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Entrevista:JAAP DE HOOP SCHEFFER | Secretario General de la OTAN

"Sería un error convertir la OTAN en un gendarme global"

La situación en Afganistán, con la ratificación del compromiso aliado para estabilizar el país, será el núcleo de la cumbre que la OTAN celebra los próximos martes y miércoles en Riga, la capital de Letonia. Los jefes de Estado y de Gobierno de los 26 países, con George W. Bush a la cabeza, discutirán también sobre el modo de reforzar las relaciones con países con los que se comparten intereses estratégicos y valores, en especial de la región Asia-Pacífico. Para el secretario general aliado, el holandés Jaap de Hoop Scheffer, eso no significa que la OTAN tenga ambición de policía del mundo. "Sería un error que se convirtiera en gendarme global", dice en conversación con un grupo de corresponsales de Bruselas.

"Permitir que Afganistán caiga de nuevo en manos de los talibanes sería volver a tener el terrorismo en la puerta de casa"
"Apoyamos una UE que asuma más tareas. La OTAN no puede hacerlo todo. Con 50.000 soldados en tres continentes ya hace mucho"

Pregunta. El general James Jones, supremo jefe aliado, acaba de lamentar las restricciones que los Estados ponen al empleo de sus fuerzas en Afganistán, porque imposibilitan el uso adecuado de los 32.000 soldados allí desplegados. Ha hablado de hasta 50 limitaciones de distinto tipo.

Respuesta. Las restricciones son un factor muy importante en el desarrollo de la operación en Afganistán. La Alianza está formada por 26 países y cualquiera tiene que poder acudir en socorro de quien lo necesite en caso de emergencia.

P. Bush va a pedir más tropas ¿Es insuficiente lo que hay?

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R. No estamos satisfechos con las fuerzas que tenemos [el 85% de lo acordado], aunque hay que reconocer que nunca se alcanza el 100% de la fuerza prevista y que nunca habrá un despliegue complemente libre de restricciones. Algunos países, y no quiero dar nombres, deberían hacer más. Eliminar las restricciones es tan importante o más que enviar fuerzas.

P. España dice que in extremis levantará algunas restricciones con las que operan sus soldados, como la de no salir del Oeste.

R. España está de acuerdo con lo que digo sobre restricciones. Estoy seguro de que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero lo apoyará.

P. La Alianza se plantea Afganistán como un ejemplo de futuras intervenciones y dice que allí se juega su credibilidad. ¿No es un futuro negro en vista de la resistencia de los Estados a cooperar sin condiciones?

R. La OTAN será llamada por la ONU a hacer más cosas. No hay una organización internacional capaz de hacer lo que la OTAN hace en Afganistán en cumplimiento de un mandato de la ONU. La consecuencia de permitir que Afganistán caiga de nuevo en manos de los talibanes, que se convierta en un Estado fallido, sería la de volver a tener el terrorismo en la puerta casa. Eso es lo que está en juego.

P . ¿Tiene idea de cuánto tiempo va a estar la OTAN en Afganistán? Alguien ha hablado de 20 años.

R. No se puede saber. La respuesta militar no es la solución. El desarrollo lleva más de una generación, lo que no quiere decir que vayamos a estar una generación. Pero es un compromiso a largo plazo.

P. ¿Tienen razón quienes, en el centro y este de Europa, temen que la apertura de la OTAN a otros horizontes, en especial del Pacífico, diluya su carácter atlántico?

R. Los valores fundacionales se defienden ahora en Afganistán. La OTAN no cambia, pero sí las amenazas, que son globales: terrorismo, proliferación, Estados fallidos... El mundo ha cambiado y la OTAN tiene que adaptarse a ese cambio. No hablo de crear nuevas estructuras, sino de establecer un formato flexible para colaborar de un modo pragmático con Estados con los que ya estamos trabajando

[Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur tienen compromisos de distinto tipo en Afganistán]

P. Usted insiste en que la OTAN no quiere convertirse en gendarme del mundo. Otros analistas dicen que es la salida natural para un organismo que ha perdido su razón de ser original, la de contener la amenaza soviética en suelo europeo.

R. La OTAN no tiene ni el dinero ni las fuerzas para convertirse en gendarme mundial. Y tampoco tiene esa ambición. Ni debe tenerla. Hay muchos frentes que reclaman los recursos limitados de que disponen los ministros: Líbano, Congo, las muchas misiones de la ONU... Vimos en un mundo muy peligroso, donde la amenaza terrorista es de dimensión global, porque puede hacerse realidad en cualquier lugar y en cualquier momento. Por eso yo hago esa distinción entre convertirse en un agente global o establecer relaciones con socios globales que comparten valores y que están interesados en lo que la OTAN busca. Sería un error que la OTAN se convirtiera en un gendarme global.

P. ¿Deberían la OTAN y la UE repartirse misiones en el mundo, con la Unión más inclinada hacia el componente civil, el llamado soft-power, y la Alianza volcada en lo militar?

R. Como europeísta, sigo el desarrollo de la identidad europea de defensa, incluidos sus Grupos de Combate, que no son soft-power. Lo que hace falta es complementariedad, con C mayúscula. Apoyamos a una UE que asuma más responsabilidades. La OTAN no lo puede hacer todo. Con 50.000 soldados en tres continentes ya hace mucho.

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