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Reportaje:

El escenario está en la calle

El Busker's Festival, certamen de música callejera, termina hoy su tercera edición

Cerveza, calor, música y playa. La que para muchos es la combinación veraniega perfecta se ha hecho realidad este fin de semana, en la playa de la Barceloneta, con el Busker's Festival, el certamen internacional de música callejera que termina hoy su tercera edición en Barcelona.

Desde el pasado jueves, entre 8 y 14 grupos actúan simultáneamente en diferentes zonas del barrio, entre las siete de la tarde y las diez de la noche. Hoy es el turno de nueve agrupaciones musicales de estilos tan diversos como la rumba, el jazz y el hip hop. "Es una iniciativa genial, ¿a quién no le gusta estar en la playa, por la tarde, con una cerveza y escuchando música?", se pregunta Sergi, de 28 años, mientras asiste en la plaza de la Barceloneta al concierto del grupo latino Robadors 51.

En esta plaza -que ha sido, por decirlo así, la pista central del festival- unas 300 personas de todas las edades bailan, beben o escuchan el concierto en un ambiente muy animado. La mayoría acaban de salir de la playa y, según dicen, se han topado con el festival por casualidad. Algunas vecinas del barrio, como Magdalena, de 69 años, incluso se han llevado una silla para asistir al evento. "Esto es estupendo. Deberían hacer más cosas así, porque le dan mucha más alegría al barrio", comenta encantada.

El público y la atmósfera de cada concierto son muy diferentes. En un punto del paseo de Joan de Borbó, alrededor de 50 personas asisten a la actuación del grupo de música folk europeo Bruma. Frente a los intérpretes, ocho personas danzan un baile tradicional en torno a una farola. David, de 36 años, es uno de ellos. "Ya era hora de que pudiésemos disfrutar de la música de esta manera", afirma.

Algo más allá, en un ambiente silencioso y relajado, el tango de la banda Violetango es escuchado por otras 50 personas, todas sentadas en el suelo. Anaïs, de 25 años, forma parte de este público. "Esto es una gran idea y, además, este horario de tarde me parece el apropiado. Así nosotros podemos disfrutar y los vecinos pueden descansar", asegura.

Los organizadores del festival -la entidad cultural La Casa Amarilla- no están de acuerdo y protestan contra la normativa cívica del Ayuntamiento que regula, entre otras cosas, la música en la calle. "Es una pena, porque a las diez de la noche es el momento en que hay más gente. El jueves esto estaba lleno y aparecieron los Mossos para echarnos", cuenta Carlos Mendoza, de 31 años, integrante del grupo de rock latino Luz Verde, una de las bandas que actúan en el festival. "En todo caso, se trata de una gran idea: hay un ambiente informal y relajado, te escucha gente que de otro modo no lo haría... Hacer música en la calle es maravilloso", sentencia.

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Con la caída del sol, todos los conciertos terminan. Pero no por ello cesa la música. Ajenos al evento, una pareja de violinistas toca junto a un restaurante. Su canción es uno de los mayores éxitos de todos los tiempos de la música callejera: Bésame mucho. Un tema que seguirá sonando este verano en las calles de Barcelona, a cualquier hora, en cualquier lugar.

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