el control del imperio creado por su padre y que tiene pinta de no haber terminado. En la junta extraordinaria celebrada en junio de 2016 los hermanos intentaron destituirla. Eso obligó a contratar a un albacea contador-partidor, Carlos Rodríguez Quiroga, para que interpretara la última voluntad del empresario. El albacea determinó el 23 de junio de este año que María José es la dueña del 59,14% del capital de Eulen, como titular del 95,32% de la sociedad Daval.

Aunque ahora parece que las aguas están calmadas, todo indica que en cualquier momento pueden volver a encresparse. La reacción inicial fue demandar al albacea, acusándole de parcialidad por ser socio director del despacho de abogados de Eulen. La presidenta, no obstante, se ha mostrado muy tranquila y sostiene una firme voluntad de mantener el mando sin fisuras.

El enfrentamiento empezó en vida del padre, en 2009, cuando los llamados hijos díscolos quisieron controlar el holding familiar, que incluye la empresa El Enebro, dueña de las Bodegas Vega Sicilia y de la cárnica Valles del Esla. Ese año, David Álvarez había contraído matrimonio con Maite Esquizábel, su secretaria, 38 años menor. Era su tercera boda tras haber enviudado en dos ocasiones. A ella acudieron los siete vástagos, quizá la última vez que tuvieron un encuentro pacífico. En el resto de ocasiones en que se han visto han tenido los cuchillos en la boca y pocas ganas de firmar la paz, por mucho que el jueves dijera a la prensa que le habría gustado que estuvieran en Nueva York. En el discurso de agradecimiento, hizo una velada referencia a los ausentes (solo le acompañó su hermano mayor, Jesús David): "Algunos están hoy aquí conmigo, otros no han podido acompañarme; pero todos habéis sido artífices de que me den este premio".

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Pese a que lograron que hubiera separación de bienes en el tercer casamiento, los planes de los hijos díscolos se frustraron. Quisieron quitarle el control del grupo. Consiguieron retirarle de El Enebro haciendo valer la mayoría de acciones que les había cedido y comprando a Jesús David su participación; pero en Eulen les fallaron los planes. El jefe, que había soltado las riendas en 2009, decidió volver y separarles a ellos de la gestión. Después constituyó la empresa tenedora Daval con su hija María José para aglutinar las acciones de ambos y controlar la empresa, y planeó un testamento en el que sus hijos fieles se quedarían con el mando.

Los cinco hermanos consideraban que al repartirse la legítima (la parte de la herencia de la que no se puede privar a un hijo) les tocaría cinco séptimas partes de un tercio de las acciones de Eulen. Es decir, junto a los títulos que ya tenían, dispondrían de la mayoría de acciones. Sin embargo, el testamento repartía ese tercio en viviendas y otros activos, no en títulos de la compañía matriz. Los hermanos, como mal menor, se quedaron con las Bodegas Vega Sicilia y la firma cárnica Valles del Esla, que no está nada mal.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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