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Las obras de cobertura de la Gran Via afectan a tres bloques de pisos

Los edificios sufrían vibraciones que ayer empezaron a ser corregidas

Tres bloques de viviendas de la Gran Via de Barcelona situados en la zona de obras de cobertura del tramo norte de la citada calle han experimentado temblores desde que los laterales de la nueva avenida se abrieron al tráfico. Los vecinos, inquietos por esta situación, presentaron medio centenar de firmas en el distrito de Sant Martí para reclamar una inspección de los edificios y la detección de la procedencia de las vibraciones, así como si éstas podían afectar a la estructura de los edificios. Tras semanas de desasosiego, finalmente responsables de las obras buscan estos días el origen de las vibraciones.

Los temblores se percibían en los bloques de los números 956, 958 y 960 durante todo el día y la noche, sucediéndose sin un intervalo fijo de tiempo y con distintos niveles de intensidad. "A veces se presentan al cabo de un minuto, mientras que en otras ocasiones se perciben en intervalos de 10, 20 minutos o más", explicaba la carta que enviaron los afectados al Ayuntamiento. En los pisos superiores su efecto era peor. "Un día estábamos cenando y las copas de la vitrina se movieron. Nos asustamos mucho", explicó Dolores Ferrero, que vive en el 5º 4ª del número 958. Josep Maria Gras, vecino del 960, comentó: "Las primeras veces que noté el movimiento me sorprendió mucho. Aquí no se construye el metro, no sé de dónde puede venir".

Los coches que circulan por la zona cubierta de la Gran Via lo hacen por dos alerones que se despliegan desde las aceras y cubren parcialmente la vía rápida. Justo debajo, se ha aprovechado el espacio vacío para construir un aparcamiento en el lado montaña, mientras que por el cajón del lado mar pasará el Trambesòs. Los vecinos sospechan que la circulación de vehículos pesados sobre los alerones provoca los temblores en los edificios. Más aún cuando hay un pequeño desnivel en el asfalto que hace que autobuses y camiones tengan que realizar un salto sobre la calzada. Así lo explicaron hace dos meses al distrito de Sant Martí. A partir de entonces se realizaron mediciones en las viviendas para calcular la intensidad de los movimientos. Sin embargo, no fue hasta ayer cuando los obreros alinearon el asfaltado, momento a partir del cual los temblores dejaron de percibirse.

El origen del problema es el gran retraso en las obras de urbanización de Gran Via que realiza la empresa pública Barcelona Infraestructuras Municipales SA (Bimsa). Técnicos de GISA, empresa de la Generalitat que se ha encargado del cubrimiento de la Gran Via, recordaron un caso similar ocurrido años atrás, cuando la calzada de la Ronda de Dalt, que también es voladiza, originaba vibraciones sobre los bloques contiguos.

Las obras de cubrimiento de la Gran Via finalizarán en diciembre. En aquella fecha quedarán por colocar pantallas acústicas, que se unirán a la acción del asfalto sonorreductor para reducir la contaminación acústica sobre los vecinos.

La primera de las casi 1.400 pantallas acústicas previstas se instaló a la altura de la calle de Selva de Mar a finales del mes de marzo. Desde entonces, la vistosa estructura vertical de 4,4 metros de altura y 2,5 de ancho con transparencias, obra del estudio de arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliablue, se mantuvo en su lugar, solitaria y sobresaliendo del resto de la obra, durante seis meses. "El proceso de fabricación es lento y complicado", explicó un portavoz de Bimsa. La cuestión es que las pantallas se han empezado a colocar estre mes en una operación que se prolongará hasta el mes de febrero.

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