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Las 'Nits d'Aielo' renacen en su exilio de Valencia

Hace dos meses, Llorenç Barber anunció que el festival de música contemporánea Nits d'Aielo, que había creado hace una década en su localidad natal, no se celebraría en el municipio de la Vall d'Albaida. Las razones, según Barber, eran la "mala educación del Ayuntamiento del PP y su analfabetismo cultural".

Ayer, Barber presentó la nueva cara de las Nits d'Aielo lejos de Aielo de Maferit. Fue en Valencia, en el Octubre Centre de Cultura Contemporània, que servirá como escenario para ese forzoso exilio del certamen los días 8 y 9 de febrero. Y, como señaló Barber, con la intención de quedarse en la capital "si el público responde". Para que eso suceda, el festival ha preparado un suculento menú para los gourmets de la investigación musical y sonora. Artistas procedentes de Estados Unidos, México, Holanda y España ofrecerán una propuesta artística que el propio Barber definió como "maratón" de la vanguardia cultural.

Y la vanguardia cultural se manifiesta en actividades tan singulares como el concierto de walkie-talkies que ofrecerán los sevillanos Alejandro Peña y Manuel Prados Sánchez, que se ubicarán en diferentes espacios de la sala, con una pareja de aparatos cada uno, para alcanzar un encuentro polifónico. O la de Ricardo Climent, Idoia Zabaleta e Íñigo Ibaibarriaga, quienes se inspiran en el modo de presentar la comida de los restaurantes Kaitenzhusi, el típico ritual de los locales de comida japonesa en el que el cliente elige los platos a medida que le llegan transportados por una cinta a modo de bucle, para estructurar sus composiciones a medida que se les muestran en la pantalla del ordenador.

Además, el espectador de las Nits d'Aielo podrá asistir a un concierto de ordenadores oficiado por el alemán Hans Koch, a los collage polifónicos de Antonio Murga, a la interrelación entre música y cine que proponen Xavier Iriondo y Fernando Aguirre, a la videoperformance musical de Berta Delgado y David Aladro-Vico, a la mezcla de surrealismo y cabaré de El Otro Ilustre Colegio Oficial de Pataphysica, al simultaneismo accional de Sinberífora, a la música de cámara de Grupo Cosmos 21, a la improvisación de Traummaschine, al tratamiento de los instrumentos cotidianos de Sonorum Project, a la música minimalista de Miguel Ángel Marín o al concierto-instalación de Manuel Rocha. Pero, sin duda, la gran estrella del certamen será el músico norteamericano Phil Niblock, artista que mezcla lo visual y lo sonoro, que tocará con su compatriota Thomas Ankersmit.

El festival se completa con tres instalaciones artísticas y dos seminarios, además de la entrega del Premi Cura Castillejo al Propondre més Foragitat, galardón que toma el nombre del párroco valenciano que escribió libros sobre música eléctrica e inventó, en 1933, el electrocompositor musical, un complejo aparato que reproducía, a base de lámparas, resistencias y transformadores, una orquesta completa, y que distinguirá las propuestas más innovadoras.

Llorenç Barber aprovechó la presentación de la 11ª edición del festival para criticar la situación musical de la ciudad de Valencia, a la que "le sobran manifestaciones culturales de escaparate innecesario y aviones privados" y que tiene al Palau de les Arts como principal rémora.

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