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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Coppini resucita a Golpes Bajos

El músico cierra la II Semana de Poesía Salvaxe de Ferrol

Bienvenidos a la nostalgia revisada. Música ochentera reinterpretada para el siglo XXI. Veinticuatro años después de la disolución de Golpes Bajos, Germán Coppini, líder de la mítica banda viguesa de 1983, resucitó a su viejo grupo sobre las tablas del teatro Jofre de Ferrol en un concierto delirante y experimental con muchas butacas vacías. Coppini (Santander, 1961) y los 11 músicos de Comando Delta imprimieron nuevos ritmos a letras conocidas en una "deconstrucción" de los temas más populares de la banda para un concierto único que la noche del sábado cerró la II Semana da Poesía Salvaxe de Ferrol, una iniciativa del ayuntamiento para llenar las calles de versos.

"Las improvisaciones son inmortales" proclamó Coppini, "estas canciones entrañables sacadas de contexto seguirán viviendo". Despojadas de la sonoridad electrónica de los ochenta y pulidas por el tiempo, las estrofas de No mires a los ojos de la gente o A Santa Compaña sonaban más potentes y limpias en la personalísima voz del cantante después de "tal vez 15 años silenciadas".

"Vivimos tiempos de nostalgia", reconoce Coppini, reacio a estar anclado en su pasado musical. "Repetir las canciones de la misma manera no me motiva, sólo admito propuestas interesantes como ésta". El miércoles aterrizaba en Santiago con cuatro días para acoplar su voz a los arreglos del Comando Delta en una fusión "maravillosa" en lo personal y lo profesional.

A sus 48 años, el ex líder de Golpes Bajos reaparecía seguro y arropado por una decena de instrumentos poco habituales en el pop como la zanfoña, el saxo, el piano, un contrabajo y dos clarinetes. Entre canción y canción, los "músicos Delta" se deslizaban desde el acompañamiento melódico a Coppini, hacia su especialidad: ensayadas improvisaciones enloquecidas y chirriantes. Micrófono en mano, Coppini intercaló canciones, lecturas, agradecimientos y versos sueltos con proclamas políticas. "Me gusta la zanfoña, suena a Galicia", dijo, "¡Galicia Ceibe, marxista-leninista!". Doscientos incondicionales aplaudían y bailaban en los laterales de un teatro a medio llenar con el alcalde, Vicente Irisarri, en el auditorio. Otros no ocultaban su decepción por un concierto "demasiado experimental". Copinni lamentó que le faltase difusión "por dejadez del Municipio".

El concierto puso "el broche de oro" a la II Semana da Poesía Salvaxe, una iniciativa "transgresora" para inundar de lírica muelles, bares y mercados. El poeta viveirense Carlos Oroza, Déborah Vukusic o el irreverente Carlos Santiago, con su espectáculo Pornopoético e portátil: Textículos, junto a otros seis escritores y artistas tiraron de rima para agitar la ciudad. Dicen que al menos durante una semana en Ferrol no corren tan "malos tiempos para la lírica".

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