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XVII VALENCIA FASHION WEEK

Sudores en el 'front-row'

La apertura refleja un embrollado desorden de charla de sobremesa

"Prevenidos, tres, dos, uno..." grita Amalia Riestra, la directora de backstage. Se encienden los focos. Truena la música de Temper Trap. Las modelos disciplinadas son lanzadas ex machina a la plataforma. La extraña jornada de apertura de la XVII edición de la Semana de la Moda de Valencia, que se celebra hasta el sábado 10 de septiembre en el Ágora de las Ciudad de las Artes y las Ciencias, ha obedecido al embrollado desorden de una animada charla de sobremesa entre amigos. Unos amigos que hacen mucho ruido y pasan mucho calor, eso sí. En las gradas tienen lugar una cantidad enorme de conversaciones triviales. Y un gran porcentaje de esta cháchara se realiza a través de multipantallas. Blackberrys e iPhones que tienen a toda una generación agarrada por el corazón, el dedo claro. Digitus medius.

La semana de la moda está mutando. El público entiende más y exige más

Ya lo decía Jeffrey Beaumont en Blue Velvet, "It's a strange world". Así está la cosa: hay momentos en que las presentaciones resultan un poco tediosas -se vieron algunos sonados bostezos en el front-row, no sabemos si por hambre de moda o simplemente aburrimiento-, momentos cómicos sin buscarlo, y algunas puntadas certeras de moda. Ojo. La correlación de fuerzas es bastante asimétrica. Un vademécum fashionista que unos venden como riqueza de diversidad posmoderna y otros comienzan a cuestionarse la selección -cuota de discriminación positiva valenciana incluida- de diseñadores.

Y es que la Valencia Fashion Week (VFW) está mutando. Como ha mejorado la infraestructura de esta pasarela (mucho), y se ha creado por fin una cierta cultura fashion (bastante), el público, por entender ahora más, exige también más. C'est la vie. Ahora sí que hay algo que perder, o que ganar. Ahora las cosas se complican; la recesión económica, el recorte de ayudas institucionales, la rechinada espantá de algunos diseñadores valencianos... y como ustedes son listos y despejados sabrán que toda complicación es peligrosa. "Habrá que buscar el dinero en el sector privado, lo que lo hace más interesante", apunta Josep Lozano, director técnico de la VFW.

Y vamos a lo que hemos venido... El blanco, previsible hasta el ascetismo, domina la paleta de la próxima temporada. Juana Martin continua con su exaltación erótica del blanco y negro, con alguna intromisión del oro, y sus geometrías al límite. Encarnis Tomero, con Por el viento acentúan su lado más femenino resuelto, eso sí, en vestidos de estructuras rectas y bolsillos desbocados. Estas estajanovistas del color retoman la paleta marca de la casa con grises pizarra, rosas y golpes verdes. La pasión por la estética finisecular de los ochenta y principios de los noventa llegó con el tendencioso trabajo de Aurelia Gil. Canalleo en corpiños de neopreno y pitillos mega-construidos. Los colores se electrifican con descaro. Cerró la jornada la Serie By del diseñador bilbaíno Ion Fiz.

El impulso nostálgico es el punto de referencia estético de la colección. Ion rinde un sentido homenaje a la histórica muñeca Nancy, empapando sus prendas de una rigurosa, pero elegante, energía retro. Vestidos baby-doll, cintura imperio, y pantalones de talle alto con pata de elefante. Evasé va, evasé vengo. Un guateque de colores verde lima, fucsias, y turquesas en contraste con el crudo y el caqui.

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