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CRISIS EN EUROPA

Próxima parada, ¿Lisboa?

El mercado desconfía de las entidades crediticias de Portugal. Pero no han sido despilfarradoras. Lo que pasa es que su capacidad para refinanciar la financiación interbancaria va unida a la solvencia del soberano. Y eso las convierte en parte del problema.

La misión del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea que actualmente contempla las vistas de Dublín está allí porque el pánico en relación con la liquidez de los bancos inflados amenazaba con minar la financiación del propio Estado. El actual presupuesto de austeridad de Portugal intenta resolver el problema contrario: los temores respecto a la solvencia soberana están impidiendo que los bancos refinancien sus propias deudas. El coeficiente de capital de los bancos portugueses no es alto, pero tampoco lo son sus pérdidas. La mayoría ya supera la proporción del 7% de capital puro de máxima calidad fijada por Basilea III, y los demás tienen hasta 2018 para alcanzarla. Ninguno de los bancos es demasiado grande y la mayoría posee hipotecas bastante estables.

Pero los bancos tienen un problema de financiación. Los préstamos superan los depósitos lo suficiente como para que el sector tenga que refinanciar más de 28.000 millones de euros de dinero interbancario antes de que acabe 2012. Los temores de que el Estado no pueda cumplir su compromiso de refinanciación de 10.000 millones de euros en el primer trimestre de 2011 han hecho que se disparen los diferenciales soberanos. Eso a su vez ha cerrado en la práctica los mercados interbancarios a los bancos portugueses, lo que les ha obligado a recurrir a los fondos de recompra del BCE.

El coste de asegurar la deuda del Banco Espirito Santo contra el impago se ha multiplicado por más de dos hasta superar los 700 puntos básicos desde agosto, lo cual refleja el hecho de que el apoyo de este banco central ya no es una solución a largo plazo. Los bancos tienen dos posibles salvadores. Uno es el intento del Gobierno de reducir el déficit por cuenta corriente. El presupuesto actual recortará los salarios del sector público un 5% de media y subirá el IVA. Los dirigentes portugueses esperan que esto, añadido al rescate irlandés, reabra los mercados. Si no lo hace y la confianza en los bancos portugueses se debilita más, habrán agravado los problemas de Portugal. Se podría recurrir a un salvador menos benévolo: el FMI o la UE. Llegados a ese punto, ya no importará que haya sido o no culpa del banco. -

De izquierda a derecha, el primer ministro portugués, José Sócrates, el ministro de Finanzas, Fernando Teixeira, y el ministro de exteriores, Luis Amado.
De izquierda a derecha, el primer ministro portugués, José Sócrates, el ministro de Finanzas, Fernando Teixeira, y el ministro de exteriores, Luis Amado.EFE

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