Laureles, canapés y todos héroes
Aguirre elogia el valor de los madrileños al afrontar la crisis económica
Coronas de laurel para los muertos, canapés para los vivos. Y entremedias, desfile, medallas, zarzuela, comentarios sobre la encuesta electoral de Metroscopia para EL PAÍS y mucha mirada de reojo. Es la fiesta del Dos de Mayo y la presidenta regional amplía el concepto de heroísmo.
A las 11 de la mañana, el patio de la Real Casa de Correos está cuajado de hombres con traje oscuro y mujeres con tonos pastel. Laca y colonia. A estas horas, Esperanza Aguirre ya ha concedido una entrevista a la cadena SER -"la corrupción es algo consustancial a las instituciones. Lo importante no es que se produzca, sino lo que se hace para evitarla", ha dicho-. También ha honrado, en el cementerio de La Florida, a los fusilados de 1808 y, de paso -una novedad-, a todos los que dieron su vida por España "fueran cuales fueran las ideas".
Alberto Contador, Lina Morgan y el embajador de Francia, premiados
La presidenta va a entregar 33 distinciones. Frente a ella, las autoridades, con el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, vistosamente retranqueado en la primera fila. Aguirre le omite en las bienvenidas, aunque antes se habían besado. En la misma hilera, el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves; la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría -su líder, Mariano Rajoy, excusó su asistencia-; la delegada del Gobierno, Amparo Valcarce; jefes militares... El Madrid oficial.
De entrada, las 14 encomiendas de la Orden del Dos de Mayo (para empresarios de pescadería, restauración, docentes laicos y religiosos, el consejero delegado de la red social Tuenti...). Luego, las nueve medallas de la Comunidad (las reciben el paleontólogo Juan Luis Arsuaga y la marroquí Nadia Otmani, parapléjica por los tiros que recibió de su cuñado al proteger a su hermana del maltrato, entre otros). Llega el momento de las siete grandes cruces de la Orden del Dos de Mayo: desde el ciclista Alberto Contador hasta el embajador de Francia, Bruno Delaye, pasando por el ex secretario general de UGT Nicolás Redondo y por María de los Ángeles López Segovia, es decir, Lina Morgan.
La actriz arranca la risa del público -donde figura el escritor Mario Vargas Llosa- al hacer su característico movimiento con la pierna al recoger la distinción. La medalla de oro, la última, es póstuma: para Guillermo Luca de Tena, presidente de honor de Vocento y Abc. Aguirre toma la palabra para elogiar a los premiados... y a los madrileños, los "auténticos héroes anónimos dispuestos a hacer frente a la crisis con voluntad y sacrificio". Uncuarteto de cuerda se arranca con una mazurca de la zarzuela Luisa Fernanda y la acción se traslada a la plaza. Parada militar en la Puerta del Sol, con corona de laurel para los héroes de 1808 y las víctimas del 11-M.
En torno a la una de la tarde arranca el besamanos. Aguirre recibe uno a uno a los asistentes -había 1.500 invitados-. Al secretario general del PSM, Tomás Gómez, le detiene para posar juntos. Por el patio circulan bebidas, canapés y miradas de reojo. Como las que se lleva el alcalde, a quien se acercan los oponentes, que no los correligionarios.
A partir de las dos se impone la otra festividad, la del Día de la Madre. Muchos ponen rumbo a casa con la familia. El paisaje se clarea y afloran personajes estilo cine de barrio. Pero hoy todos son héroes. Aguirre dixit.
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