_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Oportunidad de una propuesta

Hace unas semanas el director de Abc propuso al presidente del PP que presentara una moción de censura al presidente del Gobierno. Entendía el Sr. Zarzalejos que la situación del país se estaba aproximando a un punto crítico y que era preciso que el principal partido de la oposición y única alternativa de Gobierno diera garantías a la sociedad española de que, si José Luis Rodríguez Zapatero era incapaz de manejar el timón del Estado, sí había en España alguien en condiciones de hacerlo. Con la composición del Congreso de los Diputados en este momento es prácticamente imposible que la moción de censura prospere, pero, como recordaba el director de Abc, dicha institución no está prevista en la Constitución simplemente para sustituir al Gobierno, sino también para transmitir a la opinión pública el mensaje de que hay alternativa frente a lo que se entiende que es una situación de desgobierno.

Más información
Aznar acusa a Zapatero de ceder ante ETA como lo hizo Chamberlain ante Hitler
Garzón afirma que no se ha probado que la izquierda 'abertzale' forme parte de ETA

No creo que estemos ante una situación de desgobierno. Más bien lo contrario. No está siendo una mala legislatura. Se han reconocido nuevos derechos y mejorado las condiciones de ejercicio de otros muchos, se ha canalizado de una manera que está resultando al final bastante pacífica la reforma de los estatutos de autonomía, se ha saneado y se ha puesto fin a una televisión pública al servicio del Gobierno, se puso fin a la presencia española en la guerra de Irak, se ha gestionado la economía de una manera más que satisfactoria y se ha conseguido un superávit en las cuentas públicas que contrasta con las dificultades que están teniendo para cuadrarlas países que tradicionalmente habían estado por encima del nuestro en este terreno (la EPA conocida ayer lo confirma de manera clara). Se ha puesto en práctica de manera coherente y persistente una política de igualdad, cuyos frutos no se ven de manera inmediata, pero que nos orientan inequívocamente en la dirección adecuada. E incluso, en lo que al terrorismo se refiere, aunque estemos todavía bajo el impacto del último atentado de ETA, no se puede olvidar que, objetivamente, esta legislatura está siendo hasta ahora la mejor de todas desde la recuperación de la democracia.

Pero estoy seguro de que una parte muy importante de la sociedad española coincide con el Sr. Zarzalejos, considera que se ha perdido el rumbo por parte del presidente del Gobierno y es más que posible que se sienta insegura respecto de lo que el futuro pueda depararnos. Y tengo la impresión de que el diagnóstico del director de Abc es compartido por la dirección del PP en general y por Mariano Rajoy en particular. Al menos es lo que se desprende de todas sus intervenciones públicas, parlamentarias o no, en las que no deja de hacer visible el desprecio que le merece José Luis Rodríguez Zapatero no sólo como presidente del Gobierno, sino también como persona.

Si eso es así, sería políticamente positivo que el presidente del PP, en lugar de jugar a la contra y expresarse exclusivamente en negativo, descalificando la acción de gobierno, se dirigiera al país en positivo y le explicara en qué debería corregirse dicha acción de gobierno, a fin de que no nos deslizáramos por una pendiente que puede conducirnos a una situación irreversible.

Los ciudadanos agradeceríamos que el Sr. Rajoy nos dijera qué política se debería poner en práctica en materia de derechos fundamentales, en lo relativo a la estructura del Estado, en política de igualdad, en presencia internacional de España, en gestión de la economía y también en política antiterrorista. Pienso que sería tranquilizador que el presidente del PP pudiera debatir con los portavoces de los demás grupos parlamentarios a partir de sus propuestas y no que lo oyéramos siempre enfrentándose con los demás a partir de propuestas ajenas. El no a todo en que Mariano Rajoy y su partido se han instalado está imposibilitando que exista un debate político digno de tal nombre. ¿Sería posible que lo hubiera a partir de sus propuestas? Valdría la pena comprobarlo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_