_
_
_
_
_
Crónica:Fútbol | Copa de la UEFA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Osasuna empata frente a un Girondins reservón

Las tablas entre el Girondins y Osasuna se firmaron antes de saltar al campo. El cuadro francés, volcado en la Liga y tras vencer el domingo al Marsella, prefirió tomarse un día de vacaciones y no arriesgarse ni un ápice. Por su parte, el navarro, que cada vez que ha visitado Francia en competiciones europeas se ha llevado a casa un saco de goles, decidió asegurar el partido y dejarlo todo al albur del Reyno de Navarra. Solución al dilema: un empate a cero tras un duelo plano y aburrido, marcado por el terror de unos y otros a no perder.

Hay pocas presencias más densas que las de un equipo lento y con escasa capacidad goleadora. El Girondins, con esos dos defectos, pero con la virtud del orden, firmó una primera mitad impecable en la zaga, pero casi inexistente al atravesar la línea del medio campo. Osasuna, mientras tanto, se agazapaba para mantener el resultado a la espera de una contra, un imposible debido al orden bordelés. Un muermo, en definitiva.

GIRONDINS 0 - OSASUNA 0

Girondins: Rame; Jemmali (Marange, m. 46), Planus, Cid, Jurietti; Faubert, Mavuba, Francia, Alonso (Ofertan, m. 82); Smicer (Perea, m. 64) y Chamakh. No utilizados: Valverde; Henrique, Dalmat y Lucas.

Osasuna: Ricardo; J. Flaño, Cruchaga, Josetxo, Corrales; Juanfran, Nekounam, Puñal, Muñoz (David López, m. 65); Webó (Soldado, m. 74) y Milosevic (Raúl García, m. 90). No utilizados: Elía; M. Flaño, Cuéllar y Font.

Árbitro: Alon Yefet. Amonestó a Puñal, Smicer, David López, Planus y Raúl García.

Unos 22.000 espectadores en el Chaban-Delmas, de los que casi 6.000 eran osasunistas.

Los de Ziganda salieron más pendientes del retrovisor que de mirar a la meta de Ramé. El Girondins repitió la proclama y el encuentro se desarrolló en las trincheras del centro del campo. Con Soldado, en estado de gracia, sentado en el banco y Muñoz, un medio centro de libro, en la banda izquierda en vez de David López, Osasuna apenas tuvo capacidad de llegada. Así, mostró un aspecto esclerótico, sin fluidez en el movimiento del balón ni capacidad para llevar el fútbol al área del Girondins.

El descanso sirvió para poco. Osasuna saltó con más nervio, llevando el juego al campo francés, pero sin hacer circular balones hacia los delanteros. Ante el aumento de la presión rojilla, Gomes intentó imponer la potencia del colombiano Perea en su ataque, pero la fuerza de la costumbre hacía recular a sus compañeros. Por su parte, Ziganda, observando las carencias de Muñoz en el ala, sacó a David López y, minutos después, tiró de Soldado. Pero el miedo a recibir un gol mantenía los esquemas de conservadurismo barajados por ambos entrenadores.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_