Bombas racimo
La próxima semana se celebrará en Dublín una conferencia para la prohibición de bombas racimo y munición fragmentaria explosiva por parte de 85 países que pretenden convertir dichas armas en ilegales por la peligrosidad que entrañan.
Estas armas dispersan cientos de bombetas, con aspecto de latas de refrescos, en un área enorme, y aproximadamente el 15% de dicha munición no llega a explotar, con el peligro que supone para la población civil, y en especial para los niños que viven en zonas donde ha sido usada dicha munición. Desde su uso generalizado en Vietnam, son directamente culpables de la muerte y mutilación de miles de civiles.
Nuestro Gobierno debe presionar a los fabricantes de este tipo de material militar para que se prohíba su producción, comercialización y almacenamiento. La Conferencia de Dublín es una buena oportunidad para acabar con la lacra que supone eternizar las víctimas de las guerras, haciendo de los países que las sufren territorios hostiles a la paz y a la vida durante muchos años.