Un moderno de la vieja guardia
La historia de Roberto Madrazo es la de un priísta de pura cepa, que nació en la cuna del poder y ha trabajado toda su vida política al estilo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del cual es el primer candidato presidencial en la oposición. Hace décadas comenzó a cimentar lo que era su sueño: llegar a ser presidente de México. Sus detractores lo califican como un dinosaurio del viejo sistema político, y sus seguidores como un moderno transformador.
Roberto Madrazo nació en la ciudad de México en 1952, y desde pequeño comenzó a ser educado como uno de los herederos de la revolución mexicana por su padre, Carlos Madrazo. Ambos fueron diputados, gobernadores del Estado de Tabasco y presidieron el PRI. Su carrera política ha tenido momentos difíciles, al igual que la de su padre, un político radical del movimiento de Los camisas rojas (ultraizquierdista y anticlerical) que trató de democratizar al partido en el poder y fracasó. Murió en un extraño accidente aéreo en 1969.
El candidato mueve su discurso entre las viejas promesas priístas de justicia social y las modernas ofertas de más trabajo y salarios, sobre la base de una economía fuerte y abierta, pero que mantenga el control de áreas estratégicas, como el petróleo y la electricidad.
En lo político, se ofrece como un conciliador, un aperturista; pero su historia no lo muestran como se propone en ninguno de los dos planos.
Los estrategas de la campaña de Madrazo trataron de darle una imagen de hombre de centro, ajeno a la confrontación que no sea la de las ideas. Con sus críticas a la guerra que desarrollaron sus contrincantes de la derecha, Felipe Calderón, y de la izquierda Andrés Manuel López Obrador, pretendieron posicionarlo como un político de propuestas y no de confrontación.
Al principio de la campaña, para mostrar su otro lado, apareció en anuncios al lado de su esposa, Isabel de la Parra, con la que tiene cinco hijos: Gerardo, María Fernanda, Ximena, Federico y Daniela. Afirma que su pasión son sus herederos y que le obsesionan su familia, el deporte, la lectura y la música.
Es un amante del ejercicio, corredor de maratones y como tal sabe trabajar para alcanzar metas lejanas. Hace seis años luchó contra Francisco Labastida Ochoa -que finalmente perdió las elecciones ante el derechista Vicente Fox- por la candidatura priísta. No contó con el voto del presidente Ernesto Zedillo. Fiel a la disciplina priísta, siguió en la ruta, se convirtió en presidente del PRI y comenzó a construir su anhelada candidatura.
Hizo pactos con Elba Esther Gordillo, la poderosa líder del sindicato de la Enseñanza, a la que colocó en la secretaría general del PRI. Pero las ambiciones de ambos chocaron y la dirigente sindical rompió con el presidente priísta, al que acusó de mentir y burlar todo pacto. Lo mismo hicieron otros priístas que fueron alejándose de la candidatura, mientras que otros que fueron adversarios de Madrazo -como Beatriz Paredes, candidata al gobierno de la ciudad de México- se acercaron a él.
Sin duda, la maestra Gordillo es la más dura y directa enemiga de Madrazo, del que dijo al diario La Jornada cosas como "Roberto Madrazo me tiene amenazada de muerte". Tanto Madrazo como Elba Esther Gordillo eran gente fiel al ex presidente Carlos Salinas, que protegió e impulsó al político y quien dio a la profesora el mando del sindicato de la educación, lo que la convirtió en una dirigente temida y poderosa, por el caudal de votos que representaba. Fuera del poder, la alianza entre ellos se rompió y al final Roberto Madrazo ha tomado distancia del neoliberalismo y de los tecnócratas de la corriente del salinismo, a la que perteneció.
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