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Cuba rebaja la presencia oficial en la Fiesta Nacional celebrada en la Embajada española

La celebración de la Fiesta Nacional en la Embajada de España en La Habana fue otra vez un termómetro para medir el estado real de las relaciones hispano-cubanas. Si el año pasado, después del acercamiento promovido por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, asistieron al ágape tres ministros y un comandante histórico de la revolución, el jueves la presencia de altos funcionarios se redujo notablemente, pese a que -como en 2005- no fue invitado ningún miembro de la disidencia. La ministra española de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, que realizó una breve escala técnica en la capital cubana de camino a Jamaica, estuvo una hora en la fiesta de la residencia del embajador español, Carlos Alonso Zaldívar.

En un país como Cuba, en el que hasta los actos políticos más sencillos están codificados y son símbolos, lo sucedido el jueves en la residencia de Zaldivar es reflejo de las tensiones diplomáticas que agitan las relaciones bilaterales desde el encuentro del secretario de Estado, Bernardino León, con un grupo de representantes de la disidencia durante la pasada cumbre del Movimiento de Países No Alineados, celebrada en La Habana entre el 11 y el 16 de septiembre.

El Gobierno cubano recibió como una ofensa dicha reunión y canceló dos entrevistas de alto nivel con los máximos representantes de la diplomacia española, entre ellas una entre los ministros de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos y Felipe Pérez Roque, en el marco de la inauguración del 61º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU. Dos días después de la cancelación, Roque y Moratinos se reunieron durante media hora en Nueva York, por lo que algunos pensaron que los desencuentros diplomáticos iban cediendo.

El día de la Hispanidad puso en evidencia el actual estado de las cosas. El 12 de octubre de 2005 acudieron a la recepción en la residencia de Zaldívar el ministro de Comercio Exterior, Raúl de la Nuez; la de Inversión Extranjera, Marta Lomas, y el ministro interino de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez (el canciller Felipe Pérez Roque se encontraba participando en la XV Cumbre Iberoamericana de Salamanca). También asistió entonces el comandante de la revolución Guillermo García Frías y varios funcionarios con rango de viceministros.

El jueves pasado, la presencia oficial cubana se redujo drásticamente. Estuvieron sólo el viceministro de Relaciones Exteriores encargado de los asuntos de Europa, Eumelio Caballero, y el viceministro de Comercio Exterior, Pedro Luís Padrón, además del presidente de Casa de las Américas, Roberto Fernández Retamar, miembro del Consejo de Estado, que también estuvo en la recepción de 2005. El vicepresidente cubano, José Ramón Fernández, que lleva el peso de las relaciones con las comunidades autónomas españolas y es una de las autoridades que suele representar a Cuba en este tipo de actividades, tampoco asistió.

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