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Entrevista:GORKA GAMARRA | Consultor de la UE, ha dirigido un documental sobre la reconciliación en Ruanda

"El discurso del odio lleva a más violencia"

Gorka Gamarra (Irún, 1975) fue a Ruanda en el 2000 como cooperante de una organización internacional belga que trabajó sobre el genocidio de 1994, que supuso el exterminio de 800.000 personas, y dos años más tarde, regresó como consultor de la UE para evaluar resultados. Quedó tan impactado por algunas experiencias de reconciliación -"considero más apropiado hablar de convivencia", matiza- que se han dado en el país tan sólo diez años después de aquellas matanzas entre hutus y tutsis, que decidió relatarla en un documental presentado en el último festival de Cine de San Sebastián. En él, víctimas y verdugos relatan en impresionantes testimonios individuales, y en algún caso conjuntos, la intrincada travesía personal -desde la superación o no del odio, a sentimientos como el remordimiento y la solicitud de perdón- que han experimentado para tratar de sobrevivir pero, además, de restablecer la convivencia tras el trauma.

"La capacidad de superación de situaciones difíciles es impresionante"
"El conflicto del País Vasco está demasiado polarizado"

Según Gamarra, la magnitud del genocidio aconsejó construir soluciones jurídicas innovadoras. Las primeras liberaciones de presos a los diez años del genocidio, tras pasar por centros de reinserción, planteaba la incógnita sobre la reacción que iban a tener los supervivientes y víctimas; y especialmente, si estas iniciativas servían para construir el tejido social destruido. Su documental muestra el trabajo de sensibilización de la asociación Akuri Kuvance en los campos de reinserción, haciendo ver a quienes iban a salir la realidad del país antes de que regresaran a sus lugares de origen, lugar también de sus crímenes.

Pregunta. ¿Qué conclusiones ha extraído de esta experiencia?

R. La gran capacidad de la gente de superar sentimientos como el odio, algo que a priori parece impensable por su extrema dificultad, para lograr la convivencia. Me motivó a mostrarla para ayudar a otras personas en lugares de conflicto.

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P. Y lo ha hecho sin experiencia audiovisual, pues procede del mundo jurídico, ni financiación.

R. Cuando trabajé para la UE y el Gobierno belga, aunque éramos evaluadores independientes, nuestros informes no se veían así y había mucha presión y compromisos políticos. Pero yo he querido contar con tranquilidad esta experiencia desde un punto de vista de ética humanista, para que se conozca cómo se puede encauzar soluciones a través del diálogo y del reconocimiento sincero y público de lo que ha ocurrido y por qué.

P. "Es más fácil que la sociedad pueda hablar de reconciliación que los individuos; la historia de un dolor es singular", se dice en el documental.

R. Es importante diferenciar lo que una persona a nivel individual pueda sentir, respecto a lo que es un dolor colectivo. En la cinta hemos trabajado más la experiencia individual y no hemos querido colectivizar la victimización. La cuestión ha sido describir cómo vive una persona un genocidio, sea ruandesa, china o alemana. Cómo está viviendo ese dolor y quién le apoya en ese dolor, quién le importa y quién no, si ve o no ve justicia, y si puede creer en el sistema o no.

P. ¿Y qué les ha demostrado esta experiencia concreta?

R. Que para lograr una convivencia necesitan mucho tiempo todavía. Pero aunque sean experiencias minoritarias, hay mucha gente que quiere perdonar y romper el discurso revanchista y de venganza. Gente que prefiere apostar por la convivencia y un reconocimiento mutuo del dolor. Si utilizas un discurso constante de odio y de venganza te va a llevar a más violencia. Al menos, es mucho mejor apostar por dejar un espacio de convivencia como legado a tus hijos.

P. El País Vasco padece también su conflicto.

R. El conflicto de aquí está demasiado polarizado y es de baja intensidad. Pero no sería responsable si opinara, porque he estado muchos años fuera. Sólo sé que en Ruanda he podido trabajar y encontrar testimonios, algo que aquí resulta difícil hacer, a la vista de lo que le ocurrió a Julio Medem, ante quien me quito el sombrero por hacer lo que hizo.

P. Variety le cita como uno de los diez nuevos directores españoles a tener en cuenta y ahora tiene un proyecto sobre Belfast.

R. Para eso necesito financiación. De Belfast sobre todo me interesa reflejar cómo hasta los Acuerdos de Viernes Santo los dos grupos sociales utilizaban un lenguaje que retroalimentaba el odio mutuo. Y cómo cambian el discurso tras alcanzar el acuerdo que obliga a cada grupo a convivir. Ahora, a los hijos les podrán enseñar la historia, pero no le van a transmitir un lenguaje en el que se trata al otro como el enemigo. Esos cambios me parecen increíbles y me apasionan.

Gorka Gamarra Gaztañaga

Gorka Gamarra Gaztañaga es un irunés que estudió Derecho en la UPV. Como cooperante, trabajó en Ruanda desde 2000 a 2002, para regresar en 2005 como consultor de la UE en una organización de juristas. Su experiencia se recoge en el documental Umurage, donde pretende mostrar al mundo el esfuerzo que realizan víctimas y verdugos para salir de una pesadilla tratando de crear un futuro mejor basado en la convivencia.

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