_
_
_
_
_
Reportaje:

El desafío electoral de los kurdos de Turquía

30 candidatos nacionalistas independientes cuentan con posibilidades de representar a su comunidad en el Parlamento de Ankara

Juan Carlos Sanz

Hartos de sumar más del 50% de los sufragios votación tras votación y de quedarse a las puertas del Parlamento de Ankara durante más de una década, los candidatos kurdos se presentan como independientes en las legislativas turcas del próximo domingo. Sólo así podrán acceder a una Cámara que exige superar, en caso de figurar en las listas de un partido político, el 10% de los votos en todo el país. Un listón electoral que en España desterraría a nacionalistas vascos y catalanes de su representación parlamentaria.

Los sondeos prevén que 30 de los 64 aspirantes independientes del sureste de Anatolia lograrán su escaño esta vez, en un hito histórico para la centralista Turquía.

Gülten Kisanak almuerza en la sede del Partido de la Sociedad Democrática (DTP, nacionalista kurdo), "heredero" del Partido de la Democracia del Pueblo (DEHAP) y de una larga lista de grupos políticos disueltos sucesivamente por la justicia turca. "Mi programa es simple: derechos humanos. Pero los universales. No es aceptable que Turquía siga sin reconocer la identidad y la cultura kurdas", explica esta periodista de 47 años. Es su único momento libre para conversar, entre una reunión de estrategia de campaña y un mitin en un distrito rural de Diyarbakir en la sofocante tarde del sureste de Anatolia.

Después de 23 años de conflicto, la tasa de paro de la comunidad kurda supera el 50%

Turquía vota en pleno julio porque el Gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan adelantó las elecciones, previstas para noviembre, en medio de una grave crisis política y de un inquietante ruido de sables. Turquía llega profundamente dividida a la cita con las urnas del domingo. Islamistas moderados en el poder frente a laicos amparados por el Ejército. Ultraderechistas turcos contra nacionalistas kurdos.

Gülten Kisanak conoce las cárceles de su país. Tres años de internamiento poco después del golpe de Estado de 1980, el más sangriento de los que ha sufrido Turquía en el último medio siglo. "A pesar de haber barrido en nuestras circunscripciones, en 2002 nos quedamos fuera del Parlamento con el 8% de los votos nacionales", recuerda. "Mientras tanto, el conflicto entre el Estado y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán [PKK, guerrilla separatista] se ha agudizado. Hay que revisar la Constitución, aprobada tras el golpe militar, para poder buscar una solución para la cuestión kurda en Turquía".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En Diyarbakir, la única academia de enseñanza del kurdo (lengua materna del 80% de la población), fue abierta tras las aceleradas reformas legales que precedieron al inicio de las negociaciones para la adhesión de Turquía a la UE en 2005.

La televisión estatal sólo emite algunos documentales en kurdo en su programación regional. Y el alcalde del distrito de Sur, el centro histórico amurallado de Diyarbakir, Abdulá Demirbas, ha sido destituido poco antes de las elecciones por editar folletos informativos sobre limpieza viaria en turco, kurdo e inglés. "Me notificaron el fallo el mismo día que acaba el plazo para poder inscribir mi candidatura en las legislativas", relata este sociólogo de 42 años, que recibió en las municipales el 60% de los votos de su circunscripción.

Los cuatro candidatos independientes de la capital regional kurda destacan en sus programas el subdesarrollo que sufre su comunidad, con una tasa de paro que supera el 50%, tras más de 23 años de conflicto, frente a la emergente economía del oeste y la costa sur de Turquía, un país cuyo PIB crece a marchas forzadas (una media anual del 7%) tras su acercamiento a la UE.

En la ciudad de Diyarbakir -1,5 millones de habitantes-, dos terceras partes de la población han llegado en aluvión en los últimos 20 años, expulsadas por los choques entre el Ejército y el PKK, desde las zonas rurales del sureste de Anatolia, donde se concentra el grueso de los 18 millones de kurdos que viven en Turquía (78 millones de habitantes). El conflicto se ha cobrado 40.000 vidas. Las últimas 200 en lo que va de año.

Previsiblemente, el resto de los 10 escaños de la circunscripción serán para el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del primer ministro Erdogan. "En 2002 logramos ocho diputados con sólo el 16% de los votos porque ellos [los nacionalistas kurdos] se quedaron fuera del Parlamento a pesar de sumar un 40% en Diyarbakir", explica Abdurrhaman Kart, un ingeniero de 39 años que se presenta en la candidatura islamista gubernamental.

"Ahora la gente ya nos conoce, sabe que nuestra gestión ha impulsado la democracia, el desarrollo económico y las negociaciones para ingresar en la UE. Los llamados partidos laicos han dado la espalda a este pueblo y sus líderes lanzan el mensaje electoral de que todos los kurdos somos terroristas; sólo piensan atemorizar a los votantes turcos para sacar partido del miedo en las urnas", argumenta el candidato del AKP. "Mucha gente confía en nosotros en Diyarbakir porque saben que buscamos avanzar en la vía democrática. Yo, por ejemplo, estoy orgulloso de ser musulmán y quiero dar una educación religiosa a mi hijo, pero no puedo elegir con libertad", añade Kart.

Una reunión electoral en la ciudad de Mardin (sureste de Turquía).
Una reunión electoral en la ciudad de Mardin (sureste de Turquía).REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_