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Reportaje:

Muchas pelotas para un solo tejado

Los responsables del monasterio de Oia, 40 años abandonado, se culpan mutuamente

Al destartalado alero del Monasterio de Oia se le acumulan las pelotas sin que nadie se digne a recogerlas. Al final, la cubierta va a ceder al peso de tanto vaivén administrativo y se va a desplomar contra el suelo de un pueblo que tiene en el cenobio su mayor joya. Una reliquia cisterciense al borde del mar, entre Baiona y A Guarda, en la que se entrelazan arquitecturas de ocho siglos.

En un solo día, la empresa propietaria, el Ayuntamiento de Oia y la Xunta pueden responder prácticamente lo mismo: Que en su caso tienen los deberes hechos y que, para seguir adelante, son los otros los que deben cumplir. "Ahora la pelota está en el tejado de la Vasco Gallega de Consignaciones y en la Dirección Xeral de Patrimonio", defiende el alcalde popular, Alejandro Rodríguez. Ahora la pelota está en el tejado "de la empresa, que tiene que presentarnos oficialmente el proyecto, y del ayuntamiento, que debe modificar el PXOM", se informa desde la Consellería de Cultura. Pero resulta que todos los tejados son uno solo que se hunde y que, precisamente a requerimiento de Patrimonio, tuvo que ser consolidado recientemente, con una reparación de urgencia que costó 400.000 euros, por parte de la firma propietaria con sede en Vigo.

"Tendré que morir yo y el siguiente alcalde para que esto se caiga", dice el regidor
La empresa quiere edificar en fincas en las que el plan general lo prohíbe

Desde hace cuatro décadas, el monasterio que creció a partir de la ermita de San Cosme, donada en 1.137 por Alfonso VII a una pequeña comunidad de monjes anacoretas, no ha hecho más que enfrascarse en su propia ruina. Y así, ensimismado, ha visto cómo, a medida que se le fueron viniendo abajo las piedras, ha pasado por las manos de cinco propietarios y ha sido tanteada por ocho pretendientes, quizás todos ellos con las mismas buenas intenciones. El objetivo general ha sido siempre el de devolverle el antiguo esplendor para convertirlo en hotel monumento, aunque la última propietaria, la Vasco Gallega, también habló de la creación, junto a las habitaciones para turistas, de un geriátrico.

El 25 de noviembre de 2004, según recuerda el regidor de Oia, la Vasco Gallega compró el conjunto (catalogado Bien de Interés Cultural, BIC, en 1931) al Banco Pastor por 2.400.000 euros. "El banco tenía esto aquí" como una propiedad más "pero no daba muestras de tomárselo en serio", relata Rodríguez, "y tuvimos que forzarlo mucho para que vendiese". Al final, continúa el alcalde, "entre la Diputación de Pontevedra, el conselleiro Pérez Varela y Manuel Fraga lo arreglaron. Yo creo que, en realidad, fue Fraga el que lo consiguió, porque a él sí que le hacían caso".

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Con el claustro en sus manos, Vasco Gallega fundó la filial Residencial Monasterio de Oia y presentó al consistorio, para su aprobación, "no un proyecto de reforma y rehabilitación, como exige el PXOM", protesta el alcalde, "sino únicamente un convenio urbanístico, al parecer consensuado con Patrimonio y la Consellería de Política Territorial". Un convenio que el equipo de gobierno no ha aceptado y que ha sido remitido de nuevo, con modificaciones, "por tres veces". La última, la semana pasada.

El convenio último propone al ayuntamiento la construcción de 373 habitaciones en varios apartoteles y el resto, 72, en el cenobio. Para levantar estos apartoteles, la empresa ya ha logrado comprar 20 fincas, pero todavía negocia con otros tantos propietarios que se resisten porque consideran mal pagados unos terrenos en los que el plan general, a ellos, no les permitía edificar por encontrarse tan próximos al BIC. Ésta es una de las razones que más pesan en Alejandro Rodríguez. "¿Con qué cara voy yo a incluir en el PXOM esas fincas si a los vecinos no les dejaba hacer nada de nada en ellas?" En esta ocasión, el alcalde retiró del orden del día del pleno municipal el debate sobre la suerte del conjunto monacal, según él, porque la secretaria de Urbanismo le alertó de que carecía de los informes favorables de tres departamentos de la Xunta (Patrimonio, Medio Ambiente y Política Territorial) y de otro más de Costas del Estado. Algo que, por supuesto, la empresa niega.

Con las mismas, el regidor envió este tercer convenio a Cultura y hoy asegura que está esperando a que la consellería ponga fecha para una entrevista. Pero mientras aguarda, el alcalde pide también que "se cumpla la ley que obliga a la empresa a ceder un 10% del terreno para uso público". Pero a esto, la Vasco Gallega también responde con un no. Según el presidente de la consignataria, Juan Martínez, las intervenciones en los BIC están libres de la cesión de suelo.

Hace unos días, el empresario alertó del peligro de derrumbe de un ala del monasterio. "Que se deje de cuentos. Tendré que morir yo y el siguiente alcalde que venga", decía ayer el regidor, "para que esto se caiga". "No sé cuánto falta para que se muera pero...", respondía a esto Martínez.

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