_
_
_
_
_
Crítica:TEATRO | IBSEN TRAS EL CRISTAL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El lado quimérico de Ibsen

Javier Vallejo

El vulgo conoce a Henrik Ibsen por Casa de muñecas y los manuales hablan de él como representante máximo del naturalismo y del teatro de ideas, pero a Ignacio García May le atrae más como autor de obras fantásticas pobladas de trolls y valkirias, inspiradas en leyendas noruegas: "También en sus piezas realistas aparece lo extraño donde menos se lo espera", viene a decirnos en Ibsen tras el cristal, espectáculo de bolsillo compuesto por fragmentos de Peer Gynt, El Pequeño Eyolf, Los vikingos de Helgeland, Solness el constructor y Espectros, cosidos con extractos de cartas, opiniones de sus contemporáneos y reflexiones propias.

Un poco a la manera de los retratos escénicos de Gómez de la Serna y de Brecht que hiciera en su día Ernesto Caballero, García May ofrece una visión de Ibsen modulada por su propia manera de entender el teatro: le considera más poeta y menos reformador social de lo que se suele suponer, y en absoluto un feminista. A su montaje, sencillo y elegante, apoyado en una discreta música en vivo, le va como anillo al dedo el escenario recoleto y ceremonial del teatro La Espada de Madera, donde el espectador más alejado está a cuatro metros de José Luis Patiño y Xenia Sevillano, que dibujan a sus personajes con trazo vigoroso y rigor poético. En un escenario central, sin cuarta pared, hablan mirándonos a los ojos, buscando en cada momento un interlocutor válido diferente.

IBSEN TRAS EL CRISTAL

A partir de textos de Henrik Ibsen. Intérpretes: J. Luis Patiño y Xenia Sevillano. Pianista: Isabel Arévalo. Dramaturgia y dirección: Ignacio García May. Teatro La Espada de Madera. Los lunes de marzo y abril.

Para no llamar a equívoco al público no versado, el autor debería marcar con mayor claridad el final de la introducción biográfica y el comienzo de la escena de Espectros que, tal y como están se solapan: esta parece continuación de aquella. En frío y colocado fuera de contexto, el dramatismo de la escena de John Gabriel Borkman resulta forzado. El resto del espectáculo corre ligero y en buena dirección.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_