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Entrevista:MIGUEL MARTIN | Director del Festival de Jazz de San Sebastián

"Nuestro público es musicalmente curioso"

Miguel Martín (San Sebastián 1952) lleva más de tres décadas al frente del Jazzaldia, un evento que, en origen, hace 44 años, fue una ventana de aire para romper el aislamiento del mundo y hoy moviliza multitudes herederas de la cultura musical que ha sembrado en un público curioso y ávido de novedades. Este año, del 22 al 27 de julio.

Pregunta. ¿Un año de crisis,qué le ha obligado a dejar en el camino?.

Respuesta. Como se trata de una circunstancia asumida por todos hemos decidido que tiene que dejar una seña clara en el festival, y esta ha sido el prescindir del Jazz Band Ball, ese comienzo gratuito y multitudinario que este año no podremos ofrecer. Pero queremos que el resto mantenga el nivel en cuanto a programación, número de conciertos y de escenarios.

"En cuatro años hemos pasado de 90.000 a 150.000 personas de público"

P. Defina el festival de este año, lo que le caracteriza.

R. Sigue la estela de los últimos años. Sobre todo pretende mostrar una diversidad de estilos, de ambientes, de recintos; una diversidad de las circunstancias en las que el público se acerca a la música. Nos interesa tener escenarios muy diferentes como el Victoria Eugenia y la Plaza de la Trinidad. Nos interesa que estén representados el Jazz y músicas que no son jazz, pero que son músicas de calidad. Que el Festival de Jazz de San Sebastián contenga muchos festivales.

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P. Una línea aperturista que fue bastante criticada.

R. Es una línea aperturista que ha sido y será criticada. Porque hay quien entiende que sólo debe haber jazz, pero nosotros somos conscientes, y lo hemos medido estadísticamente, de que el global de la población y de los asistentes está satisfecho con que haya muchas propuestas además de las jazzísticas.

P. Dirige este festival desde hace 31 años, ¿cómo describe su evolución y recorrido?

R. Desde el punto de vista de la estricta ortodoxia, como festival de jazz ha ido creciendo siempre. Ahora mismo hay tan grandes actuaciones, incluso más, que las que había entonces. Pero, además, hemos ido incorporando espacios al aire libre, otras músicas y otros públicos.

P. Han optado por la popularización.

R. Hay dos criterios. Y en este momento en el que hay dinero público y privado de subvenciones y patrocinios entendemos que el festival tiene que llegar a cuanta más gente mejor. Teniendo la seguridad de ofrecer una programación jazzística fantástica y extensa, ¿qué mal hay en que acojamos, además, a cuanta más gente, mejor?.

P. En origen el Festival tuvo un claro tono político contestatario mientras ahora es un público comprometido con la música.

R. Efectivamente, el jazz era una música de origen anglosajón que estaba fuera de lo que programaban los medios oficiales y al margen del régimen. El público asistía entonces porque era una de las escasísimas vías de escape; se iba al festival , aunque no te interesara el jazz, porque era una postura. Ahora la gente que acude lo hace gastándose el dinero en quien le gusta. Sólo los escenarios al aire libre cumplen esa función social y son, casi, una congregación ciudadana más que un hecho musical militante.

P. ¿Hacen falta las estrellas para hacer un festival atractivo?

R. Si, como Jamie Cullum, James Taylor, Roy Haynes entre los que vienen este año... si queremos estar en boca de todo el mundo. Me hace ilusión poder dar nombres conocidos y que la gente aprecie y valore que viene, por ejemplo, The Bad Plus. No se puede mantener un evento de más de 150.000 personas si no tienes esos nombres que sean referencia para cualquier tipo de público.

P. La cifra representa un salto significativo.

R. En los últimos cuatro años hemos pasado de 90.000 a 150.000 personas. Yo creo que ha sido la propia ciudad, el público que se ha sentido a gusto y ha pasado por cada uno de los conciertos y ha llenado todos los recintos, de pago o no.

P. ¿Un público que se ha sentido involucrado?

R. Se ha sentido a gusto. Nosotros trabajamos para que no sea una una imposición para nadie. Hay festivales que se enorgullecen de que sus sesiones sean largas, pero cuatro horas seguidas de un músico no las aguanta nadie. Hay que cuidar al público y creo que lo que quiere es escuchar cosas interesantes en cómodas dosis y recintos con encanto. Hay que procurar que se pueda mover fácilmente y que las sesiones no sean maratonianas. Que no se aburra, en definitiva.

P. Un festival de 44 años ha redundado en una más cualificada cultura musical.

R. Más que de expertos y aficionados al jazz, esta es una ciudad de curiosos desde el punto de vista musical. Programamos el Victoria Eugenia y el Kursaal durante el año y sabemos que la gente quiere cosas nuevas y no sólo ofertas comerciales. Nos nutrimos de gente inquieta culturalmente más que de expertos. Es una programación abierta y queremos hacer que sea única dentro del Estado porque nuestra situación geográfica y nuestro público, buen receptor de novedades, nos ayudan a hacerlo.

P. Eso es la base del San Sebastián Capital Cultura, 2016.

R. El talante de colaborar con entidades europeas, el tratar de innovar en las programaciones es mentalidad 2016 y nosotros trabajamos mano a mano con ellos.

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