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Entrevista:JUAN MANUEL CABASÉS

"Euskadi y Navarra han dejado de ser referencia en sanidad"

Maribel Marín Yarza

Juan Manuel Cabasés (Pamplona, 1950), doctor en Ciencias Económicas, ex director general de Salud de Navarra y ex asesor de la viceconsejería vasca de Sanidad, conoce desde dentro los entresijos de la gestión sanitaria. Ayer pronunció la conferencia La evaluación económica de la sanidad en el marco de los Cursos de Verano de la UPV.

Pregunta. Sostiene que este es un sistema en el que el pobre sano financia al rico enfermo.

Respuesta. Quizá suena rimbombante. Existe un elemento de igualación por el sistema impositivo general, pero surgen diferencias al llegar a los servicios sanitarios. Se observa, por ejemplo, que la atención primaria es más utilizada por las clases más bajas, mientras que en la especializada hay más presencia de las altas, que tienen más cultura y conocimientos y más fácil acceso a los facultativos

"Falta dinero para hacer cambios de verdad en materia de sanidad"
"La atención técnica está razonablemente conseguida, no así la hostelera para la gente"

P. ¿Lo considera una falla?

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R. Probablemente, sí. Cada vez tiene menos sentido este sistema tan rígido que obliga a pasar por atención primaria. Si el especialista te conoce, lo más práctico es que te trate él directamente. El problema es que en los ochenta se pensó en hacer todo por el paciente, pero sin él.

P. ¿Existen también desigualdades territoriales?

R. El modelo de financiación territorial no da una igualdad de gasto per cápita. Hace años la diferencia era enorme, de un 50% por ejemplo entre Navarra y Galicia. La distancia, aunque sigue existiendo, se ha reducido mucho. El sistema como tal es bueno. El problema es que, si el año base se hace una estimación de fondos por debajo de las necesidades reales, ya todo va mal. Creo que deberíamos abrir un debate para ver si estaramos dispuestos a pagar más impuestos por recibir una asistencia sanitaria mejor. Falta dinero para hacer cambios de verdad, para plantear por ejemplo una dedicación distinta de los profesionales, que incluya la investigación como parte de la actividad diaria. Una gestión sanitaria sin los médicos está llamada al fracaso.

P. ¿Las listas de espera son la pesadilla de los gestores?

R. Hay que matizarlas, porque pueden existir por ineficiencia del sistema o porque se decide que es mejor que determinada gente espere. La famosa cirugía electiva -varices, hernias...- no es prioridad de los médicos, que tienen que hacer cirugía cardiaca, resolver mortalidad por infartos o atender ictus en las tres primeras horas.

P. ¿Pero las que existen hoy son razonables o disparatadas?

R. A mí no me parecen dramáticas, pero nunca son razonables para quien espera. Y los gestores y médicos deben tener en cuenta a los ciudadanos al tomar sus decisiones.

P. ¿Se les escucha?

R. Cada vez más. Pero no tenemos canales claros. Los ensayos de consejos de salud de zona no han funcionado. Lo que daría probablemente buenos resultados es meter a un Pepito Grillo en el hospital para detectar sus preocupaciones.

P. ¿Cuáles se perciben?

R. La atención técnica está razonablemente conseguida en España, pero el ciudadano no tiene esa sensación en lo personal, en lo hostelero. Cree importante, por ejemplo, tener habitación individual. Y, no tanto la tecnología, pero sí los edificios han sido paganos de la contención del gasto.

P. Hoy se cuestiona el sistema de la Seguridad Social ¿Habrá que replantear el sistema?

R. No coincido con esa visión catastrofista. En España la población ha crecido un 7,8% en poco tiempo y tenemos un 9% de personas inmigrantes, con una pirámide de edad distinta a la nuestra.

P. ¿Los sistemas de salud vasco y navarro se están quedando atrás?

R. Me tocó trabajar la época gloriosa de las transferencias del Insalud. Éramos jóvenes, teníamos energía y el Parlamento nunca nos negó dinero. Ahora se restringen las dotaciones presupuestarias y la gestión de la sanidad, antes más profesional, es hoy más política. Navarra y el País Vasco han dejado de ser las pioneras. Hemos dejado de ser la referencia que éramos para otros. Parece como si hubiéramos agotado la capacidad de innovación.

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