La estela de Roma
Complutum, en Alcalá de Henares; Mantua, hoy Villamanta; la mítica y aún ilocalizada Miaccum, en el entorno de la ciudad de Madrid; y Titulcia, son los cuatro hitos romanos en la región madrileña. En esta localidad ribereña del Jarama, encaramada sobre la falda de un promontorio rocoso que domina el paisaje, han sucedido muchas cosas. Enclave carpetano de cuño ibero, precedente de la conquista romana, fue arrasado por las legiones imperiales en las guerras púnicas. Pero sus vestigios han subsistido. Y en condiciones óptimas. El Cerrón, paraje donde se halló la pátera, ocupa una zona donde dos cuadrículas excavadas, de unos 200 metros cuadrados, han permitido documentar la importancia de una comunidad con nexos y relaciones con las culturas mediterráneas. Roma no instalaba ningún asentamiento sin la presencia previa de comunidades indígenas.
Con el correr de los tiempos, Titulcia cobraría fama de enclave mágico, provisto de cuevas como la de la Luna, que horadan su misterioso subsuelo, escenario de fenómenos objeto de peregrinaciones esotéricas.
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