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Reportaje:

7.000 coches entre jeringuillas

Los empleados del depósito de la grúa trabajan a pocos metros del poblado de Las Barranquillas, 'hipermercado' de la droga

Jesús Sérvulo González

Miles de coches permanecen dormidos en el depósito municipal Mediodía 2. Son vehículos retirados por las grúas por haber sido mal aparcados, porque sus conductores han dado positivo en controles de alcoholemia, carecen de la documentación necesaria o proceden de alguna investigación judicial. Mediodía 2, el mayor depósito de vehículos de Madrid, es un gran cementerio de coches. Y está junto al mayor poblado de la droga de España: Las Barranquillas.

A pesar de estar habilitado para albergar unos 4.000 vehículos, en el depósito hay más de 7.000, según su responsable, José Carlos de las Heras. Se agolpan unos encima de otros. Algunos llevan más de dos décadas allí. En el interior de un coche ha crecido un árbol.

Los trabajadores de la grúa municipal tienen miedo cuando trasladan un vehículo sancionado al depósito por su cercanía con el mayor mercado de droga de Europa: Las Barranquillas. "Por la noche es peor", asegura un empleado. "De madrugada los toxicómanos se ponen a los dos lados del camino y a veces no se puede pasar", cuenta. "A un compañero le asaltaron unos yonquis y le pusieron una pistola en la cabeza", recuerda Juan José Gómez, otro trabajador.

"A otro conductor le pararon y le dijeron que no le iban a hacer nada, pero le robaron toda la gasolina de la grúa", señala Gómez. Por eso, explican los trabajadores, antes de abordar la estrecha carretera que les separa de Las Barranquillas, esperan a otros compañeros. "Así estamos más protegidos". Todos se quejan de la falta de seguridad y de la falta de capacidad del centro. "Hay casi el doble de coches de los que caben", afirma De las Heras.

Según Miguel Ángel García, presidente del comité de empresa, han reclamado al Ayuntamiento que hable con la gerencia de Mercamadrid para poder pasar por el interior de las instalaciones. "Así sería mucho más seguro", dice.

La portavoz municipal del PSOE, Trinidad Jiménez, ha criticado las deficiencias del depósito. "Además de amontonarse los vehículos, se une el problema del acceso, pues no existe transporte público para llegar allí", subraya. Y agrega: "Tanto los trabajadores como los propietarios de los coches llegan con muchas dificultades por la inseguridad de la zona". El Ayuntamiento ha anunciado una inversión de 600.000 euros para mejorar la seguridad.

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El depósito, que lleva en funcionamiento más de 12 años, alberga todo tipo de vehículos, algunos de gama alta, como un olvidado Ferrari rojo. Su dueño nunca lo ha reclamado. También hay motos recién matriculadas. Entre ellas, una Harley-Davidson. Los trabajadores del depósito recuerdan orgullosos que tuvieron durante unos días un todoterreno de David Beckham. También se recogen vehículos retirados por la policía por ser usados en la comisión de delitos, que allí mismo son analizados en busca de huellas. Por eso, hay coches donde se puede ver los orificios de las balas. Un grupo de la Policía Nacional empolva un utilitario para encontrar las huellas. Según explicó el responsable de Mediodía 2, José Carlos de las Heras, "casi todos" los propietarios de vehículos almacenados que acuden a reclamarlos "se quejan" de las condiciones y situación del recinto. Al día llegan unos 60 y recogen 40 vehículos. De las Heras asegura que sólo un policía y dos agentes de seguridad se encargan de la vigilancia por la noche y que hace apenas dos años que se han instalado cámaras y alambradas de pinchos en los muros del recinto. La saturación del depósito se debe, sobre todo, a que el achatarramiento de los coches que llevan más tiempo, más de 1.300, "no es suficientemente rápido", afirma Jiménez, quien exigió al alcalde "que se tome en serio el servicio y busque la calidad, no el afán recaudatorio".

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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