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Reportaje:

"La metástasis ya no nos asusta"

Massagué da un salto en la investigación del cáncer al encontrar las moléculas que evitan que las células tumorales de mama viajen a otros órganos

"La complejidad de la metástasis ha dejado de asustarnos; ahora ya sabemos cómo desgranarla con convicción", afirma el investigador español Joan Massagué en conversación telefónica con EL PAÍS desde su laboratorio en el Sloan-Kettering Center de Nueva York. Acaba de encontrar en unas moléculas minúsculas del genoma, en concreto tres microARN, un mecanismo clave para desactivar la metástasis tumoral en el cáncer de mama. Se encargan de restringir la actividad de ciertos genes que otorgan a las células tumorales dos funciones indispensables para producir metástasis: proliferación incontrolada y movilidad para invadir otros órganos.

El descubrimiento deja claro que a partir de ahora el estudio en torno a los microARN marca la hoja de ruta para desvelar por fin qué señales hacen que una célula se vuelva cancerígena y, además, acabe invadiendo tejidos. "Cada microARN sería como un semáforo en rojo que detiene la actividad de un grupo de genes. Si este semáforo deja de funcionar, la actividad de los genes se va a manifestar cuando no debe", explica Massagué. Se estima que más del 30% de los genes humanos son controlados por estas pequeñas moléculas.

Los resultados de esta investigación abren la puerta a dos nuevas dianas terapéuticas. Aunque todavía quedan por conocer los detalles del programa que hace que estas moléculas se activen o desactiven, algunas compañías farmacéuticas ya se han interesado por el descubrimiento. "Todavía no se sabe cómo introducir los fragmentos de microARN en el cuerpo, pero varias compañías están investigando febrilmente. Ya veremos qué podrán hacer", afirma el investigador.

La metástasis ocurre cuando las células del tumor maligno primario invaden otros órganos y se multiplican en ellos formando nuevos tumores. La labor del equipo de Massagué se centra en identificar el conjunto de genes, y ahora también microARN, que las células de un tumor piratean para desarrollar la metástasis. En 2005 identificaron 18 genes implicados en la metástasis de cáncer de mama en el pulmón. "Mientras avanzábamos en el estudio más a fondo de cuatro de estos genes, decidimos identificar microRNA que se pierden en los cánceres de mama metastáticos más agresivos", explica.

Para detectarlos, analizaron los perfiles genéticos de células metastásicas humanas. Al compararlos, detectaron que las células más agresivas carecen de un grupo de microRNA. Al reintroducir dos de estas moléculas, miR-335 y miR-206, lograron disminuir la capacidad de las células de invadir los pulmones y huesos en ratones. Restableciendo una tercera, miR-126, desactivaron su capacidad de dividirse.

En el caso de miR-335, los investigadores también han averiguado que "reprime seis genes que en enfermas con tumores agresivos y con peor pronóstico presentan altos niveles de expresión", explica. Entre ellos se encuentra el gen TNC que "genera una proteína que se incorpora a la matriz externa de la célula para que pueda moverse e invadir el tejido", explica Massagué.

Los esfuerzos del equipo de Massagué se centran ahora en averiguar por qué estos microARN dejan de funcionar y si intervienen en otros tipos de tumor. Al mismo tiempo, prosigue su búsqueda para desentrañar el conjunto completo de genes de la metástasis. "Puede haber un centenar de alteraciones para que la célula llegue a saltarse todas las barreras biológicas que les impiden moverse, invadir otros órganos y proliferar cuando no deben", precisa. "Pero para tratar el cáncer no será necesario atacar todas estas alteraciones. La clave es averiguar cuáles son más determinantes y cómo abordarlas terapéuticamente".

La importancia de los microARN en las células humanas se conoce hace apenas siete años. Son cadenas de ácido ribonucleico formadas por 20-22 nucleótidos y se encargan de ordenar al ARN mensajero, transcrito por los genes, para que codifique o no proteínas. Tiene un papel clave en el desarrollo embrionario, el cáncer y las infecciones víricas.

Un programa pirateado

Los microARN son una pieza clave para acabar de desvelar las instrucciones del libro de la vida. Al mismo tiempo, son estructuras clave en el cáncer, una de las principales causas de muerte en el mundo, y para el origen de la vida. El investigador español Antonio Giráldez, del departamento de genética de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, también trabaja con microARN implicados en el desarrollo embrionario. Giráldez afirma que este cruce de caminos se debe a que "es posible imaginar que la principal función para los miRNA asociados con metástasis no es controlar la metástasis en sí, sino controlar el movimiento de las células durante el desarrollo. Las células cancerosas se aprovechan de este programa celular y lo piratean para usarlo en su propio beneficio, en este caso colonizar otros tejidos y expandirse".

El grupo de investigación de Giráldez trabaja con el miR-206, que se expresa durante el desarrollo embrionario en todas las células del músculo, y con el mirR-430, asociado a los linfomas y al cáncer de testículos.

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