_
_
_
_
_
Reportaje:Grec'07

Pasqual pone especias a Goldoni

El Romea acoge un "energético" montaje de 'La famiglia dell'antiquario'

Jacinto Antón

"La ha hecho a su manera, algo picante, muy especiada, al curry". Con este símil culinario, Luca de Fusco, director del Teatro Stabile del Veneto, explicó el montaje que ha realizado Lluís Pasqual de La famiglia dell'antiquario, de Carlo Goldoni, que recala hoy en el Teatro Romea (hasta el domingo) como parte del festival Grec tras estrenarse el pasado 18 de julio en Venecia. De Fusco aclaró lo que entiende por especiado: "Ha llevado a esta familia del título al borde de un ataque de nervios".

La obra del autor veneciano por antonomasia la ha puesto el director catalán en escena en la ciudad de los canales, con actores italianos y en el idioma original que incluye dialecto veneciano ("muy parecido al catalán", según Pasqual), en una coproducción del teatro que dirige De Luca y el Teatro Stabile di Genova realizada con motivo del 300º aniversario del nacimiento de Goldoni. "Dice que se ha sentido como un italiano llamado a cocinar una paella en Valencia", bromeó De Fusco, que lanzó los más rendidos elogios a Pasqual - "uno de esos pocos directores auténticamente europeos capaces de mezclar talentos y tradiciones"- y subrayó que el espectáculo ha sido todo un éxito en Venecia, el mayor, hasta el momento, de la actual edición del Festival de Teatro de la Biennal.

Pasqual, que matizó que picante significa 'energético', ha tomado la pieza de Goldoni, una de las menos conocidas y representadas (no la han montado ni Visconti, ni Squarzina, ni Strehler, ni Ronconi) y la ha llevado a escena "siguiendo la partitura", lo que marca el propio texto con su ritmo y musicalidad, con sólo, dijo, una aportación propia, una intuición. "Me pareció que las cosas en Italia no habían cambiado tanto, que las familias seguían teniendo en la pared el viejo Tiépolo manchado de humedad ante el cual va pasando la historia". Así que ha hecho desarrollarse los tres actos y 53 escenas originales en nueve secuencias que transcurren entre 1780 y 2007, y en las que el vestuario (de Franca Squarciapino), la música y la manera de interpretar van evolucionando sutilmente -también algún elemento escenográfico, como una silla, que empieza siendo de damasquinado y acaba en diseño de Philippe Stark- para marcar el paso del tiempo. La acción de esta comedia, que Pasqual califica de cruce entre Las bodas de Figaro y El jardín de los cerezos, centrada en una suegra aristocrática y una nuera burguesa enfrentadas a muerte ante el estupor de la familia, amigos y criados, sucede pues en el montaje en diferentes épocas. Con la misma melodía de fondo, pero interpretada al clavecín, en clave de tango o con ritmo de hip-hop y con estilos actorales que van de la Comedia del Arte al código televisivo pasando por el vodevil.

De momento, Pasqual no tiene otros proyectos teatrales atados. Tras declararse nómada vocacional -"tengo 47 maletas"-, dijo que dejará en diciembre, cuando acaba su contrato, el Teatro Arriaga de Bilbao. Del aniversario del Lliure, que ha cumplido 30 años, reveló que su magdalena proustiana en relación con la efeméride es el olor de la cera con que dieron brillo a la sala antes de abrirla al público. No obstante, matizó que no tiene ningún sentimiento de nostalgia. "La gente del teatro no nos la podemos permitir".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_