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El pacto con los falleros evita el caos en Russafa

Un monumento fallero con su correspondiente casal, un puesto de churros y un escenario en el que ayer a mediodía se estaba celebrando una misa. Todos estos elementos se encuentran juntos en menos de 100 metros en la calle Los Centelles, en el barrio de Russafa. Sin embargo, y gracias a la iniciativa popular capitaneada por la Asociación de Vecinos Russafa-Gran Vía, que llevaba años intentado llevar a cabo esta acción sin éxito, y por la Agrupación de Fallas de Russafa, los residentes y los servicios de emergencias no han tenido problemas a la hora de acceder a la zona, una de las que más fallas tiene, 44 contando las grandes y las infantiles.

José Boliches, de 76 años, padece una invalidez y problemas de artrosis y el pasado día 18 por la mañana tuvo fuertes dolores en la espalda. Vive en la calle Pintor Salvador Abril, en Russafa, sin embargo, en apenas unos minutos llegó la ambulancia que había solicitado. "Estoy muy agradecido por la medida que se ha tomado. No sé que hubiera podido pasar si los de emergencias no hubieran llegado a tiempo. Antes era un desastre", explicaba.

Desde hace unos meses, los vecinos y los falleros de este barrio valenciano han estado en contacto para mejorar la convivencia en este periodo festivo que acaba de terminar. Según Giovanni Donnini, de la Asociación de Vecinos, y Manolo Ferriol, de la Agrupación de Fallas, dos de los principales problemas con los que los vecinos tenían que hacer frente eran el de la ubicación de los monumentos y casales y el corte de calles, ya que ambos impedían que, ante cualquier tipo de urgencia, servicios como bomberos o ambulancias, pudieran acceder a la zona. "El acuerdo que alcanzamos entre todos se ha cumplido a rajatabla, la gente estaba concienciada por lo que pudiera pasar", afirmó Donnini.

Hace poco más de dos años, y también en Fallas, el 14 de marzo de 2007, un vecino de la zona de Gaspar Aguilar no corrió la misma suerte que José Boliches.

Vivía a apenas 770 metros del hospital Doctor Peset, sin embargo, y tras avisar a un familiar de que necesitaba ayuda de forma urgente al notar los primeros síntomas del infarto, éste ni siquiera llegó, ya que falleció en un centro de salud a mitad camino del hospital. Posteriormente, la viuda presentó una reclamación de responsabilidad patrimonial contra el Ayuntamiento de Valencia por el mal funcionamiento de la regulación del uso de las vías públicas, ya que según alegó, no se había habilitado ninguna vía rápida que permitiera el paso de ambulancias.

Según Donnini, la medida tomada no ha afectado a muchas comisiones, sólo a un máximo de siete de las 22. Estas tuvieron que desplazar sus monumentos y carpas unos cuantos metros para evitar estar en mitad de la calle y así dejar libre un carril para la circulación.

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Tanto los falleros como los residentes en el barrio de Russafa dicen haberse sentido más seguros con esta iniciativa popular. Uno de ellos afirma que se debería aplicar en toda la ciudad.

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