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Reportaje:Premio vasco universal

Felicitación a mi padre

Elena Arzak dirige esta carta a "una de las personas más influyentes en mi vida como persona y como profesional"

"Siento una enorme alegría al mismo tiempo que una gran responsabilidad en este momento en que expreso en unas pocas líneas todo mi agradecimiento a una de las personas más influyentes, no sólo de mi vida como persona, sino como profesional de los fogones que soy, a mi padre Juan Mari. Creo que su nombramiento como "Vasco Universal" es sin duda, aparte de una gran satisfacción, todo un símbolo que habla claramente de su personalidad de cocinero enraizado pero que lejos de la autocomplacencia ha mirado siempre al futuro y al mundo

De él he aprendido muchas cosas, no sólo en el plano profesional, sino algo más importante, ha sido para mí una permanente escuela de la vida. Empezando por una de sus cualidades innatas como es la de la humildad. Lo que nunca ha significado rebajar su nivel de exigencia ante los retos tanto personales como de su profesión. Precisamente, como profesional siempre me ha trasmitido, y afortunadamente contagiado, un amor por la cocina sin límites. Tengo aún grabadas en mis recuerdos unas palabras suyas que me han marcado mucho y en las que se autodefine con precisión: "Tengo la gran suerte de no perder nunca la ilusión. A veces, la gente espera demasiado de tí e incluso puedes llegar a decepcionar, pero yo siempre tengo la mente abierta, absorbo todo lo que veo, las novedades, las nuevas corrientes, porque nunca he perdido la curiosidad y el tesón en el trabajo".

"Siempre me ha inculcado el respeto por la opinión de los demás"
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"Para ser punta de lanza en el mundo hay que innovar"

Otra cosa que siempre mi padre me ha inculcado ha sido el respeto por la opinión de los demás. Y aunque parezca, a veces, despistado, esta 'a todas'. Escucha mucho y le gusta además que opinemos sin tapujos, tanto de lo positivo como, sobre todo, para la critica sana, es decir, la constructiva.

Es además un conversador perpetuo y analiza todo lo que se le dice hasta llegar a una conclusión. De ahí que, habiendo sido y sigue siendo, un incansable renovador de la cocina no le gusten los saltos en el vacío y se apoye siempre en el trabajo en equipo. Mi padre no se cansa de repetir siempre que surge el tema que no existe un solitario Arzak sino un grupo Arzak, al que me siento muy orgullosa de pertenecer y contribuir.

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Pudiera seguir con un rosario de elogios y de reconocimientos que no quisiera en modo alguno que sonaran como autobombo Como su apoyo sin fisuras a los jóvenes en los que tanto confía como lo hizo ya conmigo. O el respeto y amor que muestra a ese mundo femenino que siempre ha estado rodeado en su cocina -hijo y padre de cocineras- y también en la vida.

También tengo que agradecer el apoyo de mi madre Maite así como al resto de mi familia y por supuesto de esa otra gran familia que es todo Arzak.

Pero hoy es la hora de mi aita. Con el que espero seguir charlando, discutiendo, ideando, compartiendo, experimentando... En definitiva, trabajando juntos muchos años más.

Aita, eskerrik asko eta zorionak.

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