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Una máquina para hacer resonancias más baratas puede democratizar su acceso

Los nuevos dispositivos para diagnóstico con imagen gastan una fracción de energía y no producen apenas ruido, algo que facilita su uso con niños

El diagnóstico de lesiones cerebrales es uno de los usos habituales de la resonancia magnética,
El diagnóstico de lesiones cerebrales es uno de los usos habituales de la resonancia magnética,BSIP (Universal Images Group via Getty)

La resonancia magnética ha transformado el diagnóstico médico en las últimas décadas. La posibilidad de tener imágenes de los tejidos blandos del cuerpo, desde los ligamentos de la rodilla al cerebro, ha permitido operar articulaciones o tratar infartos cerebrales de una forma imposible sin esta tecnología. Sin embargo, las máquinas necesarias para realizarlas, con potentísimos imanes superconductores, son caras y tienen un mantenimiento costoso. La revista Science acaba de publicar un artículo en el que se presenta un dispositivo que puede convertirse en una alternativa más asequible para realizar diagnóstico por imagen, que podría ayudar a reducir las listas de espera o llevar esta valiosa tecnología a países con pocos recursos.

Las máquinas de resonancias, una especie de sarcófagos en las que uno se tumba durante unos minutos escuchando un soniquete continuo, funcionan creando un campo magnético que alinea los átomos de hidrógeno del cuerpo. Esta capacidad para manipular el espín, una propiedad de las partículas elementales, permite generar señales diferentes en el tejido sano y el que no lo está. Los imanes que se usan con más frecuencia ahora son extremadamente potentes, con intensidades de entre 1,5 y 3 teslas. Para alcanzar esa potencia, es necesario mantenerlos fríos con helio líquido, algo que requiere mucha electricidad.

Ahora, un equipo de la Universidad de Hong Kong, ha desarrollado una máquina de resonancia magnética de 0,05 teslas, un campo magnético mucho más débil que los utilizados habitualmente, que se puede producir con una infraestructura mucho más barata, con menos gasto energético y mayor seguridad. Además, el poco ruido que generan haría las pruebas más llevaderas para todo el mundo, y especialmente interesantes para los niños.

Este aparato funciona conectándolo a un enchufe normal y no requiere aislamiento para la radiación electromagnética. Comparado con un escáner convencional, que consume 25.000 vatios, el nuevo solo necesita 1.800. Como desventaja, la resolución es menor. Por ejemplo, con una máquina de 1,5 teslas se podría detectar una lesión en el cerebro de un milímetro y la lesión más pequeña que podría detectar el nuevo escáner sería de 4 milímetros.

Los creadores de la máquina, liderados por Ed Wu, tomaron imágenes del cerebro, la columna vertebral, el abdomen, los pulmones, las articulaciones y el corazón, y utilizaron técnicas de aprendizaje profundo para mejorar la calidad de la imagen. Según se explica en un análisis del hallazgo que también publica la revista Science, los avances recientes en la reconstrucción de imágenes y en particular el uso de la inteligencia artificial para mejorar imágenes de baja intensidad de campo han recuperado el interés por esta tecnología.

Las máquinas de baja intensidad, con sus imanes más ligeros y su reducido consumo energético, se podrían construir casi en cualquier sitio a un bajo coste y haría más asequible el acceso al diagnóstico por imagen fuera de los grandes hospitales. Esta ventaja también supondría un gran beneficio en los países menos desarrollados, donde el acceso al diagnóstico por imagen con la tecnología actual es muy reducido.

Joan Carles Vilanova Busquets, portavoz de la Sociedad Española de Radiología Española (SERAM), considera que el artículo muestra una tecnología prometedora, que abarataría el coste y el mantenimiento, pero afirma que “aún se debe realizar un ensayo para ver si son útiles para diagnosticar”. También recuerda que el artículo no ofrece resultados sobre el modo en que la inteligencia artificial puede mejorar la calidad de las imágenes producidas por estos imanes de baja intensidad.

“Los resultados son prometedores. Durante los últimos años se está estudiando la posibilidad de reducir la potencia de los equipos de resonancia para mejorar el coste eficacia, porque la energía es muy cara y los equipos de más de un tesla son caros y tienen un mantenimiento costoso”, apunta Vilanova. “Ahora ya hay equipos de 0,5 teslas, que están disponibles y tienen un consumo cuatro o cinco veces menor que los de más de un tesla, y se utilizan en articulaciones de gran tamaño, como la columna o la rodilla, que no necesitan tanta precisión”, añade.

Antes de poder aprovechar el potencial de este tipo de resonancias, será necesario que los radiólogos aprendan a interpretar las imágenes que produzcan y que se decida cuándo pueden ser útiles y cuándo es necesario seguir utilizando las máquinas más potentes. También será importante el entrenamiento de los sistemas de inteligencia artificial que mejoren las imágenes, algo que requerirá también la generación de un gran número de imágenes con las que entrenar a las máquinas.

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