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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La inversión socialmente responsable se consolida

Los fondos activistas demandan más retribuciones por objetivos no financieros y diversidad en los consejos de administración

Rafael Ricoy

La denominada inversión socialmente responsable ha experimentado un crecimiento exponencial durante los últimos años en los mercados de capitales avanzados, fundamentalmente europeos y anglosajones. De acuerdo a los últimos datos publicados por la Global Sustainable Alliance, en el ámbito global hay cerca de 23 billones de dólares gestionados con criterios que tienen en cuenta aspectos como el buen gobierno, el medio ambiente o el desempeño social, y que supone un incremento del 25% respecto a 2014. Este crecimiento tiene su origen en la premisa de que las compañías que prestan atención a criterios de sostenibilidad ofrecen mejores rentabilidades a iguales parámetros de riesgo ajustado que sus competidores.

La temporada de juntas 2017 mundiales reveló que los inversores son cada vez más proclives y promueven a las compañías a tener un diálogo directo sobre asuntos que se salen de la órbita financiera, lo que permite que el inversor a la hora de emitir su voto entienda temas que a priori pudieran generar controversia o riesgo reputacional. Este hecho ha motivado que los emisores se hayan concienciado acerca de la importancia de incorporar asuntos ESG (Enviromental, Social and Governance, en sus siglas en inglés) en sus conversaciones con los inversores institucionales.

En el ámbito global hay 23 billones de dólares gestionados con criterios como el medio ambiente o el buen gobierno

En España, la mayoría de las firmas del Ibex 35 que llevan a cabo este tipo de actividades centran el diálogo en los asuntos relativos a gobierno corporativo, si bien es cierto que ya hay compañías que han ampliado el alcance, incorporando asuntos sociales, ambientales y de orden ético. De acuerdo a los datos de Georgeson, el 40% de las empresas del Ibex 35 llevan a cabo roadshows de índole no financiero donde se incluyen asuntos ESG. Asimismo, hemos visto cómo compañías de sectores tan diversos como el tecnológico, minero o de fabricación de coches han sufrido en sus propias carnes la presión de inversores activistas o socialmente responsables, lo que les ha obligado a cambiar sus políticas o mejorar su nivel de comunicación en los terrenos medioambiental y social. Aunque este fenómeno aún no ha llegado a España, es probable que seamos testigos de este tipo de casos en los próximos años.

Hace poco se presentó en Madrid la tercera edición del Observatorio de la Inversión Socialmente Responsable, elaborado por Georgeson y el Club de Excelencia en Sostenibilidad y con el patrocinio de Endesa. En dicho estudio se han incluido algunos de los temas que ocupan las agendas de los denominados inversores socialmente responsables. Así, la inclusión de objetivos extrafinancieros en los esquemas retributivos de los miembros de los consejos de administración es una de las principales demandas de los inversores institucionales extranjeros. En nuestro país, el 82% de las compañías del Ibex 35 tienen incorporados objetivos no financieros en sus políticas de retribución variable para los consejeros ejecutivos y la alta dirección.

Los activistas demandan más retribuciones por objetivos no financieros y diversidad en los consejos de administración

La gestión de la diversidad es otro de los grandes asuntos de preocupación de los inversores institucionales que se preocupan por los asuntos ESG. Este año hemos visto cómo algunos inversores están tomando cartas en el asunto para impulsar la diversidad en los consejos de administración; este es el caso de State Street Global Advisors, corporación de servicios financieros líder en el mundo, quien anunció que quiere que las empresas cotizadas se aseguren de que sus consejos de administración sean diversos y, si no lo hacen, penalizará a los responsables de proponer nuevos consejeros votando en contra de ellos.

Por último, la agenda 2030 para el desarrollo sostenible impulsada por Naciones Unidas presenta un gran abanico de oportunidades para la comunidad empresarial. Las estrategias de inversión temáticas y de impacto son las que muestran una vinculación más directa con los objetivos de desarrollo sostenible. Asimismo, diversos inversores han comenzado a desarrollar productos específicos vinculados a esta iniciativa, como índices que vinculan el impacto de las compañías sobre dichos objetivos.

Todos estos hechos ponen de manifiesto que la inversión socialmente responsable ha dejado de ser un tema emergente en los mercados de capitales más avanzados, para consolidarse de manera definitiva.

Carlos Sáez Gallego es director de Georgeson España.

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