Deterioro del empleo

Casi al mismo tiempo que la OCDE diera a conocer su informe sobre las perspectivas del empleo en el área, conocíamos los datos de paro registrado y afiliación a la seguridad social españoles, correspondientes a junio, del Instituto Nacional de Empleo. La información que se deduce de ambos apunta lamentablemente en la misma dirección: un acusado deterioro del mercado de trabajo en los países de la organización, pero que es más grave en el caso de España y confirma que esta economía tiene factores propios que agravan la crisis. Según la OCDE, el empleo en España no crecerá más del 0,7% en este año y del 0,3% en 2009, dos décimas en este último caso por debajo del promedio de la zona de economías desarrolladas. Es un marcado contraste con los ritmos en el entorno del 3% de los últimos años; es también un reflejo de la más intensa desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía española, especialmente acusada en el sector de la construcción residencial, que había sido el más dinámico en los últimos años.

El desempleo en los países de la OCDE venía disminuyendo en los últimos años, pero esa tendencia ha cambiado desgraciadamente en las previsiones para 2008 y 2009. Para este año se prevé un aumento de un millón de parados en los países de la organización y casi otros dos millones adicionales en 2009. Con ello, la tasa de paro en el área aumentará hasta el 6% en 2009, el mismo nivel de 2006. La engañosa estabilidad de la tasa media de paro en los países europeos encubre un significativo repunte en las previsiones para España: las tasas en 2008 y 2009 alcanzarán el 9,7% y el 10,7%, frente a una media europea del 6,8% y el 7% respectivamente.

Son registros que no han de extrañar a tenor de lo conocido en nuestro país en los últimos meses y, desde luego, del marcado deterioro en junio en las cifras de paro registrado. El paro, según el Inem, aumentó durante ese mes en 36.850 personas, situando la cifra total de parados en 2.390.000 personas. En lo que llevamos de año tenemos 260.800 parados más, un ritmo ciertamente poco tranquilizador. Aunque sigue siendo la construcción donde el deterioro es más acusado (21.000 personas), el mal comportamiento ya se ha extendido a todos los sectores.

Complementario con esas señales adversas son las registradas en el ritmo de afiliaciones a la Seguridad Social, tanto más cuanto más favorable suele ser históricamente en este aspecto el mes de junio. El pasado, se redujo la afiliación en 199.300 personas, situando el total de afiliados por debajo de los existentes hace un año. El impacto adverso de este dato sobre la confianza de las familias y sobre las decisiones de consumo es muy grave. Su perversa combinación con un escenario de restricciones crediticias seguirá bloqueando decisiones de inversión de las empresas -no sólo en el sector de la construcción residencial- y contribuirá a frenar un poco más el crecimiento económico en los próximos meses.