_
_
_
_
_
Reportaje:Fórmula 1 La era Alonso

Quemarse al lado del bicampeón

El piloto asturiano ha superado siempre a sus compañeros de equipo y ha terminado desquiciando al último, Giancarlo Fisichella

En la fórmula 1 existe la leyenda de que el peor rival es siempre el compañero de equipo. Y es cierto. Lo primero que se le exige a un piloto puntero es que sea capaz de ganar al hombre que tiene al lado y que conduce el mismo coche que él. Pero... ¿cómo conseguirlo cuando tu compañero es el campeón del mundo y no comete ni el más mínimo error? Este dilema es el que no ha sido capaz de resolver Giancarlo Fisichella, quien, tras una temporada en la que Fernando Alonso le eclipsó por completo hasta convertirse en el campeón más joven de la historia de la F-1, no logró levantar cabeza tampoco en la última y presentó un balance de resultados muy inferior al que todos esperaban de él.

"Cuando estás con alguien así, es imprescindible olvidarse de él", aconseja De la Rosa
El italiano, que nunca aceptó la superioridad del español, confiesa que se sentirá aliviado sin él
Más información
En el trampolín de los grandes desafíos
El DTM alemán tienta a Schumi

"Sí, él es muy constante y veloz. Es el campeón del mundo y se lo merece", reconoce el propio Fisichella, que se niega a aceptar que la superioridad de Alonso sea tan atroz que haya acabado por desquiciarle: "¿Presión por correr con él? No, no la he sentido. Mi único problema es que he afrontado algunas dificultades mecánicas y de puesta a punto del coche. Eso me ha impedido rendir más. Sin embargo, en Indianápolis acabé mejor que él". En efecto. Mientras Alonso fue quinto, Fisichella subió en el gran premio estadounidense al tercer peldaño del podio. Y en la segunda carrera del año, en Malaisia, se superó a sí mismo: ganó, mientras que el español cuadraba un doblete histórico para Renault con su segunda posición.

Sin embargo, lo que no cuenta Fisichella es que en las dos campañas que llevan juntos, desde comienzos de 2005, el balance final es abrumador: Alonso le ha superado en 28 citas y el italiano sólo en seis. Y, si se atiende a las parrillas, el asturiano ha salido por delante en 27 ocasiones por sólo nueve su colega. "¿Cómo encaja las críticas de Alonso cuando dice que usted le ayuda muy poco?", se le ha preguntado a Fisico, sobrenombre con el que le gusta que le llamen. "Fernando no necesita mi ayuda para ser campeón. Puede ganar sin contar conmigo", ha respondido. "¿Va a sentirse liberado cuando el año que viene pueda correr sin tenerle como compañero?". "Sí", responde casi sin pensarlo. Y agrega: "Pero ya pensaré en eso a partir de entonces, cuando él ya no esté en Renault".

Cuando Fisichella, de 33 años, llegó a Renault en 2005, como compañero de Alonso, lo hizo con la vitola de gran piloto, con mucha experiencia acumulada y capaz de competir de tú a tú con el ovetense. De hecho, él llegó al equipo con un triunfo en su haber, el conseguido en 2003, en Brasil, a los mandos de un Jordan. Fisico nunca aceptó la superioridad de su nuevo compañero y, en consecuencia, nunca asumió la condición de segundo piloto, ni siquiera cuando Alonso luchaba por el título que ganó el año pasado ni cuando en éste llegó a superarle por más de 50 puntos, que al final fueron 61.

"Cuando tienes a un compañero como Fernando es imprescindible que te olvides de él. Si no lo haces, puedes hundirte psicológicamente, como le está ocurriendo ahora a Fisichella". La afirmación es de Pedro Martínez de la Rosa, piloto de McLaren Mercedes, que la próxima campaña podría ser compañero de equipo de Alonso o, al menos, su piloto de pruebas. "La única cuestión es intentar estar lo más cerca posible de él. Pero si piensas que debes ganarle en cada carrera, puedes acabar desquiciado. Y es fácil que eso te ocurra", explica.

De la Rosa vivió en Jaguar a la sombra de un Eddie Irvine que siempre aseguraba que era el segundo mejor piloto del mundo, sólo superado por Michael Schumacher. "Estuvo con él en Ferrari entre 1996 y 1999", recuerda el español; "pero salió de allí muy tocado, moral y psicológicamente, porque nunca logró ser mejor que Michael. En estas situaciones, la mentalización debe ser: 'él es el campeón del mundo y, por tanto, es quien debe ganar'. Y, si un día le superas, premio; eres un genio. Sabes que estás al lado de un monstruo, de un piloto que tiene más talento que tú, y que la única forma de salvar esta diferencia es a base de entrenarse más, de trabajar más con el equipo y de estar a tope físicamente".

A lo largo de la historia, Alonso ha tenido a varios compañeros de viaje a los que siempre ha superado. Le ocurrió en 1999 con Antonio García, que, al saber que Adrián Campos iba a ficharle para las World Series by Nissan, proclamó: "Es el único que puede ganarme".

"Nos conocíamos desde pequeños porque siempre fuimos rivales en karts. Y cuando compartimos equipo resultó una experiencia inolvidable. Convivíamos muchas horas porque en Valencia vivíamos en casa de Adrián y salíamos mucho juntos", cuenta García, que, con 26 años, compite ahora en pruebas de turismos.

"En las carreras, creo que tenerle al lado se convirtió en un reto, pero ambos fuimos muy nobles. Yo no puse impedimentos para que aprovechase mis conocimientos. Estuvimos luchando por el título hasta el final. Y creo que lo habría ganado de no ser por el accidente que sufrí en Barcelona. Allí, él se me escapó. Y ganó. Pero no me sentí frustrado. Al año siguiente, el campeón fui yo", prosigue García. Pero Alonso ya no estaba.

Cuando en 2001 llegó a la F-1, Alonso había mostrado ya sus capacidades en la F-3000 y especialmente en la carrera que ganó en Spa-Francorchamps (Bélgica). Entró por la puerta pequeña, en un equipo de la cola como Minardi, pero en él ya superó a su compañero, el brasileño Tarso Marques: 10 veces en la clasificación (contra dos) y seis veces (contra cuatro) en carreras. Y luego, cuando en 2003 entró en Renault junto al ya consagrado Jarno Trulli, concluyó nueve veces por delante del italiano -incluyendo su primera victoria, en Hungría-, que sólo le superó en seis ocasiones. Y en 2004 acabaron con un 9-8 favorable al español.

"Cuando corrí con él, estábamos a la par porque Fernando estaba empezando", confiesa Trulli, que mantiene una excelente relación con Alonso; "era muy rápido y seguro y me obligaba siempre a buscar mis límites. Pero no sentía más presión que ahora. Fernando lo miraba todo. Quería comprender la F-1. Su explosión fue rapidísima. Ganó su primera pole, su primera carrera y el primer título a toda velocidad. Para mí, aquellos dos años fueron los más bonitos que he pasado en la F-1".

Trulli lo comprendió. Fisichella, no. Y, aunque estén en equipos distintos el año próximo, siempre le perseguirá el fantasma de un Alonso que, con sólo 25 años, tiene ya dos títulos mundiales, ha ganado 15 carreras y ha logrado otras tantas poles positions.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_