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La grúa desalmada

El Ayuntamiento justifica la retirada del coche de una discapacitada que estaba bien aparcado porque tenía un cartel de "se vende"

Jesús Sérvulo González

Pilar Esteban tiene 51 años y le gusta conducir. Vive en Vallecas y el pasado jueves se compró un nuevo coche. El suyo, un Opel Combo, le resultaba pequeño para meter la silla de ruedas que necesita para moverse. Tiene secuelas de poliomielitis, que padeció con nueve meses, y dificultad para desplazarse. "Además, tengo problemas en cinco vértebras de la columna", precisa.

Su viejo Opel, una furgoneta azul, está adaptado para discapacitados. Tiene el freno en el volante, y el embrague automático. El vehículo estaba dotado de un elevador mecánico para subir la silla de ruedas eléctrica al maletero. Una tarjeta azul de discapacitado en el salpicadero de la furgoneta la identifica como adaptada para personas con problemas de movilidad.

Ahora que tiene coche nuevo, un Volkswagen más grande, lo quiere vender. "Coloqué un cartel de se vende en una ventanilla, con mi número de teléfono para que nos llamaran". Y lo dejó bien aparcado en la calle con ese anuncio durante tres horas.

Ese gesto le ha costado 181,55 euros. La Policía Municipal multó el coche y llamó a la grúa para que se lo llevara, porque, según la ordenanza de Movilidad, está prohibido estacionar en la calle para la venta. Esta norma nació para evitar la proliferación de mercadillos de venta ambulante de coches en algunos barrios periféricos de la ciudad.

El pasado sábado, Esteban estacionó el coche cerca de su casa. "Eran las 13.00 y lo dejé en un lugar permitido", cuenta. Regresaba con su marido, también con movilidad reducida, "de arreglar los papeles para adaptar el nuevo coche a la grúa". Cuando Esteban volvió al lugar donde había aparcado el coche, sólo tres horas más tarde, éste había desaparecido. "Lo primero que pensé es que me lo habían robado", recuerda. Acudió a la comisaría de la Policía Municipal en Vallecas y denunció la desaparición de su vehículo. Allí se enteró de que se lo había llevado la grúa porque estaba en venta.

Un portavoz municipal aseguró ayer que la normativa lo deja claro: "Se prohíbe el estacionamiento cuando un vehículo permanezca estacionado en la vía pública para su venta o alquiler [...]". La norma es clara, insisten en el Ayuntamiento. Precisamente, eso es lo que critica el concejal de IU, Ángel Lara. "Ni la letra ni el espíritu de la ordenanza están para perseguir a estos ciudadanos". Este edil asegura que la norma se redactó para fomentar "la ocupación temporal de un espacio de un modo limitado y rotativo por otros eventuales usuarios, y permitir la equitativa distribución de aparcamientos. Así lo dice el artículo 61 de la ordenanza de Movilidad", subraya Lara. Éste critica "el sorprendente exceso de celo que ha tenido un agente de la Policía Municipal en cumplir con su obligación cuando la norma es flexible y ve que esta persona tiene el cartón de discapacitado en el salpicadero del coche. Está visible. Es una exageración", concluye.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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