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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Profundísima

Nathalie Stutzmann (Suresnes, 1965) es una contralto de verdad, de las poquísimas que pueden oírse hoy día. Y escucharle cantar, como sucedió el sábado por la noche en Granada, dos ciclos schumannianos tan fundamentales como Liederkreis y Amor de poeta -éste generalmente asimilado a una voz masculina-, más las Cinco canciones, opus 40, es una experiencia que sorprende doblemente, por la solvencia técnica de su artífice y por la hondura de su concepto. Casi haciendo un juego de palabras habría que decir que Stutzmann es una suerte de contralto profunda por las cualidades de su registro más grave y profundísima por cómo llega a alcanzar la expresión más adecuada a lo que Schumann propone en semejante acumulación de belleza. Tanta que al final de su recital -con una Die alten, bösen Lieder sobrecogedora- uno tenía la sensación de una suerte de ebriedad seria y feliz.

Festival de Granada

Nathalie Stutzmann, contralto. Inger Södergren, piano. Obras de Schumann. Crucero del Hospital Real. Granada, 24 de junio.

Son los rasgos diferenciadores de la contralto francesa su color y su calor, aquél sorprendiendo desde el principio y éste llegando sin exceso alguno, desde una sobriedad que empieza en la presencia física. La acompañó con solvencia su pianista desde hace 12 años, la sueca Inge Södergren.

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