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Gran Premio de Turquía de Fórmula 1
Columna
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La caja de Pandora

La caja de cambios es una de las piezas fundamentales dentro del cóctel de ingeniería de un monoplaza de fórmula 1, especialmente este año en el que por primera vez debe aguantar cuatro grandes premios frente a los dos que debe resistir el motor. Ha de transmitir una potencia que ronda los 800 CV en los coches de la F-1 actual y todo a través de un eje de transmisión de apenas dos centímetros de diámetro y unos engranajes consecuentemente diminutos para la brutal cantidad de potencia que los atraviesa.

Mucho se ha hablado desde 2006 sobre una nueva tecnología de cajas de cambio que, según predecían bastantes expertos, iba a suponer una revolución total y una diferencia colosal en los tiempos por vuelta. Había llegado a la F-1 la era de las cajas seamless shift.

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Es un tema bastante recurrente, por ejemplo, cuando se acercan circuitos con muchos cambios de marcha por vuelta, como es el de Mónaco. Ahora que ha pasado el GP de España de este año, recuerdo el revuelo que se organizó en el paddock ante la introducción de este tipo de cajas en el monoplaza de Red Bull justo en la carrera del año pasado en Montmeló.

Esta tecnología se utiliza fundamentalmente desde 2006, aunque hay quien afirma que algunas escuderías la usaron ya en 2005. Lo importante es que, en la actualidad, las escuderías más poderosas incorporan este avance en sus monoplazas y ninguna de ellas se queda fuera del grupo de los seamless.

Al explicar este tipo de sistema, conviene aclarar primero el significado del término inglés seamless shift. Este nombre hace referencia al hecho de que esta caja de cambios permite un cambio imperceptible, casi sin sensación de cambio y sin apenas discontinuidad en la transmisión de potencia. ¡Verdaderamente, parece una caja de cambios sin cambios!

¿Qué hay realmente detrás de esta tecnología? La característica esencial es que, en una caja de cambios convencional, la transmisión de potencia del motor a las ruedas se debe interrumpir cada vez que cambiamos de marcha y pasamos de desacoplar una a acoplar la siguiente. Al efectuar un cambio en un monoplaza de F1, desde el volante, el piloto no necesita accionar el embrague. La propia caja de cambios pisa el embrague por nosotros y cambia de marcha.

En cualquiera de los coches que podemos conducir habitualmente tampoco hay paso de potencia del motor a las ruedas al cambiar de marcha. Esto se nota porque, si decidimos impresionar acelerando justo al efectuar el cambio, ¡lo único que conseguiremos será revolucionar el motor, pero no acelerar el coche!

Estas brevísimas interrupciones, cada vez que un piloto cambia, suponen intervalos de tiempo en los que el motor no transmite potencia a las ruedas. A pesar de que los cambios en la F-1 son muy rápidos, duran unos 20 o 30 milisegundos. Como los pilotos cambian muchas veces de marcha durante un gran premio, las interrupciones de potencia se acumulan y durante una parte considerable del tiempo de carrera los coches no reciben potencia desde sus motores V8.

La nueva tecnología modifica la pieza encargada de desacoplar una marcha y acoplar la siguiente, permitiendo que antes de haberse separado de la primera ya se conecte con la siguiente, de forma que la nueva relación de transmisión es capaz de desacoplar la anterior casi sin discontinuidad en la transmisión de potencia desde el motor. No es, sin embargo, una CVT o transmisión continuamente variable como la de algunas motos. De todas formas, hay alguna marca que ofrece una versión simplificada para automóviles de calle. Así que en el futuro es posible que nos encontremos en nuestro coche con una caja seamless y podamos cumplir el sueño de muchos ingenieros de cambiar de marcha ¡sin necesidad de embrague y sin dejar de acelerar!

Aunque esta tecnología no ha ofrecido un avance tan notable (en Renault supuso menos de dos décimas por vuelta), sí es una ayuda en un mundo en el que todo se juega por décimas de segundo. Este tipo de caja puede ser útil especialmente en circuitos en los que se hace un gran uso del cambio, como el de Mónaco. Así, pues, aunque las escuderías siguen desarrollándola, ha sido una tecnología que prometía bastante más de lo que ha supuesto en la práctica. Toda una sorpresa para todos, casi como la caja de Pandora...

Felipe Massa, tras conseguir ayer la <i>pole position</i> en Estambul.
Felipe Massa, tras conseguir ayer la pole position en Estambul.REUTERS

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