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Los ministros franceses ven en peligro sus feudos municipales

Críticas crecientes a la acumulación de cargos políticos

Los 21 ministros del Gobierno francés son candidatos en las elecciones municipales de los próximos 9 y 16 de marzo; 11 de ellos como cabezas de lista. La tradición política francesa de la acumulación de cargos consiste, literalmente, en añadir a la condición de diputado o senador la de alcalde, presidente de región o de comuna municipal y, eventualmente, la de ministro. Los expertos constitucionalistas la señalan como uno de los vicios que más empobrece la labor parlamentaria. Pero los políticos, por más que cuando están en campaña se muestran dispuestos a revisar esta práctica, a la hora de la verdad se cierran en banda a renunciar a uno sólo de sus cargos.

Los socialistas pretenden recuperar 30 grandes ciudades perdidas en 2001

En determinadas ocasiones, esta práctica tiene riesgos. El desplome de la popularidad del presidente Nicolas Sarkozy ha dotado a estos comicios de una dimensión nacional, lo que pone realmente en peligro las ambiciones locales de los miembros de su Gobierno y de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) y sus aliados.

La opinión pública, por otra parte, empieza a dudar de las bondades de este sistema. Según un sondeo de OpinionWay, un 67% de las personas que viven en ciudades de más de 10.000 habitantes creen "que un ministro debe consagrarse exclusivamente a sus funciones". Los chistes sobre los carteles de los alcaldes conservadores que buscan la reelección, cogidos de la mano del presidente Nicolas Sarkozy, son uno de los elementos más jugosos de esta campaña.

En el caso de Marsella está siendo mortal para el actual alcalde, Jean-Claude Gaudin, a quien las encuestas dan perdedor frente al socialista Jean-Noël Guérini. El gran puerto mediterráneo pasaría a la izquierda, junto a París y Lyon. Tal vez por esto, en Burdeos, el actual alcalde, el ex primer ministro Alain Juppé, fundador de la UMP, ha optado por prescindir totalmente de apellidos partidistas en su campaña y prometer a sus electores que, en ningún caso, aceptará un puesto en el Gobierno por más que se lo pida el presidente.

Más difícil lo tiene Jean-Marie Bockel, el actual alcalde de la ciudad alsaciana de Mulhouse, uno de los socialistas que aceptó formar parte del actual Gobierno. Ahora se presenta bajo la etiqueta de su nuevo partido: Derecha Moderna, con el apoyo de la UMP. Sus fotos con el presidente, sin embargo, son el arma electoral de su contrincante, el que fuera su teniente de alcalde, Pierre Freyburger.

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La tradición se impone también en lo que se refiere al machismo de la clase política francesa. Pese a que sobre el papel, para cumplir la ley, el 48,9% de quienes figuran en las listas son mujeres, la realidad es que tan sólo lo son el 15% de las cabezas de lista de la UMP y el 20% de las del PS.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, en un discurso a estudiantes.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, en un discurso a estudiantes.AFP

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