"Los científicos tenemos que educar a los que deciden"
Mario Molina, premio Nobel de Química en 1995 por sus trabajos sobre la destrucción de la capa de ozono por los clorofluorocarbonos (CFC), es una de las referencias mundiales sobre el cambio climático. Su agenda de los últimos días incluye conferencias, recomendaciones para el transporte público en México DF, una reunión con alcaldes o la publicación de un especial sobre el cambio climático en la revista Artes de México. Ayer, estaba en Sevilla en la reunión del Consejo Asesor Internacional de Abengoa y hoy llega al País Vasco, para hablar sobre el cambio climático, del que asesora a los Gobiernos de Estados Unidos y México.
"Tenemos ahora un problema muy importante. Se ha politizado el cambio climático con los republicanos situados en contra de la ciencia", lamenta. La derrota demócrata en las legislativas deja en el aire algunas de las políticas más importantes previstas para la legislatura de Barack Obama. "No hay fuerza para pasar alguna ley relativa al cambio climático o la energía. Sin embargo, la Administración de Obama está comprometida a tomar muchas medidas y todo eso va a seguir en marcha", aclara Molina.
Para el científico mexicano, el cambio climático se combate con información, voluntad y mano izquierda en las negociaciones. El apoyo de varios países a utilizar el Protocolo de Montreal -creado en 1989 para prohibir las sustancias que dañaban el ozono- para combatir algunos aspectos del calentamiento global está íntimamente relacionado con sus ideas. La presencia de sus países, EE UU y México, entre los impulsores no es casual. "Sería muy lógico controlar los hidroflurocarbonos (HFC) con el Protocolo de Montreal, porque son los que reemplazaron a los CFC", argumenta. "El CO2 permanece alrededor de un milenio en el ambiente, los otros compuestos que contribuyen al cambio climático, los HFC, el metano y el hollín principalmente, duran mucho menos, lo que ofrece la oportunidad de eliminarlos para ser un poco más flexibles con el CO2".
La Cumbre de Cancún parece llegar en mal momento para casi todos. Menos para Molina, quizá porque no espera grandes resultados. "EE UU y China, los mayores emisores, no están listos para tomar una decisión definitiva, pero sí se pueden esbozar las etapas para que podamos llegar a una meta en unos cuantos años".
La pausa negociadora del científico no significa que se lo tome con calma. La salud del planeta estará asegurada cuando haya una conciencia global sobre la misma. Pero eso lleva mucho tiempo, demasiado. "Es indispensable que, dada la urgencia del problema del cambio climático, los científicos nos enfoquemos en educar a los tomadores de decisiones porque con ellos sí podríamos tener una respuesta rápida".
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