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Quiero ser Elvis

No se puede concebir el universo Elvis sin la presencia de sus imitadores, que esta semana son multitud en Memphis. Hasta allí han viajado los 24 finalistas del primer concurso oficial organizado por la Elvis Presley Enterprises, que premiará al ganador con 5.000 dólares, la posibilidad de actuar en el primer crucero Elvis de la historia y, por supuesto, la gloria de ser el mejor Elvis oficial. Cantan, se mueven, se peinan, se visten e incluso parecen hablar como lo hacía El Rey y todos declaran su amor incondicional por el artista y su música, lo cual no es de extrañar cuando todos confiesan ganar "mucho dinero" imitándole. Y no sólo ellos, que supuestamente son los mejores del mundo. Al margen de ese concurso se han organizado otros a lo largo de la semana, entre los que compite She is the King, nombre artístico de una australiana reconocida entre toda la comunidad de clones de Elvis (hay pocas mujeres) que, enfundada en un traje de plástico rosa diseñado por ella, explica qué mueve a los de su raza a entregarle la vida a Elvis. "Yo creo que la mayoría empezamos por pura pasión musical, porque no había otro como él, porque era un hombre perfecto, porque su música te hace sentir. Después descubres que puede convertirse en una forma de vida y que además puedes ayudar a mantener su memoria viva y ya no lo dejas. Hay que celebrarlo porque Elvis Presley era rock and roll. Al final de su vida se sintió solo y nadie le dio amor. Ahora se lo damos todos sus fans".

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