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Entrevista:ANDREA RICCARDI | Fundador de la Comunidad de San Egidio

"Mi carácter no es de madre abadesa"

Tiene 57 años, es historiador y dirige la comunidad laica de San Egidio, que promueve el diálogo entre culturas y religiones, está presente en 70 países y ha mediado en diversos conflictos internacionales. Se dice bibliófilo, y lamenta que la diabetes le complique la buena mesa y mejor vino. La pizza es su debilidad

Pregunta. ¿Qué es su último libro, Convivir? ¿Un recetario?

Respuesta. No es ni un libro de recetas ni un libro sobre las parejas de hecho, sino sobre la relación entre civilizaciones.

P. No me diga más: lo ha escrito pensando en Zapatero.

R. A mí se me ocurrió antes. No me considere a la cola [ríe].

P. Usted, que habla con todas las religiones: ¿Quién tiene la cabeza más dura?

R. Los que creen menos y tienen más miedo.

P. ¿Hay más fanáticos en el islam o en el cristianismo?

R. Nunca los he contado. En el islam, muchos, quizá unos pocos más. Pero los hay en todas las religiones.

P. ¿Se puede dialogar cuando, como en la Iglesia católica, el jefe tiene la razón de antemano?

R. El problema es que no hay otra receta. Lo contrario al diálogo es el conflicto. Y muy a menudo en la Iglesia la última palabra no la tiene el Papa, sino los periódicos.

P. Si tuviera que mediar entre el Vaticano y España, ¿por dónde empezaría?

R. El Vaticano no me lo ha pedido jamás. E históricamente a Madrid no le gustan mucho las mediaciones de San Egidio.

P. Se pregunta cómo "vivir juntos". Pero luego no predica con el ejemplo: nunca ha disfrutado o soportado a una mujer.

R. Usted reduce lo de vivir juntos al ámbito doméstico. Yo no le puedo contar a toda la gente a la que he soportado.

P. Usted que entiende de fe: ¿en el Vaticano creen en Dios?

R. Yo creo que sí. Bastante.

P. ¿Quién más y quién menos?

R. Ah, esto habría que preguntárselo a Dios. Le deseo que pueda entrevistarlo. Sería un gran éxito.

P. ¿Juan Pablo II o Benedicto XVI?

R. Mi padre, que no era muy católico, me tomaba el pelo diciéndome: "Para vosotros los católicos, el Papa mejor es siempre el Papa vivo".

P. O sea que le hace usted la pelota a Benedicto.

R. Nunca. Fui muy amigo de Juan Pablo II; y me resulta simpático Ratzinger, porque es un tipo tranquilo.

P. ¿La democracia es buena, excepto para la Iglesia y para San Egidio?

R. La democracia es óptima para San Egidio: la hemos reconstruido en Mozambique y en otras partes del mundo.

P. Pues sus estatutos hablan de presidente elegido cada cinco años. Y usted lleva mandando en San Egidio desde que lo fundó en 1968.

R. Pero ya no soy presidente desde hace quince años.

P. ¿Y entonces qué es: un líder carismático, una madre abadesa, un santo?

R. Santo, cero o uno; madre abadesa, menos diez: no es mi carácter. ¿Líder carismático? Si quiere decirlo así... Pero no me siento muy carismático: pongamos un tres.

P. ¿Es autoritario?

R. Soy un tranquilo sensible. No demasiado prepotente.

P. Ahora están comprometidos en la batalla contra el sida. ¿Preservativo sí o no?

R. San Egidio no trabaja con los preservativos, sino con el diagnóstico y el tratamiento. Tenemos a nuestro cuidado 31.000 enfermos de sida. Y, por cierto, no encontramos dinero para ello.

P. Dicen que, en épocas de cónclave, por aquí se ha visto a varios cardenales. No tendrán escondido al Espíritu Santo.

R. Si así fuera, lo sacaría para que me ayudara a hablar con usted. Yo quedaría estupendamente.

P. ¿Ha cometido grandes errores?

R. ¡Quién sabe!

P. ¿De mayor preferiría ser cardenal o presidente del Gobierno?

R. Muy buena pregunta. A mí ser cura no me gustaría. Ni siquiera cardenal, porque no me gustaría vestir de rojo. Ser presidente del Gobierno es demasiado trabajo. Y en Italia, además, caen siempre, excepto Berlusconi.

P. Si lo hace por la duración del cargo, mejor ser Papa.

R. Estadísticamente, en los últimos periodos no cambian mucho [ríe]. Pero yo no tengo estas ambiciones.

P. ¿Quieren ser una iglesia dentro de la Iglesia, como el Opus?

R. No. Estamos contentos como estamos.

P. Usted tiene un tío beato...

R. Cuánto se mete usted en los asuntos de los demás.

P. ¿Reza a su tío para vender en España muchos ejemplares de Convivir?

R. No, no. No rezo a mi tío.

P. No sé cómo se lo tomará la editorial.

R. Pues quítelo. Yo tenía una tía que me decía: "Reza a tu tío cuando tengas exámenes". Una vez lo hice, y fue una escabechina.

P. Entonces casi mejor que no se entere la editorial.

R. Ya. Usted sabe incluso qué era mi tío. ¿Y el suyo?

P. Ni beato ni nada.

R. Lo siento.

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