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Entrevista:JOSEP MARIA CARRETÉ | Director general de Patrimonio de la Generalitat

"El problema del Arqueológico es que la sede está en Barcelona"

Tras la presentación, el pasado lunes, del Plan de Museos de la Generalitat, en el que se prevé crear un nuevo Museo Nacional de Sociedad (también llamado en privado Museo Catalonia) que agrupará los museos ya existentes de Historia de Cataluña, Etnología y Arqueología, todas las miradas estaban puestas en un arqueólogo que, curiosamente, ha sido uno de los responsables de este plan que supondrá, de hecho, la desaparición nominal del Museo Nacional de Arqueología de Cataluña. Josep Maria Carreté (Vila-seca i Salou, 1963) ha dirigido los museos arqueológicos de Barcelona, Tarragona y Gavà, y desde abril de 2006, aún en la etapa de Ferran Mascarell, es director general de Patrimonio.

"La arqueología ha estado bastante al margen de las políticas patrimoniales del país durante estos años y pensamos que ahora merece un impulso importante"
"La prioridad del Museo de Sociedad no es hacer una historia desde un punto de vista identitario, sino explicar la realidad de un territorio con relación al resto del mundo"
"No cerramos el museo de Barcelona. Seguirán las políticas de exposiciones temporales para mantenerlo con toda la dignidad hasta su traslado en ocho años"

Pregunta. ¿Tan poca entidad y dimensión tenían los museos arqueológicos catalanes como para que haya sido necesario integrarlos en un museo más grande?

Respuesta. No, vamos a ver, no es un asunto de dimensión de los museos, sino una cuestión de estar dentro de la agenda política del patrimonio cultural de este país. La arqueología, que me ha tocado vivir de cerca durante muchos años, ha estado bastante al margen de las políticas patrimoniales y pensamos que merece un impulso importante.

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P. Es extraño que para hacerlo la solución sea que su nombre desaparezca para agruparse en un centro de ciencias sociales.

P. Es que la arqueología no desaparece como disciplina: tendrá un papel tan relevante como se merece en el nuevo museo que se creará. La red de museos de arqueología de Cataluña sigue existiendo y además queremos potenciarla dando un régimen de autonomía muy superior a los museos que la integran. No obstante, no renunciamos a tener proyectos ambiciosos y del siglo XXI para que el ciudadano pueda entender la historia de Cataluña de una manera lo más integral posible con la combinación de diferentes disciplinas.

P. El Arqueológico de Barcelona tiene incluso goteras. Ha habido varios anuncios de reforma, pero poca inversión y escasa voluntad política. ¿Qué ha pasado?

R. Creo que durante los últimos cinco años ha habido un incremento importante de recursos. De los museos nacionales, ha sido el que ha tenido un incremento económico más importante. Hay que tener en cuenta que el Museo Nacional de Arqueología no es el de Barcelona, sino que está repartido en muchas sedes y en todas hay unos déficit importantes. Queremos desarrollar el de Tarragona, en donde se ha desbloqueado el problema del espacio con el acuerdo para el traslado a una nueva sede, y estamos potenciando Empúries más que nunca con una inversión ahora mismo de dos millones de euros para el nuevo centro de acogida.

También estamos invirtiendo en el museo de Barcelona, en donde se ha aprobado ya la reforma del tejado por un coste de 1,8 millones de euros. Es decir, una cosa es que cambiemos el nombre del museo y otra que dejemos de dar importancia a la arqueología. Además, tenemos pensado crear un centro tecnológico puntero dirigido al mundo de la arqueología y en febrero comenzaremos a trabajar en un plan integral para reorganizar todo el sector, desde la Universidad o las empresas hasta la Administración.

P. Ahora se nombrará un comisionado para definir el nuevo museo con el objetivo de que en 2010 se cuente con un proyecto museográfico y arquitectónico. ¿Qué pasará mientras tanto?

R. De entrada no cerramos el museo de Barcelona. Continuaremos las políticas de exposiciones temporales para mantenerlo con toda la dignidad hasta que se tenga que trasladar.

P. El de Barcelona se diluirá y en cambio se potencian Tarragona y Empúries. ¿Tienen mejores colecciones?

R. La colección de Barcelona es fuerte, pero hay muchas piezas procedentes de Baleares o Andalucía, por ejemplo, que pueden dar lugar a una gran política de investigación y de exposiciones temporales, pero que difícilmente nos pueden explicar lo que es la historia de este territorio en un sentido más amplio. En Tarragona y Empúries, al haber tenido una mayor relación comercial con el resto del Meditérraneo, las colecciones nos permiten hablar de todo este mundo y, además, poseen el valor añadido de que tienen debajo un gran yacimiento arqueológico. De hecho, uno de los problemas que ha tenido el Museo Nacional de Arqueología de Cataluña, y le ha generado un daño importante, es que su sede principal estuviera en Barcelona. De alguna manera esto ha condicionado el futuro y la proyección del resto de museos.

P. ¿No habría sido más sencillo trasladar la sede principal a Tarragona o Empúries y coger las piezas que se necesiten de los distintos museos para el discurso expositivo del Catalonia?

R. Lo que ocurre es que teníamos el compromiso en el Parlament de hacer nacional el Museo de Historia de Cataluña, que necesita renovarse y cambiar de sede, y, por otra parte, también había el compromiso de hacer el Museo Nacional de Etnología de Cataluña, y además, tenemos el Arqueológico. Seguiendo la vieja escuela, los tres tenían que hacerse en Barcelona y podíamos encontrarnos con tres museos explicando la misma historia. La reflexión que nos hiciemos era que resulta mejor juntarlos en un gran museo multidisciplinar. Eso nos permite unificar servicios (biblioteca, salón de actos, servicios generales), ajustar las inversiones, porque aunque no hay presupuesto es más barato construir una sola sede que tres, y planteamos un centro más potente. La prioridad temática no es hacer una historia desde un punto de vista identitario, ni mucho menos, sino explicar la realidad de un territorio en relación con el resto del mundo. Y la mejor manera de hacerlo, entendemos, es reunir recursos.

P. ¿El Catalonia tendrá una sola dirección?

R. Se supone, pero después habrá tres divisiones muy importantes en el interior del museo, cada una de ellas con un director. La arqueología no pierde ni un milímetro, y la etnología y la historia, tampoco. Además, el director puede ser perfectamente un arqueólogo.

P. ¿Será por concurso?

R. No lo sé, supongo que sí. Dentro de ocho años podré contestarlo. Me atengo a lo que dijo el consejero: a veces es mejor un concurso y a veces no hace falta.

P. Cuando era director del Museo Nacional de Arqueología, ¿pensaba como ahora?

R. Entonces presenté un plan de reforma que se aprobó, pero que no se dotó económicamente. Insisto, la arqueología no estaba en la agenda política. Cada proyecto es fruto de su tiempo y ahora se apoya más lo que se ha presentado que lo que se pensaba entonces. Por otra parte, si en Barcelona tuviéramos el Museo Pergamon, por supuesto que no lo tocaríamos. Hay que mirar lo que tenemos, dignificarlo y potenciarlo al máximo.

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