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Los problemas de la inmigración irregular

España necesitará al menos cuatro millones de inmigrantes hasta 2020

Las demandas de trabajo no se podrán cubrir sin extranjeros

El mercado laboral español necesitará incorporar alrededor de cuatro millones de inmigrantes hasta 2020 para cubrir la demanda de trabajo, especialmente en Cataluña, Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana. La causa es, según un estudio del Instituto de Estudios Autonómicos catalán, la reducción de la población potencialmente activa que hoy reside en España por la baja natalidad y el envejecimiento.

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El debate sobre la conveniencia o no de que España acoja a más inmigrantes en el futuro está mal planteado. Los necesita. De lo que se trata ahora es de tomar las medidas necesarias para que se integren, puesto que la sociedad española "no es menos xenófoba que otras sociedades europeas", advirtió ayer el catedrático de economía aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Josep Oliver, autor del estudio y responsable de las publicaciones de Caixa Catalunya, entre ellas el reciente informe según el cual la renta per cápita española (el PIB dividido entre la población) hubiera retrocedido un 0,64% anual en la última década sin la aportación de la mano de obra extranjera.

El título del estudio presentado ayer es toda una declaración de intenciones: España 2020: un mestizaje ineludible. Como la población potencialmente activa (entre 16 y 64 años) residente hoy en España, de 20,5 millones de personas, será insuficiente para cubrir la demanda de trabajo dentro de 15 años, habrá que echar mano de la inmigración.

Aprovechar la capacidad

El mercado de trabajo español necesitará alrededor de cuatro millones de inmigrantes hasta 2020 para cubrir las demandas de trabajo de todas las comunidades autónomas. Pero eso en el mejor de los casos, siempre que se aplican medidas orientadas a aprovechar al máximo la capacidad de la fuerza de trabajo actual: retrasar la edad de jubilación, penalizar las prejubilaciones, apoyar la política familiar o aumentar las tasas de actividad, especialmente la femenina. De lo contrario, las necesidades de mano de obra de fuera de España será de alrededor de siete millones de personas.

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En el peor de los casos, si se produjera un escenario de crisis económica, la necesidad de inmigrantes para la economía española podría descender hasta 2,3 millones de personas. Eso sí, con una perfecta movilidad entre niveles educativos

Las conclusiones del informe cuestionan las voces de las últimas fechas alertando sobre el signo de los efectos de la inmigración en la economía española. Hace una semana, el presidente de La Caixa, Ricard Fornesa, expresó sus dudas sobre el impacto positivo de los extranjeros en el mercado laboral. El PSOE asegura estar convencido de que el mercado de trabajo ya no puede absorber más inmigrantes y el Gobierno de Zapatero, alarmado por la oleada de cayucos que día tras día llega a Canarias e incluso a la costa peninsular, ha cambiado el rumbo de su política de inmigración al rechazar nuevas regularizaciones.

El estudio demuestra exactamente lo contrario. ¿Por qué retrocede la población activa? Por la baja natalidad -"en los 70 decidimos no tener hijos", señala Oliver en alusión a la nula política de apoyo a la familia- y el envejecimiento de la población. En ausencia de trabajadores procedentes del extranjero, en 2020 habrá casi cinco millones de personas menos de entre 16 y 39 años y 3,6 millones de personas más que ahora entre 40 y 64 años. Un aumento insuficiente que sumado al incremento de la demanda derivada del crecimiento económico arroja un saldo negativo.

Un tercio de los activos

La hipótesis base del estudio -se combinan varios escenarios de tasas de actividad, avance de productividad y movilidad- tiene en cuenta un crecimiento anual del producto interior bruto bruto (PIB) del 3% y una tasa de crecimiento del empleo de entre el 2% y el 3%; esto es, entre 424.000 y 684.000 puestos de trabajo cada año. La horquilla oscila en función de si el crecimiento de la productividad del trabajo sea elevado o moderado.

El análisis por comunidades autónomas cobra, si cabe, mayor importancia en determinados casos. Las regiones que más impacto migratorio recibirán en los próximos años son Madrid y Cataluña, que necesitarán cada una más de un millón de extranjeros, Andalucía (entre 600.000 y un millón) y la Comunidad Valenciana (entre 500.000 y 800.000 personas). En las cuatro autonomías, el peso de la inmigración representará en 2020 un tercio de la población activa, en función de la movilidad y del crecimiento de la productividad.

Oliver instó a aceptar el "segundo choque migratorio" que se avecina al recordar que los inmigrantes que vienen a trabajar no llegan solos. La relación entre población total inmigrante y activos es de 1,7; esto es, de cada 17 extranjeros, trabajan 10. "El gran efecto llamada lo produce el trabajo", resume el catedrático.

Por su parte, el consejero de Relaciones Institucionales de la Generalitat catalana, Joan Saura (ICV), de quien depende el Instituto, instó al Gobierno a "adecuar los permisos a la oferta real" y a "mejorar el Estado de bienestar".

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